Los valores muertos de Occidente

Los valores muertos de Occidente

Por Samuel Schkolnik. Agudas observaciones que se sustentan en una tesis que resulta más bien roma.

27 Julio 2008
Según Castoriadis, la existencia humana se sostiene sobre el Abismo, o contra el Caos, mediante la generación de una Forma. La capacidad creadora que obra tal cosa es la imaginación, por lo cual la identidad de las personas, así como la institución de la sociedad, son de naturaleza imaginaria. Eso no significa, para Castoriadis, que las personas y las sociedades se asienten en bases irreales, sino que las unas y las otras son entidades históricas, que nacen, se desarrollan y mueren, que no pueden ser deducidas de leyes deterministas, y que son únicas e irrepetibles.
Lo que instituye una sociedad es experimentado por sus miembros como unos valores compartidos que no necesariamente advienen a la conciencia, pero que se expresan en todos los aspectos de la vida en común. De esos valores se nutre en particular la actividad cultural, incluida -por cierto- la producción artística. Ahora bien, según Castoriadis, en Occidente esos valores están muertos. Después de siglos de buena salud, concomitantes del surgimiento y del auge del capitalismo, que alumbró el gran arte de la modernidad como una floración orgánica de la sociedad, la potencia genésica de Occidente se habría agotado.
El volumen que comentamos recoge media docena de textos de Castoriadis poco divulgados, cuyo asunto común -no obstante su heterogeneidad- es lo que se llama "crítica de la cultura".
Las observaciones en que esos textos abundan suelen ser agudas, pero la tesis que las sustenta resulta más bien roma: propone instituir una sociedad que por primera vez en la historia fuera autónoma, esto es, construida por personas emancipadas de toda referencia a una autoridad supramundana, conscientes de que la suya es una libre determinación humana, sin duda perfectible, levantada contra el telón de fondo del Abismo.
Castoriadis suena a veces como un Spengler de izquierdas, a veces como un socialista metafísico.© LA GACETA

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