Las caravanas de colegiales y los disturbios

La realidad está mostrando con insistencia que los que se consideraba “cosas de chicos”, han dejado de serlo hace ya tiempo. La violencia se ha enmascarado en estas “travesuras juveniles” y sus consecuencias vienen siendo cada vez más preocupantes. El episodio más grave que conmocionó a la comunidad ocurrió el 19 de mayo pasado, cuando dos alumnos del Gymnasium Universitario fueron apuñalados a metros de la esquina de 25 de Mayo y Santiago en medio de una pelea con adolescentes de otros colegios. Uno de ellos recibió un puntazo en el corazón y falleció. Los tres adolescentes acusados del ataque fueron dejados en libertad porque ser menores de edad.

El viernes pasado, alrededor de las 14.30, durante la marcha una caravana estudiantil, un departamento de la esquina Santiago del Estero y 25 de Mayo comenzó a quemarse. Al parecer, un cohete ingresó a la vivienda y encendió libros, revistas, un sillón, según dijo el subdirector provincial de Defensa Civil. Dos jóvenes mayores de edad quedaron detenidos en la comisaría 1° por agredir a tres mujeres policías y a un agente. “Esos chicos se pusieron a tirar pirotecnia, un cohete voló hasta la casa y vimos que una mujer abría la ventana a los gritos”, dijo empleado de comercio.

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El secretario provincial de Seguridad dijo que en esa marcha había autoridades, docentes y padres. “A ninguno se le ocurrió decirles a los menores el peligro que significa arrojar elementos de pirotecnia sin ningún tipo de control. Y no sólo estamos hablando del daño a terceros, sino a ellos mismos. Nuestro personal acompañó esa marcha y advirtió de esa situación, pero no le hicieron caso”, afirmó y pidió que no hubiera más caravanas.

Las peleas entre estudiantes vienen de tiempo atrás, pero nadie las tomó en serio. Cuando se produjo el desgraciado asesinato de un alumno, una buena parte de la sociedad se consternó, sin embargo, los hechos violentos se repitieron las semanas subsiguientes, pero sin muertos.

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En 2008, preocupada por los episodios de violencia en los establecimientos educativos, LA GACETA organizó un debate con alumnos, padres, docentes, abogados, psicólogos y funcionarios del área Educación. En la ocasión, se analizaron las causas de esta problemática y surgieron ideas orientadas hacia una solución posible. Cada uno de los sectores hizo una autocrítica y, entre las propuestas, se dijo que era necesario un trabajo interdisciplinario; desarrollar los sistemas de tutorías, autodisciplina, convivencias y talleres culturales, impulsar la mediación escolar como una herramienta eficaz para promover el diálogo entre los alumnos. Se habló de desterrar el trinomio violencia-pobreza-exclusión, de revisar las prácticas docentes, de que los padres se comprometan verdaderamente con la educación de sus hijos, de propiciar con más intensidad las prácticas deportivas.

Nadie nace violento. Los chicos son el reflejo de lo que reciben en sus hogares y en los ámbitos que frecuentan. Son las pautas culturales, educativas y sociales las que van construyendo la personalidad de un individuo. Vivimos en una sociedad donde la comunicación, el diálogo tienen cada vez menos espacio, y en la que se nos bombardea con violencia a través de los medios. Se debe abordar esta problemática desde varios frentes. Si no se enfrenta el problema ahora, posiblemente en un futuro no muy lejano, este se vuelva incontrolable.

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