Viví un día histórico en el Museo Sanmartiniano

Apenas se cruza la entrada, la brisa de verano ya comienza a susurrar la historia de lo que sucedió allí a principios del siglo XIX. Después de recorrer los primeros metros del camino de ingreso, el alivio de la sombra da una refrescante bienvenida. Detrás de los árboles, un busto de José de San Martín saluda a quienes se acercan a visitar el Museo Sanmartianiano de Tucumán. A la figura del general le sigue un aljibe, ubicado afuera de la galería que hace las veces de entrada a la casa de paredes rosadas. Una vez adentro, los pisos de ladrillo invitan a caminar la vida del libertador de Argentina, Chile y Perú.

El Lugar Histórico, que forma parte del Patrimonio Cultural de la Provincia, abrió sus puertas como museo el 16 de marzo de 2010, en el marco del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Para llegar desde la capital hay que tomar la ruta 304 (llamada, no por nada, General San Martín) y luego la 317. Menos de 40 minutos son necesarios para llegar a este solar de La Ramada de Abajo, una comuna del departamento de Burruyacu.

¿Qué pasó ahí?

En 1814, San Martín ya se encontraba en Tucumán a cargo del Ejército del Norte, pero no pudo quedarse mucho tiempo. En abril, una afección en el pecho lo obligó a buscar un clima menos húmedo. Mientras se tramitaba su traslado a Córdoba, el general se retiró a la estancia de Pedro Gramajo, en La Ramada de Abajo. Durante su estadía ahí, el libertador descansaba a los pies de un gran algarrobo que todavía hoy se conserva como testigo de los pasos del general.

El rumor traído por el viento hasta estos días cuenta que ese lugar fue aprovechado por San Martín para diseñar el llamado Plan Continental, que tenía el objetivo de llegar hasta el centro del poder español en Lima. Como su estado de salud le demandaba establecerse con urgencia en un lugar más seco, abandonó el campo tucumano a menos de un mes de haber llegado.

Nueve años después de la visita de San Martín, falleció don Gramajo y la finca quedó en manos de Rufino Cossio, su yerno. Fue él quien construyó la casona actual sobre los cimientos de la original.

El edificio que puede visitarse hoy está estructurado a partir de dos cuerpos unidos que conforman, exteriormente, un rectángulo con varias galerías. La nueva construcción heredó algunas puertas, ventanas y ladrillos del suelo de la anterior.

Un día histórico

Maximiliano Coria es uno de los tres guías del Museo Sanmartiniano. Él orienta el recorrido a través de las salas donde los visitantes se encuentran con material audiovisual e iconográfico en orden cronológico de la vida del general; monedas y billetes de la época; una colección de soldados miniatura con sus uniformes; mobiliario antiguo y una biblioteca.

Pero la visita no se limita al interior de la casona, sino que, además, el predio de cuatro hectáreas invita a pasar un buen rato al aire libre.

Coria comenta que es frecuente que muchas familias se acerquen con su canasta de picnic a pasar la mañana, la tarde o incluso el día completo. Los más chicos y los jóvenes suelen aprovechar las canchas de fútbol y de básquet para divertirse entre amigos. Según el guía, están acostumbrados a recibir la visita de los niños de la Escuela N° 313, ubicada al lado del museo.

En vacaciones hay mayor cantidad de visitas los fines de semana. Coria cuenta que durante el año invitan a delegaciones de escuelas y colegios y que les convidan un chocolate siempre que pueden. Con los turistas que hacen el recorrido llegaron a preparar desayunos y meriendas.

Como no se cobra entrada, los trabajadores del museo siempre están buscando cómo generar recursos para que la historia sanmartiniana no deje de contarse en la tierra por la que pasó el libertador.



Malezas altas

Respuesta al reclamo de la carta “la ramada de abajo” (22/01/17)

Alfredo Bursaque, encargado del Museo Sanmartiniano, aclaró que el pasto del predio está demasiado alto porque el delegado comunal es el responsable de cortarlo pero no atiende el teléfono. “Siempre tuvimos problemas con el mantenimiento”, contó Bursaque. El encargado ya inició la gestión para que el Ente de Cultura incluya en el presupuesto las máquinas para acondicionar el parque.

Historia en imágenes

La vida de san martín en láminas

Al ingresar a la casona, el primer banner que recibe a los visitantes conmemora el bicentenario de la visita que el general realizó entre abril y mayo de 1814 a la estancia de La Ramada de Abajo. Al realizar el recorrido por las salas, los visitantes se encuentran con una línea de tiempo que plasma gráficamente la vida de San Martín, desde su nacimiento el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú (actual Corrientes) hasta que muere el 17 de agosto de 1850 en Francia. Además, una de las láminas hace referencia a los tucumanos que acompañaron al libertador en el cruce de Los Andes: Bernardo de Monteagudo, José Antonio Álvarez Condarco y Juan Manuel Cabot. Las demás muestran a otros próceres de la época y a la familia San Martín.

Objetos históricos

Las vitrinas de las salas

Es posible viajar a comienzos del siglo XIX deteniéndose en los elementos de la época que se presentan tras los vidrios.

Los que llaman mucho la atención de los más pequeños son los soldados en miniatura ubicados en el centro de una de las salas. Estos muestran los uniformes de los diferentes ejércitos de ese período (el del Norte, el de Los Andes, el Realista, etcétera).
b La tierra del campamento de El Plumerillo, donde se entrenó el Ejército de los Andes en Mendoza, llegó al Museo Sanmartiniano en un cofre que también forma parte de la exhibición.

Además se pueden observar monedas y billetes de la época y mobiliario antiguo, como una tradicional silla de campaña.