Una reunión con planteo

Una reunión con planteo

La actitud del vecindario tucumano en 1812

RUDECINDO ALVARADO. Foto de la vejez del guerrero de la Independencia, que fue testigo de la entrevista de 1812. la gaceta / archivo RUDECINDO ALVARADO. Foto de la vejez del guerrero de la Independencia, que fue testigo de la entrevista de 1812. la gaceta / archivo
Se ha cumplido un nuevo aniversario de cierto suceso previo a la gloriosa batalla de Tucumán, que merece recordarse. La primera semana de septiembre de 1812, el general Manuel Belgrano, desde su campamento en La Encrucijada de Burruyacu, envió a Tucumán al comandante Juan Ramón Balcarce, para hablar con el vecindario.

El luego general Rudecindo Alvarado, estaba en nuestra ciudad entonces. Ya anciano, en 1869, narró como testigo, en carta a doña Teresa Aráoz, lo que ocurrió luego. Balcarce les ordenó que entregaran todas las armas que tuviesen. Así se verificó, cuenta, “con las escopetas, sables, pistolas y hasta espadines de los cabildantes”. A Alvarado, como militar, le devolvieron el sable y pistolas.

Esto causó gran inquietud, sobre todo en Bernabé Aráoz. Entonces, en su casa se congregaron los vecinos, y nombraron una comisión para entrevistar a Balcarce. La integraban don Bernabé, el doctor Pedro Miguel Aráoz y Alvarado. Plantearon que no podían quedar desarmados “e inutilizar así los esfuerzos generosos que ofrecían, si el Ejército se resolvía a ayudarlos en su defensa”.

Entonces, “pidió el señor Balcarce mil hombres montados y una suma de dinero y el señor don Bernabé le contestó que en lugar de mil hombres serían dos mil lo que le ofrecía, y en cuanto a la suma de dinero, sería llenada inmediatamente”. Otros historiadores agregan que el pedido se reforzó, además, enviando esa comisión a entrevistar al propio Belgrano en La Encrucijada. El hecho es que de todo esto salió una feliz decisión: el Ejército del Norte haría alto en Tucumán para enfrentar a los realistas.

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