Ricardo Montaner: "la gente necesita que se le inyecte optimismo"

Ricardo Montaner: "la gente necesita que se le inyecte optimismo"

El cantante, que se presentará mañana a las 21 en el club Central Córdoba (Alem 750), adelantó detalles del show "Viajero frecuente"

LA ALEGRÍA DE CANTAR. La imagen lo muestra sonriente en su último concierto en Buenos Aires; mis shows son un desahogo espectacular, dice. TELAM LA ALEGRÍA DE CANTAR. La imagen lo muestra sonriente en su último concierto en Buenos Aires; "mis shows son un desahogo espectacular", dice. TELAM
30 Septiembre 2013

Ricardo Montaner atiende el teléfono a miles de kilómetros de aquí. Está sentado en la terraza de su mansión en Miami, de frente al mar, y mientras habla, observa cómo la lluvia de esa tarde -la entrevista fue hecha a principios de septiembre- se va hundiendo en el océano, formando una sola masa de agua brava que le ruge en los oídos. Bajo esos estímulos y ante la formalidad de un cómo estás, parece natural que el cantante responda: "todo chévere".

Nacido en Argentina, criado y nacionalizado en Venezuela, y ciudadano del mundo, Montaner sintetiza todas esas rutas recorridas en el nombre de su último disco, "Viajero frecuente", título que también recibe el tour que ahora trae a Tucumán. Sin hacer referencia a su accidentado último paso por la provincia -hace cuatro años, cuando suspendió abruptamente su show y no lo reprogramó-, el artista charló con LA GACETA: - ¿Cómo será tu show en Tucumán? - El montaje de "Viajero frecuente" está dando vueltas por América Latina y EEUU, y es muy grande y bonito. Es la réplica del vestíbulo de un aeropuerto y tiene mucho movimiento. Dentro del show, le damos fuerza al repertorio del último CD, por supuesto, pero también habrá temas que todos conocen.

- ¿En dónde encontrás la inspiración para componer?

- No busco a las musas, ellas llegan. No es que tú vas y las buscas debajo de las piedras, sino que te sientas con ganas de escribir y eso viene. Lo importante es tener tiempo y ganas de sentarte. Cuando me pongo a escribir, encuentro la inspiración y no suelo dejar canciones a medias: las comienzo y termino. No soy de escribir de a cuotas, sino que lo hago de una vez, durante tres o cuatro horas seguidas.

- ¿Te interesa dejar un mensaje espiritual con tus canciones?

- Cuando me siento a escribir, empiezo por la primera frase que se me ocurre y ahí nace todo. No tengo pensado si voy a escribir sobre algo, sino que me va llevando la melodía, me van subiendo palabras hasta construir una historia. A veces tiene contenido espiritual, a veces es apasionada o es una canción de amor.

- Alguna vez dijiste que te hubiese gustado tener un talk show, ¿cómo te llevás con la TV? ¿Te divierte la faceta de actor/presentador?

- (ríe) No sé si dije talk show, quizás hablé como una posibilidad a futuro porque siempre he pensado tener un programa en algún país. ¡Pero lo he hecho! (N. de la R.: participó como entrenador de "La Voz Colombia" y fue jurado en "Idol Puerto Rico"). Me encantaría hacer televisión en Argentina porque tengo cosas para decir que le pueden servir a la gente cuando está desanimada, cuando no ha tenido un buen día o cuando no encuentra trabajo. A la gente le hace falta optimismo y que se le inyecte alegría. De hecho, mis shows son una especie de catarsis no sólo para el público sino también para mí. Es un desahogo espectacular.

- ¿Es verdad que cuando recién comenzabas a cantar tu mamá se subía a los escenarios para pedirte canciones?

- Sí, eso fue cuando era muy muchacho. Tenía 18 años y cantaba en bares o discos en Maracaibo, y ella se paraba de la silla y enfilaba hacia el escenario... ¡no había quien la frenara! Con toda la desfachatez del mundo, me plantaba un beso, se quedaba parada a mi lado y me decía "¿por qué no me cantas esta canción?". Y yo quedaba inmovilizado por el trauma, imagináte tú. Una vez se subió y me dijo "vine con una amiga, le dije que cantabas el tango 'Nostalgia', ¿cuándo lo vas a tocar?". Y yo: "pero mamá, ¡no lo tengo montado!" (risas). Recuerdo también que una de mis primeras experiencias en el teatro Ópera, en Argentina, fue un show en el que yo era invitado de Alejandro Lerner, en el que cantaba dos canciones. Ya había fans que me conocían y se agolpaban frente a mí. Estaba cantando "Tan enamorados" cuando veo a mi mamá que se levanta de la silla con una flor en la mano, la boca temblándole, mientras cantaba llorando, muy emocionada. Sorteó a las fans y, como no la dejaban pasar, empezó a darles codazos hasta que llegó a mí y me entregó la flor.

- Después de tantos años de carrera, ¿cómo te llevás con la fama? ¿Te gustaría tener más intimidad?

- Algunas veces sí, pero se me olvida rápido. A veces, por ejemplo, estoy comiendo en la intimidad de mi familia y en ese momento quisiera apagar ese switch y ser desconocido. Pero al mismo tiempo se me quita porque entiendo que es parte de todo esto: es un regalo que Dios te da, es consecuencia de haber aprovechado el regalo que es la música. La consecuencia es que te hace conocido y hay gente que te quiere saludar y no le importa si mientras tanto se te están escurriendo los ravioles. En los aviones también me toca pasar por eso, pero ya tengo una táctica para esos casos, que es ponerme los tapaojos y hacerme el dormido.

- ¿Estás conforme con el hecho de que tres de tus hijos también se dediquen a la música?

- No sólo conforme, estoy feliz. Aparte, son muy talentosos y me encanta que la gente ya los empiece a reconocer. Son geniales y Tucumán podrá disfrutar de ellos porque son los encargados de abrir el show. Ya en Argentina han sonado mucho con un par de temas, y ahora meterán uno nuevo.

- ¿Qué cosas de tu carrera no te gustaría que se repitieran en las de tus hijos?

- Me gustaría que las cosas le sucedieran más rápido. A mí me demoraron mucho, sobre todo las primeras instancias. Ellos ya han conseguido su primer contrato con una multinacional. Yo no lo conseguí sino hasta los 30 años. Ahora que miro para atrás digo "pude haber cortado camino de esta manera y no lo hice", así que les he advertido a ellos algunas rutas para acelerar los procesos.

- ¿Qué es para vos la felicidad?

- Mira, ahorita estoy hablando contigo sentado en una terraza. Está lloviendo a cántaros y veo cómo el agua cae arriba del mar, forma círculos en el agua y uno que otro pez salta... Bueno, eso es la felicidad: maravillarme con lo que Dios me pone frente a los ojos.

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