Un asesinato que pone en evidencia la atomización del poder en Libia

Todos se pregunta quién podrá controlar a los violentos. Se espera la reacción de Obama, en medio de la campaña electoral.

Fabio Ladetto
Por Fabio Ladetto 12 Septiembre 2012

El ataque al consulado estadounidense en Bengazi es una demostración evidente del poder diluido que existe en la Libia post Muammar Gaddafi, donde los sectores y las tribus que se aliaron para derrocar al dictador no construyeron un espacio común para conducir la transición hacia una sociedad democrática. Hoy, la pregunta es quién gobierna Libia, quién detenta el poder, quién podrá controlar a los violentos.

Las elecciones parlamentarias realizadas hace un mes arrojaron la victoria de una coalición de agrupaciones laicas (más de 100 sectores), la Alianza de Fuerzas Nacionales (AFN); pero su triunfo no le garantiza el control del Congreso, ya que sólo controlará el 30% del cuerpo. Segundo el Partido Justicia y Construcción, ala política de los Hermanos Musulmanes, grupo islamista que (ante el endurecimiento de otros sectores religiosos musulmanes) son hoy identificados como moderados.

Las miradas se posan ahora sobre los salafistas, ultrafanáticos islámicos, conservadores a ultranza, que no admiten ninguna discusión religiosa y para quienes cualquier mención que consideren que afecte a su línea de creencia merece la más dura respuesta. Este pensamiento radicalizado se ha asentado (con más o menos presencia) en todas las sociedades del mundo árabe que el año pasado buscaron sacarse de encima a los viejos regímenes, que se caracterizaban como no religiosos.

Durante todo este año, hubo reportes de pequeños y aislados incidentes armados en toda Libia, muchos de ellos centrados en la convulsionada Bengazi, el núcleo de la revuelta del año pasado. La imposibilidad o falta de decisión en neutralizar (y desarmar) a quienes los protagonizaron, derivó indirectamente en este atentado, perpetrado con disparos de lanzagranadas, morteros y otras armas de guerra, remanentes del levantamiento contra Gaddafi nunca sacados de circulación.

El asesinato del embajador de EEUU, Chris Stevens, no alterará la relación de ese país con Libia, según dijo Barack Obama. Pero la previsible respuesta norteamericana aún está por conocerse, en especial en medio de una campaña electoral donde la pasividad es vista (más que en otros momentos) como una debilidad que el Presidente que busca la reelección no puede permitirse. Y la reacción puede ser más allá de las fronteras libias.

Publicidad
Comentarios