Usá envases de vidrio, comprá juguetes de madera y despertá tu sensibilidad

Este es el año en el que más bosques ardieron. En lo que va del año se incendiaron tres veces más hectáreas que durante 2011. Se ha comprobado que el bisfenol A (presente en los envases de plástico) afecta el funcionamiento del intestino, intoxica el cuerpo y puede generar cáncer.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dijo que América latina es la región que más perderá con el calentamiento global. Calculan que para el 2050, la región registrará pérdidas agrícolas aproximadas entre $30.000 millones y $52.000 millones de dólares.

Estos son algunos datos que dan vueltas por los medios y que, a veces, ni los registrás. Quizás porque te parece que vos no podés hacer nada. Pero la conciencia verde tiene que ver con despertar la sensibilidad sobre lo que te rodea. Básicamente, condenar el despilfarro y ser más consciente al momento de consumir.

Pensado así no parece tan imposible implementar pequeños gestos que, a la larga, van a dar sus frutos: en tus hijos, entre tus amigos, en la escuela, en tu lugar de trabajo.

Por el momento, no es tan fácil encontrar personas que vivan de una manera ecológica y preocupada por el medio que los rodea. Carolina Gallo y su esposo, Liberal, tienen cuatro hijos y desde pequeños les han transmitido eso que ellos vivieron de niños: sensibilidad y conciencia. "Les fomentamos que valoren la naturaleza, que cuando coman una verdura antes la hayan respetado. Tenemos una huerta orgánica y procuramos comprar verduras y frutas que no hayan sido expuestas a los insecticidas", cuenta. Liberal es de Francia, allí su familia tiene cultivos biodinámicos (un escalón más de lo orgánico) y él aquí se dedica a las huertas orgánicas.

"En casa tenemos un televisor viejo y chiquito, donde los chicos ven una hora de televisión y no todos los días. En realidad, desde chicos los acostumbramos a jugar, le fomentamos la imaginación, nunca faltan los papeles, los lápices de colores. El cerebro se acostumbra a pensar de otra manera y no lo ven como algo raro", explica Carolina. También son muy cuidadosos con los juguetes: evitan los que tienen pilas y los de plástico. Prefieren los de maderas, hierros que además de no ser tóxicos les permiten crear juegos porque son más didácticos.

"Hoy la más grande elige con el papel que le sobra armar una libretita y regalársela a su hermana". Antes que las leches maternizadas, optan por la que viene en sachet que es menos nociva porque no tiene tantos aditivos. Cuando pueden hacen pedidos de harinas y productos orgánicos a Santa Fe, donde hay lugares que siguen un sistema de producción que no ha sido expuesto a químicos.

Es una manera de vivir y por eso no les cuesta, sintetiza Carolina. Eligieron transmitirles el valor de la materia prima, de que no hay que generar basura, de que no todo es descartable. Antes que ver una serie de dibujitos es preferible una película porque el cerebro entiende que tiene un fin y no quiere seguir enganchado con más programas de corta duración.

"Compramos yogur natural y lo edulzamos con azúcar orgánica, y si lo quieren de frutilla le agregamos mermelada. El pan de harina orgánica no se pone duro al otro día y es más sano". Pequeñas decisiones que pueden generar un gran cambio.

Ponete las pilas
Nunca las tires a la basura
Evitá los dispositivos que funcionen a pila. Si no es posible, tratá de utilizar pilas recargables que, de paso, ahorran plata. Si no tenés otra alternativa que usar pilas comunes, comprá las de primera calidad: duran más y, por ende, generan menos desperdicios. En Argentina aún no hay tecnología para recuperar los materiales de las pilas usadas (en otras partes del mundo se reutiliza hasta un 80% de esos componentes). Por lo pronto, no las tires a la basura; guardalas en una botella con tapa hasta que haya una mejor solución.

Cuidá el agua
Programate de una vez
La cantidad de agua que se usa en vano en una casa es incalculable. Es cuestión de programarte y de seguir algunas pautas mínimas para evitarlo; al poco tiempo se van a convertir en un hábito. No pongas en funcionamiento el lavarropas ni lavavajillas hasta que no logres juntar una buena cantidad de cosas; no uses jabón en exceso, porque vas a necesitar más agua en el enjuague. Elegí la ducha antes que el baño de inmersión, cerrá la canilla mientras te cepilles los dientes y, si podés, instalá canillas monocomando.

Ahorrá luz
Desde el principio
La mayoría de los electrodomésticos vienen con una etiqueta que clasifica su eficiencia energética: las de clase A son los más eficientes y, en sentido decreciente, las G, menos. Cuando vayas a comprar un artefacto, fijate en este detalle: puede haber una diferencia en dinero a la hora de la compra, pero lo vas a compensar con el uso. Después, lo de siempre: usá lámparas bajo consumo, no dejes luces encendidas si no las necesitás, conservá el calor natural dentro de tu casa y desenchufá los cargadores del celular cuando no los uses.

Subterráneas
No todo entra por los ojos
Sería muy complicado saber si las verduras y frutas que comprás estuvieron expuestas a insecticidas, pero lo que si podés hacer es optar por las que crecen debajo de la tierra o tener tu huerta orgánica. Están más alejadas de la acción directa de los químicos. Aunque tengan mejor aspecto, las frutas transgénicas están modificadas en su genética, por lo tanto ya estarías consumiendo algo extraño y no saludable. Las frutas que a la vista no están tan lindas en la verdulería son las más sanas.

Menos plásticos
Nunca al microondas
Lo que parece una solución práctica y barata es uno de los peores venenos para la salud y el medio ambiente. Son infinidad los productos y alimentos que vienen envasados en recipientes de plástico y deshacerse de ellos es bastante complicado. Vos podés ayudar, usando más envases de vidrio y llevando una taza al trabajo para no usar vasos plásticos. Por otro lado, evitá calentar comidas en el microondas en recipientes plásticos; por más que estén indicados para eso, siempre vas a estar consumiendo residuos tóxicos.

Los refinados
Tóxicos y sin nutrientes
Un producto refinado es el que fue sometido a procesos para su conservación. Lo más importante es que pierden los nutrientes y se transforman en una fuente de calorías que el cuerpo debe esforzarse en procesar. Pueden ser harinas, azúcares, pastas y derivados. El paladar se acostumbra a sus sabores intensos (el azúcar súperdulce) Lo mejor es optar por alimentos integrales, por azúcar moreno o miel para endulzar. Evitar la sal con yodo adicional, es mucho más sana la sal marina.

Reciclá todo
La mejor de las adicciones
Si te enganchás en el reciclado y en la reutilización de las cosas para evitar que lleguen a la basura, se puede transformar en la más positiva de las adicciones. Usá los dispositivos móviles antes de grabar un CD, acostumbrá a tus hijos a usar las hojas de los dos lados, animate a reciclar el papel que anda dando vueltas o reservalo para cuando hagas un asado. Usá los envases de vidrios para guardar cosas, aplicá la técnica de decoupage y decorá las latas de conservas o de leche en polvo.

Dejá el auto
Menos es más
Cuanto menos autos circulen en tu ciudad, más aire puro vas a respirar. Con pequeñas acciones podés conseguir que eso pase, por ejemplo, empezando a utilizar más la bici para ir a los lugares habituales o compartir el viaje en auto en taxi con los vecinos o miembros de la casa. De esta manera, ayudás a reducir las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera. Como casi todo, es una cuestión de costumbre: en otras partes del mundo, la bici es el principal medio de movilidad y, además, te mantiene en forma.