Pros y contras de la píldora que puede prevenir el VIH

"Será un hito en la lucha contra el VIH", declaró la Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos cuando aprobó por primera vez el uso de Truvada para prevenir el contagio de sida entre los grupos de riesgo. No obstante, hay mucha tela para cortar.

En declaraciones al diario La Capital, Sergio Lupo, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Sida, explicó que se trata de dos fármacos unidos en una sola pastilla. "Tenemos larga experiencia de esta droga porque forma parte de las combinaciones del tratamiento. Son dos partes de las tres que se usan en el inicio -detalló-. Lo que se descubrió el año pasado es que esta combinación puede usarse en personas sin VIH para prevenir el contragio. Lo que pasa es que EEUU recién ahora aprobó el uso para personas VIH negativo".

Forma de prevención

Lupo insistió en que no debe abandonarse el cuidado con preservativos. "Truvada es una forma más de prevención, fundamentalmente orientada hacia personas con dificultades para usar preservativos (que son superiores en efectividad al uso de esta píldora). Lo que disminuye Truvada es un porcentaje que llega al 70%, sobre todo para personas que tendrían un alto riesgo de contagiarse y no quieren o no pueden usar preservativos".

El especialista advierte que si el riesgo de contagio trabajando con VIH es muy bajo, sería mayor el posible perjuicio de tomar esta droga -que tiene efectos adversos- que el riesgo de adquirir así la enfermedad. Truvada no es para uso masivo, sino para uso muy restringido y con controles médicos. No es que uno toma la pastilla un día antes de la relación; se debe tomar todos los días y con controles de laboratorio. Actúa también sobre la hepatitis B y se tiene que estar seguro de que la persona no se contagió esa enfermedad. Lo bueno de esto es que encontramos una forma más de prevención pera usarse en casos puntuales", rescató Lupo. Aclaró que está disponible en Argentina y forma a parte de los tratamientos habituales.

Truvada contiene elementos activos como Tenofovir y Emtricitabin, que obstaculizan al virus a la hora de trasladar su sustancia genética de manera que esta pueda infectar a la persona.

Distintas posturas

Los críticos al fármaco apuntan a esas nuevas infecciones que no podrán prevenirse con la píldora. Ninguno de los que la tome sabrá si figurará entre los ganadores o perdedores de la ruleta que hará que se contagie o no. Los defensores recurren a las estadísticas y sostienen que podrán evitarse muchas nuevas infecciones y, en último término, también costos.

Toda infección que se evite cuenta, ya sea por mayor concienciación, abstinencia, uso de preservativos o por profilaxis preexposición. Sin embargo, los detractores de Truvada apuntan a la posible despreocupación que podría acarrear el medicamento. Por ejemplo, los homosexuales podrían tormarlo y después -supuestamente protegidos- mantener relaciones sexuales sin preservativo. Así, el riesgo de contagio del VIH es muy alto.

Además, Glenda Gray y Neil Martinson, del Departamento Prenatal de Investigación sobre el VIH de la Universidad Witwatersrand, en Sudáfrica, señalan que no puede garantizarse la distribución de medicamentos como ese en muchas zonas.

Los programas al respecto ya están saturados, advierten en The New England Journal of Medicine. Y en este sentido, consideran que es demasiado pronto para recomendar la profilaxis con esta píldora. Además, Truvada provoca también efectos secundarios sobre nervios y huesos.