Los estudiantes de una escuela de Macomitas son pequeños industriales

Los estudiantes de una escuela de Macomitas son pequeños industriales

En el establecimiento funciona una huerta y se elaboran dulces y conservas. Son 220 chicos de la localidad tucumana que trabajan junto a sus maestros.

UNA ESTRATEGIA CONTRA EL HAMBRE. La huerta escolar ya dio cosechas con más de 25 productos. UNA ESTRATEGIA CONTRA EL HAMBRE. La huerta escolar ya dio cosechas con más de 25 productos.
01 Agosto 2003
Las escuelas del ex Plan EMER luchan a brazo a partido para no perder su esencia, que no es otra que productividad y autogestión. La crisis económica las exigió doblemente, porque son establecimientos que se autosostienen por su actividad. Sin embargo, también hizo que volvieran a ocupar el centro de la escena comunitaria.
La escuela Nº 34 de Macomitas, Burruyacu, es un ejemplo. Allí asisten 220 alumnos -de jardín al 7º año de EGB- con jornada completa. El comedor permanece abierto, incluso en las vacaciones de verano y de invierno. La huerta cobró protagonismo por la necesidad de contar con alimentos frescos a diario, cuando se espaciaban las partidas presupuestarias. Se amplió la producción y tuvieron cosechas de más de 25 productos de huerta con la ayuda del INTA.
Pero el punto fuerte del establecimiento que conduce la directora Pastora Andrada de González es la elaboración y el envasado de dulces y escabeche, que llegan a las manos del público etiquetados con el logotipo del establecimiento. Todo lo hacen los alumnos y los docentes.

Estrategias de marketing
"Ahora estamos estudiando estrategias de marketing para poder colocar nuestros productos en el centro de la ciudad. Quizás, un local para que los tucumanos y los turistas nos conozcan", dijo la docente de Lengua, Fanny Arias de Cornejo.
Desde el jardín, los alumnos toman contacto con la tierra, las cosechas, y la nueva tecnología. "La huerta y los talleres son lo que más nos gustan; también la forma en que aprendemos", dijo Claudia García de 6º grado. En cambio a los varones los atrapan la carpintería, el trabajo en madera y cuero y el pirograbado. "Es lo más novedoso y hacemos hasta nuestras propias agendas, y fundas para anteojos, portalapiceras, portarretratos y cuadros", añadió José María Merlo (7º grado).
Cuando egresan, los chicos tienen la posibilidad de seguir en los talleres que funcionan los viernes a la tarde, incluso con sus padres. Allí trabajan 26 beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados.
Pero no todo es trabajo. La escuela tiene coro y ballet folclórico propios. Por medio del taller de periodismo oral, los alumnos han conseguido logros importantes en lectura, expresión oral y ortografía y también en la investigación histórica de Macomitas.


Contención a desempleados
La escuela trabaja con 26 beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de Hogar. La mayoría de ellos son padres de los alumnos. Trabajan 5 horas en cocina, comedor, huerta, limpieza de patios y aulas, en turnos de sereno, y hasta crearon un taller de recuperación y venta de ropa, que coordina Susana Ibáñez. La escuela contiene a los grupos familiares a través de sus talleres y con actividades comunitarias. Burruyacu tiene el mayor índice de desempleo de Tucumán.

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