A la gente del último pueblo de Tucumán le resultaría más fácil vivir en Catamarca

A la gente del último pueblo de Tucumán le resultaría más fácil vivir en Catamarca

Rumi Punco está en el extremo sur de la provincia; sus habitantes carecen de servicios fundamentales y, a ellos, todo les resulta más caro.

¿UN LUGAR SOÑADO? Rumi Punco goza de una belleza y de una tranquilidad envidiables. Casi no hay inseguridad en la zona. Pero los vecinos tienen que hacer una travesía para poder llegar y los precios están por las nubes. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL ¿UN LUGAR SOÑADO? Rumi Punco goza de una belleza y de una tranquilidad envidiables. Casi no hay inseguridad en la zona. Pero los vecinos tienen que hacer una travesía para poder llegar y los precios están por las nubes. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
Rumi Punco significa en quechua "Puerta de Piedra". La denominación tiene un origen antiguo y nadie en el pueblo puede explicarlo. Es probable que se relacione con su geografía, rodeada de serranías y pedregales. Para su gente el porqué de la denominación poco cuenta. Los vecinos añoran endilgarle al lugar la condición que debería tener: la de portal del sur tucumano. Sucede que a pesar de ser la comunidad más extrema o meridional de este sector de la provincia, están atrapados por todo lo que representa vivir alejados de servicios esenciales y casi en el olvido.

Rumi Punco, con 5.000 habitantes, está en la frontera con Catamarca, a 25 kilómetros de La Cocha y 75 de Concepción, por la ruta 38. El municipio de Los Altos es el más cercano, pero está en Catamarca, 12 kilómetros hacia el este.

Allí se vive lejos de todo y esto incluye un impuesto extra: a la distancia. "Aquí no es fácil vivir, a pesar de que tenemos un clima y un relieve hermoso. Es mucho más caro que en cualquier ciudad u otro pueblo de la provincia. Si una garrafa de gas cuesta en otros lados $ 30 aquí se la cobra $ 58. Es por el flete", aseguró Jorge Rodríguez, un vecino que fue elegido nuevo comisionado comunal.

La tranquilidad y el relieve multicolor son en verdad una bendición para los vecinos. También la seguridad. "Casi nunca hay hechos delictivos. Esta gente es mansa, trabajadora. Tiene muchos problemas por estar lejos de las ciudades, pero no se resigna a abandonar el pueblo", apuntó José Víctor Moreno, juez de Paz.

La odisea del ómnibus

Sólo es necesario hablar con un par de vecinos para advertir que también llevan tiempo masticando bronca. Es que nadie entiende por qué los servicios de transporte de ómnibus de la provincia sólo llegan hasta La Cocha. A Rumi Punco se puede viajar en algunos ómnibus interprovinciales, pero pagando boleto a Catamarca. Algunas unidades de autos rurales llegan, pero con escasa frecuencia. "Estamos desconectados de la provincia, esa es la verdad. Incluso hay muchos vecinos de aquí que prefieren tener domicilio de Los Altos, Catamarca, porque de esa manera pueden acceder a algunos beneficios que no tienen en esta comuna. Sucede con algunos tabacaleros para tener la libreta agro-trabajo de la Cooperativa de ese municipio", apuntó Moreno .

En el pueblo, aunque parezca increíble, la comunicación telefónica también es un problema. No hay cabina pública y sólo se puede acceder con dificultades a un solo servicio de telefonía móvil. La televisión por cable llega desde Frías, Catamarca.

La falta de una ambulancia también desvela a los pobladores. "Un día la llevaron vaya a saber dónde y nunca la trajeron de vuelta. Desde entonces, cada vez que alguien se enferma y necesita ser trasladado hacia un centro asistencial, se debe recurrir a algún vecino dispuesto a dar una mano", comentó Adolfo Maidana, del Centro de Jubilados. El lugar tiene un CAPS, pero sólo para algunas consultas clínicas. Los casos graves son derivados a Los Altos o a Concepción. "Siempre es más conveniente trasladar al enfermo a Catamarca, porque es más cerca y no tenemos ambulancia", remarcó Luis Gauna.

Cambios productivos

La producción de tabaco, que fue motor de la economía de la zona, se extingue y le abre paso al grano. Se produce soja, trigo y maíz, pero hay poca mano de obra ya que se utilizan grandes cosechadoras. "La mayoría trabaja en el limón, el arándano, la naranja y también en aserraderos. Entre diciembre y marzo algunos viajan a emplearse en el sur. Hay que pensar en generar fuentes laborales genuinas para frenar la emigración periódica", dijo José Suárez.

¿Cómo se achica la asimetría que castiga al pueblo? "La idea es promover la producción de alimentos de granjas y derivados de la soja y otros granos que se producen por aquí. Ya hubo una experiencia piloto y salió bien. Ahora hay que reflotarla con crías de cerdos y pollos. También hay que acercar los medios de transporte público", dijo Rodríguez. El hombre ahora carga con la responsabilidad de transformar el pueblo. Lo sabe y parece muy confiado. "Nuestro pueblo tiene que ser el portal del sur tucumano y las autoridades de la provincia así lo deben entender y apoyarnos", concluye.

Ellos se saben muy tucumanos, aunque en realidad muy pocos se acuerden de Rumi Punco.

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