La red se complementa con el contacto directo

La red se complementa con el contacto directo

Internet viene revolucionando la manera de hacer política desde poco después de su origen, pero nunca como en los últimos tiempos. Las estrategias comunicacionales de Barack Obama son tomadas como ejemplo mundial, mientras crece la utilización de los vínculos virtuales para convocar a protestas u organizar movilizaciones, tal como se vio en Oriente Medio y en España

CERCA EN LA DISTANCIA. El miércoles, Barack Obama respondió en directo preguntas que le hicieron sus seguidores a través de su cuenta personal en Twitter. REUTERS CERCA EN LA DISTANCIA. El miércoles, Barack Obama respondió en directo preguntas que le hicieron sus seguidores a través de su cuenta personal en Twitter. REUTERS
10 Julio 2011
Barack Obama es el primer presidente web de la historia mundial. No sólo buena parte de su campaña fue impulsada desde Internet (desde la recaudación de fondos hasta el anuncio de su compañero de fórmula, Joe Biden), sino que su primera aparición pública luego de ganar la elección norteamericana fue por una red virtual.

"Todavía nos queda mucho trabajo por hacer para volver a poner en marcha a nuestro país, pero estaré en contacto pronto para contarles cómo empezaremos a trabajar", fue el arranque de un extenso correo electrónico enviado a 30 millones de personas desde su sitio my.barackobama.com.

Hoy, esa dirección tiene nuevo dominio. Se llama, simplemente, www.barackobama.com, y se presenta como Obama for América 2012, plataforma para su reelección presidencial. Pero su actividad virtual no se limita a lo electoral: el miércoles respondió preguntas de sus seguidores por Twitter.

"El e-mail y los celulares fueron herramientas esenciales para convocar a actos políticos, difundir nuevos videos, pedir apoyo en los actos y asegurarse el día de las elecciones de que la gente saliese de sus casas y fuese a votar", recuerda el académico Rasmus Kleis Nielsen, quien investigó el aprovechamiento que hizo Obama de las nuevas herramientas.

Definitivamente, el mundo ingresó (con distintos niveles de evolución y de desarrollo tecnológico) en la democracia 3.0, concepto que abarca la participación cívica; la reflexión sobre los procesos de tomas de decisión y las dinámicas entre la red y los movimientos presenciales.

Todo se enmarca en la ejecución de vínculos mucho más directos entre los participantes, un costo sumamente reducido en comparación a las campañas tradicionales y la obligación de mantener actualizado el sitio al segundo con las novedades que hubiesen habido, entre muchas alternativas. La idea de crear una nueva forma de relación entre el votante y el dirigente responde al nacimiento de los soportes web 3.0, neologismo conocido a partir de 2006 con el que se define la posibilidad de interacción en la red a través de diferentes caminos entre quienes comparten un sitio.

Hoy, los medios tradicionales de comunicación son usados en paralelo, sin la hegemonía de otros tiempos. Aldo van Weezel, profesor de la chilena Facultad de Comunicación en la Universidad de los Andes, defendió a los medios como los responsables de ayudar a mejorar la democracia en el país, pero sin tener la exclusividad de la representación social. "Ahora, Internet y las redes también contribuyen a este objetivo facilitando el acceso a la información de los políticos, de los organismos públicos y del trabajo legislativo", sostuvo.

Experiencias recientes
Los grandes movimientos sociales en el norte del África y en Oriente Medio pasaron por la red, no por el papel, tanto como la experiencia española de las plazas ocupadas. Sus actores esperaron que se publique una convocatoria en los diarios: recurrieron a los mensajes de texto y a Internet para organizarse. A partir del contacto del primer momento, las plataformas virtuales se multiplicaron.

Todo ello lo pudieron hacer por su accesibilidad tecnológica: en Túnez y en Egipto, donde sus regímenes cayeron tras décadas en el poder, más del 30% de la población tiene conexión regular a Internet, según datos de las Naciones Unidas. El porcentaje se duplica con creces en España.

Pese a todos los avances, nada puede reemplazar aún (ni lo hará en el futuro) al contacto directo, el cara a cara. Los rebeldes de la primavera árabe, los acampantes de las plazas españolas, han experimentado que es insustituible la fuerza de juntarse en el mismo sitio y a la misma hora, a intercambiar ideas, pensar propuestas y resistir embates poniendo el cuerpo.

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