La atención de una persona mayor no se improvisa, requiere de un trabajo bien organizado y articulado

La atención de una persona mayor no se improvisa, requiere de un trabajo bien organizado y articulado

Nilda Ruiz de Trussoni trabaja con ancianos desde hace 15 años. La adaptación a un ambiente nuevo y desconocido en el geriátrico. Importancia de las visitas.

26 Diciembre 2010
"Si pensamos que una persona adulta mayor tiene necesidades propias de esa etapa de su vida, deberíamos considerar que para permanecer en su propia casa esta tiene que tener dos condiciones esenciales: ser segura y ofrecerle suficiente bienestar. De lo contrario, es preferible su ingreso a una institución donde sea bien atendida", señaló la asistente social Nilda Ruiz de Trussoni.

Según la especialista en ancianidad, en el Hogar San Roque, donde trabaja desde hace 15 años, las abuelas desarrollan actividades socialmente gratificantes en compañía de personas de su edad: viajes, recreación, esparcimiento y tareas grupales para estimular tanto la interacción social como sensorial. También reciben atención de personas capacitadas para comprender las necesidades de las personas adultas mayores y para intervenir adecuadamente según cada situación particular.

"Es importante que nuestras abuelas gocen, en la rutina diaria, de un clima humano, cálido, amable, tolerante. De un espacio vincular facilitado por el clima tranquilo, que contiene y protege. También es relevante destacar la higiene y el confort que tienen allí", señaló Ruiz de Trussoni.

La estimulación

La atención de la persona adulta mayor no se improvisa; requiere de un trabajo bien pensado, organizado y articulado para que el resultado final sea el bienestar general. Según la profesional, las abuelas deben ser estimuladas en forma permanente para que participen y ocupen su tiempo de manera gratificante, ya que la persona mayor no es tan comunicativa como en otras etapas de la vida.

"Un atractivo para todas las abuelas que llegan al Hogar por primera vez, es el espacio verde, natural, amplio y poblado de rosas, enredaderas y árboles? y la cálida bienvenida", detalló.

La profesional se refirió además a los hijos que salen de vacaciones y buscan dejar a sus padres en un geriátrico para ganar en tranquilidad, aunque quizás su conciencia les siga recordando que el lugar de sus progenitores está al lado de ellos. "Hay hijos que se van de vacaciones y, como sus padres necesitan cuidados extra, recurren a este u otros hogares. Pero, lamentablemente, en los geriátricos no hay lugar; en esta época es más difícil encontrar cupos", indicó.

Aspectos negativos

La especialista indicó que, en el caso de los abuelos, "no es lo natural que terminen en una institución, a pesar de que allí exista todo lo necesario para que encuentren cobijo. No es lo lógico que comiencen en esta etapa de su vida a construir; se supone que esos adultos mayores ya construyeron durante toda su vida. Primero construyeron sus niditos cuando eran niños y después cuando formaron sus hogares".

Dijo además que ahora se les presentan otros panoramas: deben valerse por sí mismos, buscar nuevos apoyos (en este caso en otros compañeros del geriátrico) y cambiar sus costumbres.

"Es un esfuerzo terrible -continuó-, porque deben adaptarse a un nuevo ambiente sin tener las fuerzas ni la lucidez ni los recursos económicos que tenían hasta hace unos años. Así, en un principio al menos, sienten que están desvalidos y ante personas desconocidas. Hay que tener mucha fuerza interior y templanza para no claudicar ante este nuevo tipo de vida".

Ruiz de Trussoni sostuvo que es muy importante que la familia comparta con ellos, por lo menos, los fines de semana, y mejor aún si hay un contacto telefónico durante los días laborables.

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