"No protegen a los que pagamos los impuestos"

"No protegen a los que pagamos los impuestos"

Irma Abraham, empresaria de albergues transitorios, dijo que analiza dejar el rubro debido a la competencia desleal con los clandestinos. La dueña de Ovni afirmó que el último operativo de Rentas, a las puertas de Stop, le hizo recordar a la época de la represión.

EL NEGOCIO DE TODA UNA VIDA. Irma Abraham recibió a LA GACETA en Ovni, un motel con 37 años de actividad en cuyo fondo tiene su casa. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO EL NEGOCIO DE TODA UNA VIDA. Irma Abraham recibió a LA GACETA en Ovni, un motel con 37 años de actividad en cuyo fondo tiene su casa. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
31 Agosto 2010
Es una voz calificada entre los empresarios de la noche de Tucumán. Desde hace 37 años es dueña y administradora de moteles. Con 83 años, hoy tiene tres: Ovni, Halley y Sideral, cuyas paredes, si hablaran... La que conoce sus historias es Irma Abraham, que ayer le anunció a LA GACETA que dejará el rubro por el hastío que le causa trabajar a pérdida por culpa de la falta de controles a los hospedajes clandestinos.

"La Turca" atendió a este diario en el living de su casa, que está en el fondo de Ovni, donde se quejó airadamente del operativo de control de facturas que este fin de semana hizo la Dirección de Rentas a las puertas del motel Stop (kilómetro 8,5 de la ruta 305, en Las Talitas), cuyas propietarias, según comentó, son sus amigas.

- ¿En Tucumán cuántos hoteles alojamiento tributan?

- No hay más que cinco hoteles alojamiento que estén en regla. En cualquier lado podés encontrar hoteles que no están habilitados. Y creo que estoy diciendo mucho. Los habilitan como pensión, como albergues, pero no funcionan como tal. Hace dos meses me mandaron una notificación de Rentas, que firmaba la contadora Ortiz. Me citaba para que vaya, pero no pude ir porque el día anterior había tenido un accidente. Habían citado a 20 representantes de albergues transitorios. Cuando me recuperé, fui a Rentas. Fue hace dos meses. Me atendió el subdirector (Juan Manuel) Fernández. Le dije que tengo 52 empleados y le pregunté por qué no hacen una campaña con los clandestinos. Desde entonces le mandé fotos de locales clandestinos. ¡Le mandé 110 en total! Después nunca más me quiso atender.

- ¿Por qué piensa que comenzaron a inspeccionar moteles?

- Ya lo había hecho (Lino) Montiel Forzano. Tenía un secretario del Interior o algo así, un arquitecto, que le agarró bronca al negocio, porque él tenía su amante, que venía acá, y después también se enteró de que venía con su hermano. ¡¿Pero qué culpa tiene uno?! Yo, si el gobernador (José Alperovich) me llama, le demuestro dónde está la trampa. En 40 minutos le hago descubrir toda la mafia policial que existe. Toda la porquería que hay. Hay que ver la evasión fiscal que hay en esto.

- ¿Lo conoce a Alperovich?

- Lo conocí yendo a Buenos Aires en un mismo avión de Austral. Entonces, me dijo el doctor Rodríguez Vaquero: "venga, que le presento al contador Alperovich, que la quiere conocer". Entonces, nos presenta, y Alperovich se da vuelta y le dice a él: "bueno, pero yo vengo de luna de miel".

- ¿Recuerda experiencias como la que pasaron en Stop?

- Aquí han pasado cosas muy terribles en la época de la represión. Acá entraron, nos robaron los vehículos, sacaron a la gente, a las esposas las entregaban a sus respectivos esposos y si eran solteras, a sus padres. Acá en Tucumán era tremendo cuando estuvo (Antonio) Arrechea (de jefe de Policía). Me llevaron dos vehículos. Uno fue a parar a las manos del general (Acdel) Vilas (jefe del Operativo Independencia). Cuando terminó la represión, ordenaron que nos devuelvan los vehículos. Me llamó el doctor Agustín Ferrari, que era juez; me dijo que tenía el auto. Y yo le dije que no se lo podía recibir porque el Automóvil Club ya me había resarcido, aunque ese dinero no me alcanzaba para comprarme ni una bicicleta. En la época de la represión me andaban buscando para pegarme un tiro.

- ¿Cómo?

- Sí, señor. Hasta me siguieron. Y tuve suerte. Estaba en Buenos Aires. Yo tenía un empleado aquí, un tal Orellana, que le pasó un memorándum al Ejército diciendo que yo subvencionaba a la guerrilla y le suministraba droga. Además, la Policía corrupta, cuando detenían a las prostitutas, les pedían coimas y les decían que digan que trabajaban para Irma Abraham. Por eso me buscaban. Entonces, me bajé del tren vestida de anciana. Me querían hacer desaparecer. Y este Orellana quería quedar como administrador. Al día siguiente de llegar, me presenté yo misma en la Jefatura de Policía y les dije que yo no tenía necesidad de dar plata ni de vender droga. Entonces, tenía 50 años.

- El operativo en Stop no puede compararse con lo ocurrido en esa época...

- No se compara, pero nos hace recordar a esa época. Ahora es diferente, pero el Gobierno no nos protege. Yo tengo la intención de cerrar. Voy para los 84 años y resulta que después de 37 de negocio tengo que salir a la calle a ser espectadora de lo que les ha pasado a las señoras (las dueñas de Stop). No, señor. No. Estoy en un emprendimiento cultural en un ex ingenio, en sociedad con una escribana. Va a ser un boom.

¿Cómo está el rubro hoy?

- Mal. No podemos competir con los clandestinos. Rentas hubiera tenido nuestro apoyo, hubiéramos salido a la calle, con todos mis empleados a aplaudirlos, porque ellos también están afectados. No les puedo pagar el sueldo en término, y tampoco los impuestos. Voy vendiendo siete propiedades.

- ¿Usted tiene ganas de cerrar los tres moteles?

- Tengo ganas de hacerme a un costado. Ya es demasiado. También tengo problemas con esta persona que dice que combate la prostitución. La voy a querellar.

- ¿Susana Trimarco?

- Sí, señor.

- ¿Recuerda en estos 37 años algún momento en el que haya habido esta clandestinidad?

- Nunca. Tanta corrupción, jamás. En todos los órdenes. Te vas a tribunales y mandan los aves negras. Tucumán ha cambiado mucho. Antes eran cuatro avenidas y nada más. Yo he sido una chica que ha vendido frutas en la calle. Yo no tengo nada más que primero inferior. He tenido un gran amor que me ha enseñado a leer y escribir. Tengo que darle gracias a Dios todos los días de mi vida. Porque he sabido discernir lo bueno de lo malo y no me he podrido. Porque hoy la gente pobre está a un empujoncito para podrirse. Hoy Tucumán es una sociedad de cínicos. Es una sociedad hipócrita y malintencionada.

"La Turca" cierra la entrevista con una recorrida por el Ovni. Enseña las habitaciones de lujo, mientras cuenta lo que on de récord no puede decir; historias de jueces, de políticos y de celebridades de distintos ámbitos que supieron ser clientes frecuentes de sus hoteles. "Yo no soy la Virgen María; estuve muchos años en el negocio de la noche", dice. Pero pide a la sociedad que no caiga en la mentira. "Ese es el peor de los pecados", concluye.

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