Fogón con Mendelssohn y Yupanqui

La pianista Adriana Sánchez ofreció un espectáculo en el que distintos géneros se dieron la mano.

ARRANQUE MOVIDO. El ensamble de chelos Recua interpretó un tema de Pink Floyd. Sentada al piano, Sánchez. ARRANQUE MOVIDO. El ensamble de chelos Recua interpretó un tema de Pink Floyd. Sentada al piano, Sánchez.
Gustavo Martinelli
Por Gustavo Martinelli 13 Agosto 2010
Así como sucede con la vida misma, la música se las ingenia para abrirse camino. No es cierto que para escuchar a Mendelssohn o a Piazzolla haya que ir a un teatro o a una iglesia; también se puede hacer un concierto en una fábrica, un gimnasio o, como demostró la noche del miércoles la pianista tucumana radicada en Bélgica Rita Adriana Sánchez, en el salón de sorteos de la Caja Popular. La presentación, que tuvo la virtud de ser el primer "concierto lounge" de Tucumán, reunió a una camada de músicos jóvenes que ofreció un repertorio ecléctico y seductor. Tan seductor que la platea terminó pidiendo bises en medio de aplausos y ovaciones.

Según explicó Sánchez, los conciertos lounge están muy difundidos en Europa y tienen como característica el hecho de que se hacen en lugares no convencionales. "La idea es que ustedes se sientan como en el living de su casa. Que vivan esta velada como un fogón de amigos", dijo la pianista al inicio del espectáculo. Y eso es precisamente lo que pasó. La apertura, a cargo del Ensamble Recua (conjunto de chelos que dirige Estela García), brindó una interesante versión sinfónica de "Otro ladrillo en la pared", de Pink Floyd. Y luego, como para ratificar su pertenencia a una generación de intérpretes jóvenes que ven la música como un todo, interpretó los temas de Apocalyptica: "Conclusión" y "Despedida". Fueron cinco minutos de puro rock heavy en formato sinfónico que casi sonaron como si fuera un disco, a pesar de la mala acústica del salón.

Más tarde, el Trío de Cámara conformado por Lourdes Luna Hernández (violín), Estela García (violonchelo) y Paola Moreno (piano) interpretó "Otoño porteño", de Astor Piazzolla.

Sin embargo, como en toda buena cena, el plato fuerte llegó al promediar la velada. Fue cuando Sánchez, junto a la pianista alemana Dorothee Broichhausen, interpretaron a cuatro manos las "Danzas vienesas" de Friedrich Kiel y, luego, el maravilloso primer movimiento del Octeto op. 20 de Félix Mendelssohn, que hizo viajar a la platea por los maravillosos paisajes de la campiña alemana.

El final fue una fiesta. Una fiesta en la que solo faltó el baile, pero abundaron las palmas. Con el virtuosismo de Carlos Podazza en la guitarra y de Adriana Sánchez en piano, la cantante Viviana Taberna consiguió hechizar a todos con su interpretación de dos temas de Atahualpa Yupanqui: "La olvidada" y "La zamba del grillo". Fue entonces, cuando todos entonaban "como ese grillo del campo /que solitario cantaba", que el objetivo del ciclo se cumplió: la música fue en una sola.

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