Romanticismo y nostalgia antes de la tormenta

Romanticismo y nostalgia antes de la tormenta

Más de 7.000 personas hicieron frente a la lluvia para escuchar el concierto en el que actuó el tenor Luis Lima.

EL INICIO. La Orquesta Sinfónica, dirigida por Gustavo Guersman, interpreta la obertura de Guillermo Tell. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL EL INICIO. La Orquesta Sinfónica, dirigida por Gustavo Guersman, interpreta la obertura de "Guillermo Tell". LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
13 Diciembre 2009
Por un par de horas, la lluvia le cedió su lugar a la música. El viernes por la noche, más de 7.000 personas hicieron frente al mal tiempo en el Hipódromo para presenciar el ya tradicional Megaconcierto de Navidad que presentaron los cuerpos artísticos de la UNT.
La estrella de la velada, el tenor cordobés Luis Lima, acaparó todos los aplausos prácticamente desde el inicio del espectáculo, que estuvo dirigido por Gustavo Guersman.
En un gigantesco escenario, adornado con largos tubos de luces multicolores, los músicos de las orquestas Sinfónica y Juvenil, abrieron el concierto con la Obertura de la ópera "Guillermo Tell", que el público siguió con palmas y movimientos de manos. Luego, llegó el turno de la emoción con el intermezzo de la ópera "Cavallería Rusticana", conocido por muchos a través de la película "El padrino III". Los bailarines Guillermo Rodríguez y Mercedes de Chazal, pusieron el toque romántico con piezas como  "Libertango", "Adagietto" y "Voces de primavera".
Hubo un bloque dedicado a los villancicos, varios de ellos interpretado por Luis Lima y por los coros Universitario y de Niños y Jóvenes. Estos últimos pusieron una nota de nostalgia al interpretar una selección de temas de la película "Los coristas". Pero sin lugar a dudas, el momento más emotivo de la gala fue el "Nessun Dorma", interpretado por Lima y que generó la ovación del público. Lo mismo sucedió con la conocida canción napolitana "O sole mío".
El cierre fue una verdadera fiesta. Todos los cuerpos artísticos, junto al público, interpretaron "Noche paz", momento en el que se encendieron cientos de velas en homenaje al Niño Dios. Todo concluyó con el "Aleluya" de Haendel y un espectáculo de fuegos artificiales que iluminó el encapotado cielo nocturno. "Realmente inolvidable", dijo Lucrecia Martín, de 46 años, mientras caían las primeras gotas.

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