"Hasta las piedras eran peronistas"

"Hasta las piedras eran peronistas"

Según la investigadora Carolina Barry, no hay punto de comparación entre Evita y Cristina.

EN 1949. Ana Macri (al centro) fue la primera delegada de Evita en Tucumán. EN 1949. Ana Macri (al centro) fue la primera delegada de Evita en Tucumán.
15 Agosto 2009
"La naturaleza del poder de ambas es muy diferente, ni hablar del momento histórico. Cristina Fernández de Kirchner es parte de la organización jerárquica política del país desde hace muchos años. Ahora bien, Eva Perón ejerció un fuerte liderazgo carismático dentro del movimiento peronista a partir de una serie de roles informales y fuera de toda estructura política, pues no ocupó ningún puesto oficial en el Gobierno".
La reflexión pertenece a la investigadora de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Carolina Barry, que descarta de plano cualquier punto de comparación entre la actual jefa de Estado y la histórica referente justicialista. Doctora en Ciencias Políticas, Barry llegó a Tucumán para presentar su libro "Evita Capitana", que detalla la historia del Partido Peronista Femenino desde su fundación, en 1949, y su disolución, en 1955.
"Este partido no puede concebirse sin hacer referencia a Eva Perón, que a partir de su papel como primera dama construyó un poder impensado para una mujer a mediados del siglo XX. Su partido fue una forma singular de incorporar masivamente a las mujeres a la vida política, como votantes, como activistas y como legisladoras. 'Evita capitana' es, asimismo, una reflexión sobre el liderazgo carismático de Evita", planteó la coordinadora académica del programa de estudios de historia del peronismo de esa universidad.
Barry explica que el verticalismo característico del movimiento peronista se vislumbró también en la organización del Partido Peronista Femenino. "Fue una organización centralizada dominada por el principio de obediencia al mando. Ella decidió cómo sería la organización y la estructura del partido y quiénes ocuparían los puestos organizativos, a partir del establecimiento de lazos personales. Los lazos de lealtad que unían a Eva con las delegadas y subdelegadas, las dirigentes provinciales y locales, produjeron una relación política derivada del 'estado de gracia'. Ellas eran representantes de Evita más que del partido. Y, en tanto tales, llegaron a tener, en algunas circunstancias, más influencia que el gobernador de la provincia en donde trabajaban", expuso.
La investigadora recordó que la primera delegada enviada por Eva Perón a Tucumán fue Ana Carmen Macri. "Estuvo poco tiempo, pues continuó su trabajo en Santa Fe. Según cuenta la misma Ana, Evita le habría dicho 'mirá, te mando a otra provincia porque en Tucumán hasta las piedras son peronistas'", relató Barry. Añadió que Macri fue reemplazada por Raquel Juárez, hasta 1952, año en el que asumió la organización del partido en esta provincia Nélida de Miguel.
"La primera mujer diputada nacional por Tucumán fue Otilia de Villa Maciel, electa en 1951. Pertenecía a una familia influyente de la provincia, pero estaba a cargo de la organización partidaria en Corrientes. Tucumán también tuvo en aquella época tres diputadas y tres senadoras provinciales", detalló.
Finalmente, insistió en la fundamental presencia de Evita para la consolidación del peronismo. "Era la presidenta de una extraordinaria estructura de ayuda social, que entrañaba en sí misma un enorme poder. Era la presidenta del Partido Peronista Femenino, que contaba con miles de organizaciones celulares y de afiliadas en todo el país. Las delegadas eran apóstoles de la doctrina peronista. Eva Perón tenía más poder que los ministros o los gobernadores", concluyó.

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