"El hábito de tirar del cuerito se va a mantener"

"El hábito de tirar del cuerito se va a mantener"

Como buen mexicano, el médico Roberto Campos Navarro concilia los saberes de la ciencia occidental con los de las culturas indígenas. Estuvo en Tucumán, donde reivindicó las técnicas curativas del campo argentino.

LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
10 Mayo 2009

La identidad criolla argentina tiene cuatro pilares, en opinión del médico mexicano Roberto Campos Navarro: primero, el mate; luego, las empanadas; después, el asado con toda su ritualidad, y cuarto, recurrir a alguien para que cure el empacho que causan la comida y la bebida abundante. Este docente e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que se define a sí mismo como experto en empacho, visita Argentina para presentar su último libro "Medir con la cinta y tirar el cuerito. Textos médicos sobre el empacho". El viernes, en Tucumán, dictó un seminario sobre Antropología Médica en la Facultad de Medicina de la UNT (invitado por la cátedra homóloga) y defendió las formas populares de diagnosticar y curar los males digestivos.

- ¿Qué lo llevó a pasar de la medicina académica a la popular?
- Tengo alma de médico, de historiador y de antropólogo. Yo me inicié como médico clínico. Cuando empecé con esa especialidad me di cuenta de que hay saberes y prácticas que tienen las madres de familia que son completamente desconocidas en los ámbitos académicos. En la Facultad de Medicina mis maestros se burlaban del empacho, del susto, del mal de ojo. Nos decían que eran cosas de la "no civilización". Pero cuando las madres de familia me dieron entrada a esos conocimientos me encontré con un mundo maravilloso que me hizo dar cuenta de que no son tonterías, que hay muchas verdades que no fueron trabajadas por la medicina académica. Yo profundicé en el tema del empacho.

- ¿Por qué?
- El empacho, una enfermedad que padecemos en América Latina desde antes de la llegada de los españoles, también afectó a los colonizadores y sigue presente hasta hoy. Hay relatos del siglo XVI que ya daban cuenta de que esta enfermedad era más común acá que en España o en Portugal. La hipótesis es que se debía a la abundancia de la alimentación y a la facilidad conque se conseguían alimentos. A raíz de eso se fueron generando formas populares de curarlo, muchas de las cuales se mantienen hasta hoy.

- ¿Qué las hizo perdurar?
- Si algo se mantiene en el tiempo es porque alguna utilidad tiene; si no, tendería a desaparecer. Hay muchos remedios que ya no usa la humanidad porque no le sirvieron. Pero, por ejemplo, la aspirina apareció hace más de 100 años y aún se la sigue usando. A la tirada del cuerito se la utiliza desde hace cientos de años, se ha mantenido y se va a mantener porque sirve. Lo mismo pasa con la cinta.

- ¿Tienen alguna explicación científica?
- En el libro que presento hay estudios que muestran que al tirar el cuerito se produce una estimulación de nervios del sistema neuro-vegetativo que ayuda a que haya más movimiento intestinal y a que pueda desecharse aquello que generó el empacho. Donde sí tenemos problemas es con la explicación científica de la medición con la cinta. No sabemos por qué sirve, pero sirve. Algunos compañeros médicos afirman que la práctica disminuye la inquietud de la madre y, por ende, la del bebé, pero en realidad no tenemos una explicación lógica o coherente desde la medicina académica. De todos modos, eso no desecha la práctica. Si la medida de la cinta no sirviera, ya hubiera desaparecido. Quizás sea algo psicológico, pero no lo hemos estudiado. Aunque no sepamos la razón por la que estas prácticas generan alivio la gente las seguirá utilizando. Van pasando de una generación a otras, generalmente por medio de la mujeres. No encontramos acá la cuestión mercantil. Como esto suele resolverse por medio de madres de familia, no se cobra por curar el empacho. Muchas veces dicen: si cobro pierdo el don de curar. Por supuesto, nos vamos a encontrar con curanderos que cobran, que se mercantilizan, pero son tratamientos tan sencillos que cualquier madre los puede hacer.

- Su libro habla específicamente sobre el empacho en Argentina ¿Qué tiene de particular con respecto a otros países de América?
- Yo realicé estudios sobre el empacho en Cuba, en México y en Perú. Acá, en Argentina, hay comidas muy fuertes en la cena, como los asados. Comparativamente, en México nosotros no cenamos tan abundantemente. Antes de las 22 estamos dormidos. En cambio, yo observo que aquí la vida se multiplica en la noche y que se come de manera muy abundante. Nos podemos empachar cuando hay un exceso en la alimentación. Pero también se da el caso de los niños pequeños que ingieren elementos que no son digeribles, como papel o chicle. Nuestra gente en toda América latina cree que esos elementos se pegan en las paredes del intestino provocando lo que conocemos como empacho.

- Además de tirar el cuerito y de medir con la cinta ¿qué otros tratamientos populares para el empacho tienen preeminencia en el país?
- Hay otros tratamientos que consisten en el uso de plantas medicinales. Son utilizadas en toda nuestra América latina. Por ejemplo, acá se usa mucho el paico. Sirve para afecciones digestivas, para los empachos y, además, hasta hace unos 50 años era uno de los mejores medicamentos para la expulsión de lombrices intestinales. El paico tiene una gran utilidad y lo importante es saber cuál es la dosis terapéuticas, porque si la mamá o la abuela no lo saben pueden causar una intoxicación. Pero no por ello vamos a prohibirlo. Lo que hay que socializar es el uso correcto de la dosis terapéutica. Debemos recordar que tenemos una gran riqueza de plantas medicinales que, desgraciadamente, con el desarrollo de la tecnología médica quedaron relegadas a un segundo término. Pero hay que investigar, porque el día que el médico no tenga medicamentos de patente ¿qué va a hacer?

 

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