Intentó pasar una noche de "piratas", pero la jugada le salió mal y terminó dándole explicaciones a su esposa en una comisaría. Un hombre de una ciudad del sur de la provincia simuló haber sido secuestrado para cobrar un rescate de $ 4.000, cuando en realidad estaba divirtiéndose con dos mujeres en un hotel de la capital.
La mañana del martes, R.A.B., de 37 años, salió de su casa en su camioneta. "Mi amor, me voy a comprar unos repuestos a la capital", le había dicho a su esposa, L.T.S., antes de despedirse.
Ella no supo nada de él hasta las 23, cuando sonó el teléfono de su casa. La conversación la dejó helada. "Me tienen secuestrado en la capital. Vení con tu hermano, un policía, y traé $ 4.000", le dijo agitado su marido. Además, le explicó que debía pagar el rescate en una pensión de barrio Norte. De fondo, se escuchaba una voz de mujer que ordenaba insistentemente: "¡decile que se apure con la plata, decile!".
S. corrió desesperada a la comisaría y realizó la denuncia. Describió las características físicas de S., contó que se movilizaba en una camioneta y, llorando, narró la conversación que habían tenido. El comisario René Torchán, de la Regional Sur, les transmitió estos datos a los jefes de la Dirección General de Investigaciones, René Aguirre y Raúl Ferreira. Policías de la sección Robos y Hurtos, a cargo del comisario Humberto Ruezga, se dirigieron a la pensión donde supuestamente se debía efectuar el pago.
Al llegar, vieron dos mujeres en la puerta. Los agentes les preguntaron por B. y ellas contestaron que el hombre se había marchado minutos antes en su camioneta. "Pero a él no lo conocemos -aclararon-; somos damas de compañía y él nos había contratado". A cambio de sus servicios, relataron las mujeres, el hombre había pagado $ 350 y las había llevado a un hotel situado cerca de Tafí Viejo.
Con sus últimos billetes, el hombre se fue a un drugstore del centro a terminar su jornada. Cerca de las 4, llamó a su esposa a su casa y la sorprendió con una nueva frase. "Estoy bien", le dijo.
De todas maneras, la Policía fue a buscarlo de inmediato para constatar si esto era cierto. "Todo fue un malentendido", les juró B. a los agentes, que lo miraban extrañado. El hombre fue llevado a la comisaría, donde aclaró que no quería realizar ninguna denuncia, ya que estaba en perfectas condiciones. Además, confesó toda la aventura que había vivido esa madrugada con las dos mujeres.
El fiscal Arnoldo Suasnábar (a cargo de la fiscalía I) ordenó que no fuera detenido. Pero que deberá ir a declarar. Según allegados a la familia, el hombre estaba aún "declarando" en su vivienda.







