A las 4, tribus urbanas se adueñan de la plaza

A las 4, tribus urbanas se adueñan de la plaza

Decenas de jóvenes concurren al principal paseo de la capital para buscar afters o a esperar que los colectivos vuelvan a circular.

INSTANTES EN LA MADRUGADA. Tras el cierre de los boliches, diversos grupos de adolescentes y jóvenes se reúnen en la plaza Independencia. Emos, floggers y “travestis” permanecen hasta el amanecer en el espacio público.  LA GACETA / HECTOR PERALTA INSTANTES EN LA MADRUGADA. Tras el cierre de los boliches, diversos grupos de adolescentes y jóvenes se reúnen en la plaza Independencia. Emos, floggers y “travestis” permanecen hasta el amanecer en el espacio público. LA GACETA / HECTOR PERALTA
09 Marzo 2009

Parecía como si San Pedro hubiese querido que la fiesta termine a las 4, tal cual lo decreta la ley. Sin embargo, la copiosa lluvia le dio un toque especial a su diversión.
Eran decenas. Algunos vestidos con ropas multicolores. Otros, completamente de negro. Pero todos estaban allí, bailando, conversando, finalizando la madrugada del domingo en la plaza Independencia. Y en su discurso había un mensaje claro. "Venimos a protegernos entre nosotros, porque a esta hora es peligrosísimo salir del boliche. Y bueno, si sale un after (fiesta clandestina), mejor", señaló Isaac, de 19 años.
Dos agentes pasaron junto a un grupo de adolescentes. "Chicos, váyanse a sus casas", sermoneó uno de los policías. No insistió demasiado ?no recibió mucha atención, tampoco- y desapareció de la plaza, junto a su compañero.
Eran poco más de las 4 y los boliches, a esa hora, son como hormigueros que han sido pateados. Muchos de los jóvenes, para seguir la fiesta, se refugian en la vereda este del principal paseo capitalino. "Siempre vengo después de bailar. Acá quizás nos enteramos de algún after, y si no, pasamos un buen rato", dijo "Pato", de 18 años, mientras tomaba de la mano a su amiga Vanesa. "Yo vengo porque no tengo nada más para hacer. Paso el rato con amigos, y si sale alguna fiesta, mejor", asegura "Celeste", de 22. Junto a él está "Iara", de 18. Es alto, viste una pollera blanca y una remera rosa, ajustada. Dice ser tímido. "Me encanta estar acá porque me junto con mis amigos y amigas después del boliche. De paso nos enteramos de algún after. ¿Por qué elegimos la plaza? Es más segura que otros lugares, porque está bien iluminada y nadie te hace nada", cuenta.
Mientras tanto, un bramido retumbó en la madrugada. Tras él, otro. Y otro. Así, sucesivamente. Las motos pasaban a toda velocidad. Venían desde calle San Martín, hacia el oeste, y doblaban bruscamente en Laprida. Ni el pavimento húmedo ni el creciente tránsito parecían atemorizar a los motociclistas.

Habitués y de rotation
Hay chicos que dicen tener asistencia perfecta a la plaza luego de salir del boliche. Otros, concurren ocasionalmente. Andan de rotation, como dicen. "Siempre se renuevan los grupos. Es que a veces la Policía se pone un poco molesta y nos corre", dice Soledad, de 18.
Según Javier, esta "movida" comenzó la madrugada en que arrancó la "Ley de las 4am", en mayo de 2006. "La primera vez esto se llenó de gente de todo tipo. Ahora quedó como tradición: todos los sábados se hace", señaló Gerardo, de 18 años. Josué, que estaba con él, añadió: "acá vienen todas las tribus urbanas".
La lluvia amainó, pero aquellos dos agentes que habían aparecido antes no regresaron. En la esquina de Laprida y San Martín hay una pelea. Una chica vestida de negro cae al suelo, aparentemente alcoholizada. Sus amigos la ayudan a levantarse; empapada, rompe en llanto.
"La única posibilidad que nos queda es venir acá, porque los colectivos recién empiezan a funcionar a las 6. Además, esto queda cerca de todos los boliches, y la ?cana? no jode mucho", aseveró José, de 23 años.
Pese a la diversidad de grupos -lo que da lugar a algún conflicto aislado- todo transcurre en paz. Cerca de las 5.30, un chaparrón vuelve a caer. Un par de adolescentes comienza a realizar pasos de hip-hop, parándose en las manos, girando. "Aunque llueva vamos a seguir viniendo igual", promete "Maxi", de 19.
Ahora sí, la tormenta se tornó intensa. Pero ellos siguen allí. Y así será hasta que los primeros rayos de luz empiecen a alumbrar la plaza. Entonces, ya satisfechos de diversión, ellos regresarán a sus casas.

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