Madonna tiene merecido el trono de reina del pop

Madonna tiene merecido el trono de reina del pop

Una lectora tuvo la suerte de poder ver el show en River Plate, y nos mandó esta detallada crónica.

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11 Diciembre 2008

Por María Paula Palacios Galletti.- Son las 3 de la mañana, y a pesar de haber tenido un mal sueño desde hace tres días y de haber viajado durante 18 horas en colectivo, cuento con la energía necesaria para redactar lo vivido este domingo 7 de diciembre de 2008 en el recital de Madonna en el estadio de River.
El tan esperado día había llegado, y ya estaba ubicada en una cola de más de siete cuadras para ingresar al campo. En la cola había gente de todo el país, sobre todo cordobeses; también de otros países latinoamericanos, de Brasil en su mayoría. Y entre todas estas personas había niños, adolescentes, jóvenes y adultos esperando para disfrutar de un show histórico e inolvidable.
Las puertas se abrieron a las 19 y, debido a la buena organización, logramos avanzar rápidamente, de modo que alrededor de las 20 el estadio estaba casi completo. A las 20.30 comenzó la perfomance del Dj internacional invitado, Paul Oakenfold, y el estadio ya estaba completo: la gente de las tribunas hacía olas muy sincronizadas que dejaban a uno boquiabierto. En el campo estábamos todos apretados, saltando, bailando y algunos empujándonos unos a otros. La VIP estaba más tranquila que las demás zonas, al igual que las plateas. La música gustaba, era muy buena.
En cuanto al personal, noté un buen control por parte de los guardias de seguridad, los policías y los médicos.
El show comenzó una vez caída la noche; eran casi las 22 cuando se apagaron las luces y un colorido escenario iluminado se encendió para ponerle magia a la noche y dar comienzo al show con el tema de su reciente album “Candy Shop”. Fue cuando un estadio repleto vibró al ver salir a escena a la reina sentada en su trono. Impecable.
El show estuvo dividido en cuatro: Proxeneta (estilo años 20), Vieja Escuela (comienzos de los 80, incluyendo bailes), Gitano (con influencias españolas y del folk rumano) y Rave (con influencias del lejano oriente de manera deportiva).
La puesta en escena contaba con 28 artistas, entre ellos bailarines y músicos muy talentosos, especialmente el violinista Gogol Bordello que formó parte del momento gitano del show y se destacó en la versión del éxito “La Isla Bonita”, mezclada con la canción “Lela Pala Tute”.
El escenario, el sonido y la tecnología del primer mundo que se desplegó no se puede creer... Es como un escenario virtual donde todo es luces, rayos láser y proyecciones gigantes que en segundos se trasforman ante los ojos del público en escenas totalmente diferentes que lograban generar clímax, sobre todo cuando interpretó “You must love me”.
Se proyectaron escenas de “Evita”, y después cantó especialmente para nosotros “Don’t cry for me Argentina”. Fue el momento más emotivo de la noche; lo hizo para nosotros, desplegando por pantalla gigante nuestra bandera argentina. Entre canción y canción, expresó lo contenta que estaba de haber regresado al país y prometió no demorar tanto otra vez.
Otro momento único fue cuando interpretó su viejo éxito “Like a prayer” seguido de “Ray of light” en versiones totalmente renovadas en las cuales el público no paró de saltar.
La calidad del show, las coregrafías, la minusciosidad con la que se trabajó y, sobre todo, el dinamismo y energía de Madonna, fueron fabulosos.
La pasé bárbaro. Sentí que ella, su música y la emoción unían a todos... Cantando, bailando y saltando. Fue una sensación magnífica. Estoy muy satisfecha con esta superproducción, ya que se trata de la “reina del pop”, nada más ni nada menos y no hay show que haga Madonna que no sea digno de la ovación del público. Es sorprendente. Nunca deja de sorprender. Tiene una energía y un carisma descomunales. Lo que la hace única, lo que la hace ser Madonna. Es y será por siempre la “reina del pop”.

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