
Orlando Ferreres.

El negocio de los gurúes florece en tiempos de incertidumbre, señala un reciente informe publicado por el diario “Clarín”. Destaca que, en la Argentina, con la tormenta financiera combinada con las dudas locales por la inflación y la desaceleración, el mercado de charlas de consultores para las reuniones gerenciales de fin de año está en su punto de máxima actividad.
En los estudios de economistas calculan que la demanda aumentó un 30% con relación al año pasado, y que los costos de los productos que se ofrecen (charlas, newsletters, mediciones privadas de inflación, asesoramientos a medida) se incrementaron un 25%. Según el matutino, las charlas para fin de año se cotizan entre $ 3.000 y $ 7.000 para economistas con algo de exposición mediática, y en el rango de los $ 8.000 y los $ 12.000 en los casos de analistas más conocidos (Mario Blejer, Ricardo Arriazu, Miguel Broda, Miguel Bein, Carlos Melconian, etcétera).
La mayoría de las consultoras se manejan con tarifas mensuales. Las más top cobran desde $ 5.000 cada 30 días, según señala la consultora Apertura. Con esa inversión, las compañías se aseguran el teléfono abierto, informes semanales, mensuales y anuales.
A la hora de buscar referentes, el mercado distingue dos corrientes bien marcadas: aquellos economistas que tienen contacto con el Gobierno, y los que no. Eduardo Curia y Daniel Carbonetto, por ejemplo, figuran entre los predilectos del clan K. Orlando Ferreres es uno de los pocos que admite tener línea abierta con la cúpula del ministerio de Economía.
“Nuestra relación con el Gobierno es desde afuera. No nos comunicamos en forma permanente pero tenemos acceso. Además, no hay necesidad de llamar para tener chimentos”, comenta Rodolfo Santángelo, el hombre que desde hace 15 años comparte oficina con Melconian. Ambos manejan M&S Consultores. Hace tres años sumaron la unidad de finanzas y gestión, dirigida por Patricio Rotman.
Tras la debacle de 2001, los consultores económicos tuvieron que readaptar su negocio a la coyuntura económica: pusieron el foco en clientes posicionados en la economía real y sacaron energía de los bancos. Además, al cambiar el modelo, pusieron énfasis en el estudio de la política monetaria. Hubo un reposicionamiento de los gurúes con más énfasis en industria y economías regionales. “Tenemos 30 años en el mercado; siempre nos focalizamos en el sector real y nos especializamos en industria, comercio exterior y antidumping”, describe Ricardo Delgado, coordinador General de Ecolatina.
“Pasamos de ser una consultora que trabajaba en proyectos que las empresas presentaban al Congreso, a darle más importancia al área corporativa”, agrega Aldo Abram, director de Exante.
Una de las más golpeadas en el ámbito doméstico fue la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). La organización mantiene la publicación de sus cuatro documentos de trabajo, los once informes de coyuntura y entre uno y dos libros de su programa de investigación por año. Sin embargo, la demanda de trabajo está lejos de la que tuvo a fines de los ‘80 y en los ‘90.







