"Los jóvenes deben reflejar el amor de Jesús"

"Los jóvenes deben reflejar el amor de Jesús"

Más de 2.000 personas participaron de la tradicional Peregrinación de la Juventud, que concluyó con una misa en San Pablo. Historias de vida.

UN LARGO CAMINO. Los jóvenes caminaron durante más de ocho horas desde el Parque 9 de Julio hasta San Pablo donde se realizó una misa.   LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO UN LARGO CAMINO. Los jóvenes caminaron durante más de ocho horas desde el Parque 9 de Julio hasta San Pablo donde se realizó una misa. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
08 Septiembre 2008

Una caravana de más de 2.000 jóvenes interrumpió ayer la siesta de los vecinos de La Rinconada. Con canciones y gritos de aliento demostraron su devoción hacia Cristo bajo de un sol brillante. Esto ocurrió durante la tradicional Peregrinación de la Juventud.
A las 10.30 -dos horas después de lo previsto-, los peregrinos partieron desde la Facultad de Filosofía y Letras, en el Parque 9 de Julio. Marcharon bajo el lema "Mi vida es Cristo". En el camino realizaron tres paradas: en la Maternidad, en el Parque Guilermina y en la plaza de Marcos Paz, donde realizaron actividades recreativas y juegos en grupo.
Habitualmente, la peregrinación culmina en La Reducción, pero este año fue la excepción: el vicario General, Carlos Sánchez, presidió la misa de clausura en San Pablo, ya que 2008 fue declarado por el papa Benedicto XVI "Año Paulino".
Sebastián Gil caminaba rápido y con la cabeza en alto. "Este es el cuarto año que participo en la peregrinación y con el paso del tiempo descubrí que la Iglesia es una institución abierta en la que los jóvenes podemos participar libremente. Eso es lo que hay que valorar y difundir entre los jóvenes, para que cada año seamos más en la peregrinación", dijo.
El año pasado, Daniela González, Nicolás Nieva, María José Ortiz y Feliciano Milía participaron por primera vez de la peregrinación y juraron que no faltarían más. "Aprendimos a compartir y a dar amor a los amigos que conocemos aquí", contaron los jóvenes que tienen entre 12 y 15 años.
En la homilía, el vicario General instó a los jóvenes a encontrarse con Cristo y a contagiar esa energía a sus pares. "Es importante que nos dejemos encontrar por el Señor para poder anunciarlo. Los jóvenes de Tucumán tienen mucha fuerza pero hace falta canalizar esa energía a través de las cosas que los hacen plenamente felices. Cristo es nuestra vida, es el que hace plenamente feliz al hombre. Por eso es importante que los jóvenes que conocen a Cristo relfejen el amor de Jesús y den testimonio de esto a los otros jóvenes. Por eso, el mensaje en esta Eucaristía es sean misioneros de Jesús", dijo el prelado. 
Yanina Valdez tiene 20 años y en la Peregrinación encontró la contención y los amigos que estaba buscando desde hace varios meses. "No estoy pasando por un buen momento y esto me ayudó a sentirme bien conmigo misma", contó.
Cuando comenzó a caminar no estaba convencida de participar; pero a medida que fue avanzando el día se dio cuenta de que ese era el lugar donde debía estar: junto a 2.000 jóvenes unidos por las ganas de caminar, de cantar y las de rezar por sus nuevos amigos.

Juegos y confesiones

Los jóvenes que participaron ayer en la Peregrinación pertenecían, en su mayoría, a 30 parroquias, 10 movimientos y a colegios de toda la provincia.

La música estuvo presente durante toda la peregrinación. Los caminantes no sólo entonaron canciones religiosas. También apoyaron a sus grupos con cánticos de aliento. Los del equipo Rojo, por ejemplo, cantaban: "Lo dice el Papa, lo dicen los obispos, el rojo es el mejor equipo".

Una ambulancia, que circulaba entre los peregrinos, acompañó a los 2.000 jóvenes durante las ocho horas que duró el recorrido.

Desde camiones, cinco coordinadores por cada equipo repartían botellas con agua mineral y animaban la caminata con reflexiones sobre religión y canciones, acompañados por los acordes de una guitarra .

El vicario general, monseñor Carlos Sánchez, destinó varios minutos de la caminata a confesar a decenas de jóvenes que se acercaban a él mientras avanzaba la peregrinación.

"Te quiero" y otras frases de este estilo se leían en los mensajes pintados en la cara y en el cuello de muchos de los peregrinos. Fueron el resultado de uno de los tantos juegos que realizaron en las paradas de la caminata.

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