Arte callejero

Arte callejero

Desde hace unos meses la cara de la ciudad empezó a cambiar. Colores y formas se fueron colando en las paredes de manera sistemática, y no como cuando las pintadas eran esporádicas. Salimos a buscar a estos enigmáticos artistas urbanos que alternan aerosoles con skates.

ALTO IMPACTO. En San Juan y Marco Avellaneda las piezas atraen a peatones y automovilistas. ALTO IMPACTO. En San Juan y Marco Avellaneda las piezas atraen a peatones y automovilistas.
15 Mayo 2008
El vigilante de la estación de trenes apura el paso, increpa y logra que los viejos y herrumbrados vagones mantengan los viejos graffitis, pero que no les hagan nuevos. La persecución continúa, pero a la distancia. Eso les da tiempo a los chicos para taguear (firmar) algunas paredes de fondos de casas que dan a las vías.
"Cuando pintamos el canal (de la avenida Alfredo Guzmán) llegó la policía, nos hicieron salir y nos quitaron la pintura... Ya habíamos terminado, así que no pasa nada", cuenta uno de los muchachos.
Son nueve los chicos que le cambiaron la cara a la ciudad en los últimos meses con sus grafittis. Pertenecen a la crew UQZ (skaters de plaza Urquiza), son diseñadores (ocho gráficos, uno industrial). Tres de ellos son Vjs (pasan imágenes relacionadas a la música del Dj), uno es Dj, dos cantan hip hop. Para pintar se convierten en personajes con nombres de ficción, que son los que taguean. Quieren preservar sus identidades porque llevan una vida laboral y social que no siempre comulga demasiado con esta actividad casi ilegal.
Todos tienen una actividad relacionada a la música o a la imagen. "Somos amigos desde hace mucho, de cuando éramos chicos y empezamos a andar en skate, generamos nuestros propios espacios y buscamos cómo complementar lo que hacemos para poder estar juntos", explica Cuore.
Otra característica que comparten es que desde que eran niños dibujan, lo que les dio cierta agilidad y gimnasia en la materia, aunque cuentan que en la escuela varios tuvieron problemas por estar siempre colgados creando o reproduciendo personajes.
Josh dice que el objetivo de las pintadas es estético, que buscan generar un hecho artístico y social. "La idea es transformar el entorno", señala.
Diego (el único que firma con su nombre, y vive en Córdoba), está explorando desde hace unos meses con los personajes, y está fascinado con el quinto que hizo, en un graffiti que completaron el sábado en Santiago del Estero al 800 (con autorización del dueño), donde él pintó a Scorpion, el personaje del videojuego Mortal Kombat.
"Está bueno integrar personajes a los graffitis, pero tratamos de que mantenga la unidad con el mural completo, que se respeten las gamas de colores, las dimensiones. Por eso es bueno laburar con permiso, sin la paranoia de que ya llega la cana", asegura.
Según Josh, algunos trabajos tienen un trabajo previo. "Cuando vamos a pintar en algún lugar tranquilo, con permiso, o que no es de nadie, hacemos bocetos antes de ir", aclara.
Su compañero Cuore señala que, de todos modos, siempre van cambiando los modelos, porque no se trata de reproducir un dibujo, sino de plasmar en la pared una idea que lo identifica.
Dicen que graffitear puede ser adictivo. Y algo de eso parece que hay, porque después de haber burlado el asedio del vigilante y de haber logrado taguear, la crew sigue adornando columnas y paredes de terrenos baldíos.

Comentarios