20 Febrero 2008
Un estudio de investigadores de la Universidad de Idaho del que dio cuenta la cadena de noticias BBC establece que la exposición a toxinas ambientales puede ocasionar daños en los espermatozoides.
La investigación concluye que los defectos de espermatozoides que han sido expuestos a toxinas ambientales pueden transmitirse de generación en generación, y que los padres que fuman y beben deberían estar conscientes de que no sólo se están provocando potenciales daños a sí mismos, sino también a sus hijos. Pruebas sobre ratas mostraron que los daños generados por la exposición a sustancias químicas utilizadas en jardinería se manifestaban hasta en cuatro generaciones posteriores, indica el artículo que publicó ayer la BBC.
La investigación concluye que la salud de un padre desempeña un rol más importante de lo que se tenía pensado en la salud de las futuras generaciones. El equipo de Idaho hizo pruebas con una sustancia química fungicida, la vinclozolina, que provoca alteraciones en las hormonas de las ratas. Las ratas expuestas al fungicida mostraron daños y crecimiento excesivo de la próstata, infertilidad y problemas renales.
Coincidente con los científicos de Idaho, una especialista en reproducción masculina y femenina de la Universidad de Rutgers, Cynthia Daniels, dijo que los hombres que consumen mucho alcohol tienen un índice más alto de defectos en los espermatozoides, y que la nicotina llega hasta el fluido seminal y la sangre.
En la misma línea, el profesor Neil McClure, experto en fertilidad de la Universidad de Queens en Belfast, afirmó que si bien el ADN de los espermatozoides estaba más herméticamente compacto que en otras células, una vez dañado no tiene ningún mecanismo de reparación.
"Fumar como una chimenea o beber grandes cantidades de alcohol provocará daños en los espermatozoides y probablemente en el ADN de los espermatozoides", afirma el científico. (Especial)
La investigación concluye que los defectos de espermatozoides que han sido expuestos a toxinas ambientales pueden transmitirse de generación en generación, y que los padres que fuman y beben deberían estar conscientes de que no sólo se están provocando potenciales daños a sí mismos, sino también a sus hijos. Pruebas sobre ratas mostraron que los daños generados por la exposición a sustancias químicas utilizadas en jardinería se manifestaban hasta en cuatro generaciones posteriores, indica el artículo que publicó ayer la BBC.
La investigación concluye que la salud de un padre desempeña un rol más importante de lo que se tenía pensado en la salud de las futuras generaciones. El equipo de Idaho hizo pruebas con una sustancia química fungicida, la vinclozolina, que provoca alteraciones en las hormonas de las ratas. Las ratas expuestas al fungicida mostraron daños y crecimiento excesivo de la próstata, infertilidad y problemas renales.
Coincidente con los científicos de Idaho, una especialista en reproducción masculina y femenina de la Universidad de Rutgers, Cynthia Daniels, dijo que los hombres que consumen mucho alcohol tienen un índice más alto de defectos en los espermatozoides, y que la nicotina llega hasta el fluido seminal y la sangre.
En la misma línea, el profesor Neil McClure, experto en fertilidad de la Universidad de Queens en Belfast, afirmó que si bien el ADN de los espermatozoides estaba más herméticamente compacto que en otras células, una vez dañado no tiene ningún mecanismo de reparación.
"Fumar como una chimenea o beber grandes cantidades de alcohol provocará daños en los espermatozoides y probablemente en el ADN de los espermatozoides", afirma el científico. (Especial)
NOTICIAS RELACIONADAS