El desgaste de Alperovich

El desgaste de Alperovich

En el debate de la Legislatura se olvidaron de que el gobernador intervino protagónicamente en la privatización del banco estatal con Bussi. Por Carlos Abrehu - Secretario General de Redacción.

17 Febrero 2008
El gobernador se fue oficialmente a Brasil (otros sospechan que viajó a Cuba) cuando su gestión empieza a exhibir síntomas de desgaste. José Alperovich ya no tiene a quién acusar por la herencia recibida porque su presente problemático es obra suya. Las dificultades de hoy son producto de decisiones y omisiones de su autoría. Es el resultado de un estilo verticalista que sólo escucha opiniones afines y descarta aquellas no se ensamblan con sus planes. Acaso el síntoma más fresco de ese estado de cosas sea el aislamiento en que quedó sumido Tucumán tras la brusca suspensión de los vuelos de Austral y de Aerolíneas Argentinas, a partir del viernes.
Es cierto que Aerolíneas y la Fuerza Aérea se echan la culpa de la parálisis del aeropuerto y que el Gobierno es rehén del tironeo. Alperovich se jacta de su buena llegada a la Casa Rosada, pero no supo evitar la reiteración de una situación que ya afectó las operaciones de los vuelos comerciales en 2007. Su influencia sobre organismos federales -como el Ministerio de Defensa, de donde depende la Fuerza Aérea- es nula. Si hubiera existido ese ascendente político, los aparatos de radioayuda habrían sido reparados y el papelón no habría ocurrido.
Ante el mundo, Tucumán descendió al estatus de provincia tercermundista, muy alejada del liderazgo regional que pretende ejercer y que cedió a Salta cuando Antonio Domingo Bussi llegó al poder. A los ciudadanos que quedaron varados el viernes a la noche en Cevil Pozo les cayó muy mal la noticia de que Alperovich había salido de Tucumán en el avión oficial, sin tener que soportar los mismos contratiempos que ellos.
El gobernador partía mientras se llevaba a cabo la novena marcha en defensa de los inmuebles históricos de la ciudad. Se trata del foco de descontento cívico que sacudió la desmovilización que automáticamente genera enero, y que es la contracara de la impermeabilidad alperovichista a revisar sus acciones gubernamentales. Este fue también el detonante de la renuncia de tres funcionarios del área cultural (Jorgelina García Azcárate, María Blanca Nuri y Pablo Parolo) en la mayor crisis que se conoce en la administración alperovichista desde octubre de 2003.
El verticalismo imperante no tolera la menor disidencia con el proyecto de José, como le dicen sus más fervorosos seguidores. Se apuesta ciegamente a la clarividencia del jefe de Estado, sin atender la más mínima argumentación en sentido contrario.
La disidencia cívica se engrosó con aportes de cuadros políticos de distinta procedencia, que se cuidan de no exhibir su identidad para respetar el matiz apartidista que signó la marcha, nacida a raíz de la ley que autoriza la venta del patrimonio inmobiliario de interés histórico. El rígido encolumnamiento de la mayoría oficialista de la Legislatura impidió hacerse eco del reclamo social de participación.

Una verdad a medias
Si por algo sobresale el bloque legislativo "Tucumán crece" es por su disciplinada defensa del gobernador. Ni la más mínima fisura se percibe en el recinto. Se destacó en esa férrea línea estratégica el ex ministro José Alberto Cúneo Vergés, de impecable foja de servicios antibussista. De hecho, en 1987, junto con Olijela Rivas, en más de una oportunidad, firmó solicitadas en las que repudiaba la reaparición del ex gobernador procesista en la vida pública tucumana.
Ricardo Bussi objetó que el Banco del Tucumán haya sido incluido como prestamista de los ciudadanos que estén en edad de jubilarse, pero que les faltan aportes previsionales a la Anses.
Según el legislador de FR, bastaba la Caja Popular de Ahorros como agente financista que podía ayudar a cubrir el faltante de aportes jubilatorios. Cúneo Vergés lo apabulló al evocar que Bussi transfirió el Banco de la Provincia al Banco del Tucumán -al entonces Banco Comafi-. Lo que dijo el legislador oficialista fue un típico ejemplo de verdad a medias.
Pero no recordó que Alperovich, legislador radical en aquella época, intervino protagónicamente en la venta del banco estatal. La trayectoria zigzagueante del gobernador en la política partidaria desubicó al ortodoxo pejotista. El rédito que obtiene el Banco del Tucumán -ahora en manos del Banco Macro- en sus operaciones con agentes públicos y jubilados genera encendidas discusiones. Pero la mayoría oficialista cierra siempre la controversia con el peso de los votos.
La ley quedó sancionada con el Banco del Tucumán y la Caja Popular como financistas de los próximos jubilados y el gobernador sonrió antes del viaje.

Se suman los amigos
Alperovich se ocupa de los trámites para radicar hoteles -y si son de amigos mucho mejor-, pero también de incorporar a dirigentes políticos de otro signo.
Ante intendentes y comisionados comunales del propio palo, adelantó que el simoqueño Luis González es el primer "radical "A" de Tucumán. González le arrebató la intendencia al peronismo en los comicios de agosto y ahora se pasó de bando. Inclusive, anticipó que será el próximo presidente de la UCR comarcana. De lo que pasó en octubre, Alperovich extrajo una conclusión: a la estructura radical debía dividirla y domesticarla del todo. En 2009 se jugará su destino, aunque no se postule para diputado o para senador nacional. Bloquear la formación de coaliciones adversas y dividir para reinar son las dos caras de la misma política. Al sindicalista Roberto Palina ya lo contabilizan también entre los radicales "A". Aun disminuida, la UCR posee una organización ramificada en la geografía provincial, que debe ser neutralizada. Ceder otra diputación sería un pésimo antecedente para los comicios generales de 2011, máxime si se albergan expectativas de ascenso en la política nacional, como ser un potencial integrante de una fórmula presidencial.
Si no hay una, habrá dos. Así reflexionaban humorísticamente entre dirigentes de la ya extinta Unión Nacional de Avanzada (UNA) que agrupó a diferentes partidos a Alperovich y a Cristina Kirchner en octubre. Están repuestos de la deserción de Roberto Lavagna -deglutido por las arenas movedizas del peronismo- y proyectan una confluencia más abierta para los próximos tiempos electorales.
Los amigos de siempre vuelven en cualquier momento. La incursión del empresario Gustavo Cinosi por Casa de Gobierno está ligada a la radicación del Sheraton en Tucumán. Detrás de Cinosi se proyectan las sombras del inefable superministro kirchnerista Julio de Vido y del secretario de Obras Públicas, José López. La intempestiva determinación de Alperovich causó profundo malestar en el grupo inglés Fulcrum Group, que en octubre había presentado una propuesta integral de instalación de un complejo hotelero en el mismo predio donde iría el Sheraton. Las tratativas se dilataron en demasía y en el Fulcrum Group se sospecha que fueron utilizados como pantalla para encubrir otra negociación.

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