Barbarita Flores fue a saludar a Jorge Lanata

Barbarita Flores fue a saludar a Jorge Lanata

El hoy de la nena que lloró de hambre en la TV. El periodista presentó su novela "Muertos de amor".

ENCUENTRO. La ayuda de Lanata le cambió la vida a Barbarita. LA GACETA / HECTOR PERALTA ENCUENTRO. La ayuda de Lanata le cambió la vida a Barbarita. LA GACETA / HECTOR PERALTA
29 Mayo 2007
Hizo la fila prolijamente, como cualquier “hija de vecino”, aguantándose el frío y el aguanieve del atardecer, a la espera de su turno para hablar con Jorge Lanata, en la librería que lo había invitado a Tucumán. Eso sí, Barbarita Flores no llevaba un ejemplar del libro “Muertos de amor” en busca de autógrafo, sino una carta.
Los papás de Barbarita dirían después que en esa esquela que le entregó la adolescente al periodista se resumía el agradecimiento de la familia Flores, a quien en 2004, en el documental “Deuda”, registró en un contrapunto entre la opulencia de Davos y la tragedia de los chicos desnutridos, corporizada en el rostro de esa nena que, en 2001, había llorado de hambre ante las cámaras de televisión. Esa imagen despertó en su momento una cadena de solidaridad nunca antes vista en Tucumán. Y el vínculo de Lanata con Tucumán no se ha roto. El mes pasado transmitió desde Tucumán el programa que conduce por Radio del Plata. “Hicimos una colecta de zapatos, y a la carga la trajo Andreani. Transmitimos desde el barrio ATE, con los chicos en piso”, recordó el periodista.
Por su parte, Juan Samuel, el padre de “Barbie”, explicó su presencia en la librería: “sólo queríamos agradecerle a Lanata todo lo que ha hecho por nosotros”. A seis años de distancia de 2001 en Tucumán, Barbarita es una adolescente de sonrisa amplia que cursa el séptimo grado en la Escuela Nº 248, y a la que le gustan las matemáticas. La nena que alguna vez lloró de hambre cuenta que cuando sea grande quiere estudiar cocina. La madre, Carmen, no estudió cocina, pero colabora en la cocina comunitaria del barrio ATE. Y el padre, Juan Samuel, que trabaja en la Casa de Gobierno, asegura que su vida sigue siendo modesta, pero que disfruta de tener un trabajo y de poder llevar a sus hijos a pasear al río, las tardecitas de calor.

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