Carlos Tejedor

Carlos Tejedor

En 1880, el gobernador de Buenos Aires se obstinó en que el electo Roca no asumiera la presidencia y en que su ciudad no se convirtiera en Capital. Se enfrentó así con el Gobierno Nacional, en combates donde murieron unas 3.000 personas.

CARLOS TEJEDOR.  El tucumano Ignacio Baz lo retrató en este dibujo en Chile, en los años 1840. CARLOS TEJEDOR. El tucumano Ignacio Baz lo retrató en este dibujo en Chile, en los años 1840.
14 Diciembre 2003
El doctor Carlos Tejedor es una curiosa figura de la historia argentina. Tuvo las más altas posiciones y las desempeñó con gran brillo. Pero en la última, como gobernador de Buenos Aires, su juicio se vio nublado por el localismo. Así, le tocaría ser deslucido protagonista perdedor, en la pugna qure solucionó definitivamente la cuestión Capital de la República.
Porteño, nacido en 1817, se doctoró en Derecho muy joven y participó de modo activo en la lucha contra Rosas. En 1839 fue encarcelado y condenado a muerte, pero logró fugarse y se unió a las fuerzas de Lavalle. Estuvo emigrado en el Brasil y en Chile. En este último país ejerció largamente el periodismo y tuvo mucha relación con Domingo Faustino Sarmiento. Después de la batalla de Caseros, en 1852, Tejedor regresó a Buenos Aires.
Entre otros cargos, fue sucesivamente director de la Biblioteca Nacional, diputado provincial, constituyente, diputado nacional y ministro de Relaciones Exteriores en la presidencia de Sarmiento. De su destacada actuación como canciller, merece recordarse su resuelta oposición a que se desmembrase el Paraguay, por ejemplo. Embajador en el Brasil, fue además un muy erudito jurisconsulto y un afamado catedrático de la Universidad. Escribió varios libros jurídicos y redactó el excelente Código Penal conocido como "Código Tejedor". En 1878 fue elegido gobernador de Buenos Aires.
Por esa época, la Argentina no tenía propiamente Capital, de manera que el Gobierno de la Nación limitaba su jurisdicción en Buenos Aires a la Casa Rosada, el Congreso, la sede de la Suprema Corte, y muy poco más. Ni bien asumió, Tejedor no titubeó en calificar al presidente Nicolás Avellaneda de "huésped" de esa ciudad. Cuando empezó la campaña electoral (el período de Avellaneda terminaba en 1888) y se vio la fuerte posibilidad de que otro tucumano, Julio Argentino Roca, fuera elevado a la alta magistratura, los porteñistas levantaron la candidatura presidencial de Carlos Tejedor.
Simultáneamente con algunos intentos de arreglo con Roca que no cuajaron, Tejedor empezó a mostrar una actitud guerrera. Dejó claro que Buenos Aires no aceptaría a otro provinciano, a pesar de que la elección dio un contundente triunfo a Roca. Los tejedoristas formaron "sociedades de tiro" que, con el pretexto de practicar con las armas, constituían en realidad un ejército del gobernador porteño listo psara actuar. Siempre conciliador, Avellaneda exhortó a disolver estos cuerpos armados, sin éxito.
Las cosas estallaron el 2 de junio de 1880. Ese día, Tejedor, en actitud desafiante, había desembarcado una gran cantidad de armamento. Entonces, Avellaneda se retiró a Belgrano, se puso bajo la protección del Ejército e instaló allí el Gobierno Nacional. Declaró que no volvería a Buenos Aires mientras se mantuviera la insurrección armada. Al mismo tiempo, por telégrafo, convocaba a las provincias a enviar fuerzas para sostener al gobierno constitucional.
El Ejército y las fuerzas rebeldes chocaron en Barracas, Los Corrales y Puente Alsina, en combates con un saldo de cerca de 3.000 muertos. Tejedor se dio cuenta de que no podía resistir a las fuerzas nacionales y, por medio del general Bartolomé Mitre, encaró negociaciones de paz, cuya primera condición fue su renuncia al gobierno. Es conocido lo que siguió. El Congreso declaró Capital Federal a Buenos Aires y Roca asumió la presidencia de la Nación.
Retirado de la política, Tejedor murió en 1903. Luis María Drago lo consideraba "un hombre de gran carácter". Jose María Zuviría destaca "lo brusco, engreído y altanero de su porte" y sus "resueltos modales". Afirma que tenía dos personalidades: la pública, tonante y dura, y la privada, que era accesible, jovial y comunicativa. Ricardo Sáenz Hayes lo llama "personaje destemplado y agresivo". Para el ácido tucumano José "Pepe" Posse, Tejedor era un "brutón indómito".

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