Cada hogar de tránsito es un oasis de afecto en el camino de la adopción

Cada hogar de tránsito es un oasis de afecto en el camino de la adopción

Las madres transitorias llegan a "malcriar" a los chicos a su cargo, para darles una contención. "Buscamos otorgarles cariño", dicen. Una etapa difícil.

UN GRUPO ESPECIAL. La familia Tula cuenta que atender a un bebé en tránsito es muy gratificante. UN GRUPO ESPECIAL. La familia Tula cuenta que atender a un bebé en tránsito es muy gratificante.
08 Agosto 2002
En el camino que conduce a un bebé hacia el feliz encuentro con sus padres adoptivos, los hogares de tránsito cumplen un papel vital, porque el niño debe estar contenido afectivamente mientras se cumplen los trámites de rigor. Se trata de uno de los servicios más humanitarios que abarca la labor del Equipo de Asistencia y Adopción, que celebra sus 22 años.

Una terapia
A menudo sorprende ver cómo las familias que hospedan a un bebé se sienten tan gratificadas con esa labor, que se olvidan de incomodidades, desvelos y berrinches de la criatura. "Sufrimos cuando se lo llevan, pero mientras lo tenemos con nosotros nos hace bien. Es una terapia que ayuda a unir más a la familia. Muchos no entienden. Uno se siente útil", comentó María Angela Lastra de Tula, quien recibió una distinción especial porque desde hace 10 años colabora como jefa de un hogar de tránsito, junto a sus hijos Ana María (23), Juan José (24) y Elizabeth (27).
"Mis vecinas me cuestionan; no entienden por qué me tomo este trabajo y me desvelo por un hijo ajeno, al que se van a llevar. ?Te gusta sufrir?, me dicen. Pero ellas no conocen lo que se disfruta atendiéndolo", reflexionó María Angela. El papel de madre transitoria incluye "malcriar" al chico como si fuera propio. "Lo hago dormir conmigo y todo. No me importa que se acostumbre mal. Lo que buscamos es darle cariño", afirmó.

Requisitos
Hasta el momento, un total de 1.018 bebés pasaron por los hogares de tránsito del Equipo de Adopción. Un tercio de ellos regresaron con sus padres biológicos y los demás fueron adoptados. Un hogar de tránsito debe ser una familia con hijos, que no tenga la intención de adoptar, porque de lo contrario podrían encariñarse demasiado con el niño y negarse a devolverlo al término de los tres meses.
"Se han dado casos de bebés con malformaciones o problemas de salud congénitos, que sí permanecieron en sus hogares de tránsito -admitió Marta Capuano de Rojas-. Con respecto a los chicos con problemas, se está produciendo una apertura. Ahora hay muchos adoptados por matrimonios de Tucumán. Antes teníamos que buscar candidatos de Buenos Aires".
Actualmente hay 25 niños en hogares de tránsito de la provincia, poco menos que el año pasado, cuando llegaron a 30. Algunos hogares colaboran durante años; otros dejan de hacerlo porque la dueña de casa consiguió un trabajo y no dispone de tiempo, o en otros casos la familia no logra superar la pena de separarse del niño.
Según contaron Cristina de Colombres Garmendia, Antonia de Fernández, Marta Nougués, Silvia de Peña y Marta de Terán, integrantes del equipo, siempre mantienen contacto con los chicos que entregaron y con sus familias adoptivas. Un mural con fotos, en el local de Marcos Paz 238, testimonia historias de amor filial y de solidaridad.

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