La hipótesis de que Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte no actuaron en soledad para planificar y ejecutar el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner cobra fuerza entre los investigadores, que pusieron la lupa sobre la denominada "banda de los copitos".

Por estas horas, la pesquisa apunta a dilucidar si existía algún tipo de apoyo logístico o financiero de parte del grupo dedicado supuestamente a comercializar algodón de azúcar en las calles porteñas.

Fuentes judiciales señalan que, a criterio de la jueza María Eugenia Capuchetti, el intento de magnicidio a la líder del Frente de Todos estuvo planificado. Inclusive, en el expediente hay fuertes indicios de que se llevaron adelante taras de inteligencia previa desde antes del alegato del fiscal Diego Luciani, en el que pidió una condena de 12 años de cárcel contra CFK por la causa "Vialidad".

Ahora, los investigadores estudian los movimientos del entorno de Sabag Montiel, el hombre detenido tras haberle gatillado a la vicepresidenta, y de su novia, Uliarte. La clave estaría en los celulares que, voluntariamente, entregaron los amigos de la pareja a la Justicia.

Por ello, la lupa comenzó a posarse sobre la figura de Nicolás Gabriel Carrizo, consignó TN. Se trata del dueño de la máquina que produce los algodones de azúcar (llamados "copos" en Buenos Aires). Los detectives de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) -fuerza sobre la que se apoya Capuchetti para esta sensible causa- analizan videos e imágenes que lo mostrarían rondando el edificio en el que vive la presidenta del Senado.

La venta de algodón de azúcar, ¿una fachada?

Los agentes finalizaron el trabajo de descarga de datos y archivos sobre el teléfono de Uliarte y lograron desbloquear una documento encriptado. Analizan 120 gigabytes de información de ese aparato.

Al mismo tiempo, continúan el trabajo sobre los teléfonos del resto de los miembros. Tratan establecer si fueron manipulados con anterioridad para eliminar o descartar información, debido a que encontraron material borrado.

Ninguna hipótesis se descarta. Tampoco que la venta de copos haya sido una fachada. Buscan establecer cómo se sustentaban ya que contaban con tiempo libre para realizar trabajos previos y creen que no vivían de la venta de copos de azúcar.

En ese orden, los pesquisas trabajan para establecer líneas de apoyo logístico o financiero, y de qué vivían.

Si bien, en un primer análisis, los miembros de la organización parecen vulnerables e influenciables, hay evidencias de que, una vez ejecutado el atentado, la novia del agresor recibió contención por parte de su entorno.

Durante el fin de semana posterior al ataque contra Cristina Kirchner, los integrantes del grupo utilizaron otras vías de comunicación alternativas por redes sociales.

Al mismo tiempo, se incorporará a la investigación un video emitido por C5N que muestra a Sabag Montiel cerca de Axel Kicillof, cuando el gobernador visitó a la líder del Frente de Todos, el 27 de agosto, en momentos en que comenzaba el conflicto entre Nación y Ciudad por las vallas en Recoleta.

Las dudas sobre los ingresos

Los datos obtenidos en el expediente señalan que Sabag Montiel y Uliarte formaban parte del grupo de vendedores de algodón de azúcar.

La pregunta sobre los ingresos surge porque, según los investigadores, contaban con tiempo libre para realizar los trabajos previos. Se cree que no vivían de la venta de copos de azúcar; se están analizando sus contactos y sus movimientos de dinero. De acuerdo con testimonios reunidos, Uliarte fue recibida cerca del mediodía del viernes por Carrizo, quien declaró en la justicia ser dueño de la máquina que fabrica los copos de azúcar, y Eduardo Orozco, que dijo ser vendedor.

Carrizo y Orozco brindaron sus relatos como testigos y no están imputados en la causa. Pero la PSA investiga el contenido de sus teléfonos celulares a los fines de saber qué grado de vinculación tuvieron con el hecho que se les imputa a Sabag Montiel (a quien llamaban "Nando") y a Uliarte. Según publicó LA NACION, se busca saber si los celulares fueron manipulados antes de ser entregados a la Justicia para eliminar o descartar información, ya que se encontró material borrado.