Sampaoli, un DT 2.0 para una Selección en apuros
héctor laurada 
télam
Héctor Laurada - Télam

Jorge Sampaoli llegó a la Selección con la perentoria obligación de clasificarla al Mundial en cuatro partidos, partiendo desde Repechaje y debutando ante Uruguay y en Montevideo. Con poco tiempo, el DT trató de suplirlo “aggiornándose” a la contemporaneidad de la tecnología.

Para ello, marcó diferencias con sus dos antecesores. Aunque no fue tan fuerte en la época de Gerardo Martino, las observaciones a su sucesor Edgardo Bauza de parte de los jugadores respecto de sus métodos “anticuados” de entrenamiento, marcaron un alto porcentaje de su suerte.

Sampaoli tenía claro esto y se movió rápidamente en beneficio del equipo y en defensa propia, subido a sus convicciones, al aprendizaje que terminó de completar en Sevilla y a la picardía incorporada desde sus orígenes.

Para eso decidió armar un círculo áulico reducido cuya cabeza visible es su mano derecha, Sebastián Beccacece, y partió rumbo a Europa para entrevistar a los referentes históricos.

Tres horas con Lionel Messi y cuatro, el récord, con el conductor intelectual del grupo, Javier Mascherano, fueron los estandartes de lo que pretende para sus dirigidos, algo que les transmitió a través de computadoras y pantallas leds, para “ahorrar tiempo y que al llegar a la primera práctica cada jugador sepa lo que se pretende de él”, según explicó.

No todo terminó con ese periplo. Al llegar al país dedicó una atención similar a futbolistas del ámbito local de la que tres de los cuatro convocados del fútbol argentino para estos partidos: Lautaro Acosta, Darío Benedetto y Fabricio Bustos. A Javier Pinola lo tenía en los planes desde antes.

Así, Sampaoli realizó varios “entrenamientos 2.0” lejos del césped y la pelota, algo que genera debate entre nuevas generaciones y las que vivieron otra época del fútbol, empezando por los DT. Los “resultados” de esta forma moderna de trabajar fuera de las canchas serán considerados exitosos pura y exclusivamente si se dan los “resultados” dentro de ellas.

Sampaoli tiene 57 años y a su favor cuenta con el hecho de pertenecer a esa generación de detractores de la utilización de la tecnología en el fútbol, por lo que comprende mejor que ellos la utilidad de su aplicación. Sin embargo, para bien o para mal y tal como dijo alguna vez uno de los técnicos más ganadores en la historia de su “amado” River, Ángel Labruna: “la verdad está en el verde césped”.