Día del Amigo: El origen de la celebración y la historia de las 1.000 cartas que pocos conocen

Día del Amigo: El origen de la celebración y la historia de las 1.000 cartas que pocos conocen

Un odontólogo bonaerense tuvo un gesto que conmovió a decenas de países.

El alunizaje del Apolo 11 y el hombre de las 1.000 cartas El alunizaje del Apolo 11 y el hombre de las 1.000 cartas
06 Julio 2023

Este 20 de julio, como cada año, se celebrará el Día del Amigo en Argentina. Miles de personas irán al encuentro de los que siempre están y los que hace mucho no ven. Pero la efemérides oculta una historia que pocos conocen.

Los argentinos comparten una forma particular de vincularse. La familia es una figura central en la sociedad y los amigos incluso llegan a ser parte de ese núcleo tan íntimo. Por eso, el Día del Amigo, es una de las celebraciones más importantes en el país.

Por qué se celebra el Día del Amigo

La historia más conocida cuenta que en 1969 muchos argentinos se reunieron en casas de desconocidos a ver por televisión un evento único. Ese año, el Apolo 11 llegaba a la Luna en una primera expedición con tripulación exitosa.

Ese "gran salto para la humanidad" constituyó para algunos países un hito en la socialización. La intimidad de los hogares se abrió para recibir a todos los entusiastas del viaje espacial.

La historia del Día del Amigo que pocos conocen

En 1969, en paralelo al alunizaje, otro hecho histórico sucedía. El odontólogo de Lomas de Zamora, Enrique Ernesto Febbraro, decidió emprender un proyecto personal para fomentar la amistad. El hombre envió nada más y nada menos que 1.000 cartas a 100 países diferentes.

Con la expedición del Apolo 11, la humanidad entera hablaba de la llegada a la Luna. "Al oír eso, me pareció que era el momento ideal para lanzar el Día del Amigo", recordaba Febbraro en 2001 para Clarín.

Utilizando siete idiomas y aportando su granito de arena, el odontólogo impulsó "no del día de la amistad, sino del amigo, porque un amigo es alguien de carne y hueso", según explicó.

Febbraro era, también, locutor de Radio Splendid y, conmovido por las cartas que le enviaban sus oyentes, buscó la manera de retribuir el gesto. La historia tuvo un buen final porque al menos 700 personas respondieron a sus misivas.

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