Barrio El Bosque: “Me levanto todos los días con olor a cloacas en mi casa”

Barrio El Bosque: “Me levanto todos los días con olor a cloacas en mi casa”

Las aguas servidas invaden a los vecinos del barrio El Bosque, tanto dentro como fuera de sus hogares. Testimonios sobre las dificultades que atraviesan.

UN LUGAR DONDE VIVIR ES INSOPORTABLE. Los vecinos se quejan de las aguas servidas y olores nauseabundos.  UN LUGAR DONDE VIVIR ES INSOPORTABLE. Los vecinos se quejan de las aguas servidas y olores nauseabundos. La Gaceta / fotos de Analía Jaramillo
05 Junio 2023

“Es imposible vivir así”, aseveró Elizabet Mantau sobre una problemática que “inunda” al barrio El Bosque hace más de cinco años. Los vecinos denuncian que viven entre el mal olor y los grandes charcos de agua podrida, que a veces sale de sus casas y contamina los espacios. “Si pudiera vender esta casa, lo haría a mitad de precio”, aseguró la mujer, que con el paso del tiempo aprendió a “darse maña” para evitar a toda costa el hedor. “Abro la puerta de la parte de atrás hasta el mediodía; después cierro todo porque no se aguanta, y las ventanas están siempre cerradas”, detalló Mantau, que vive en Asunción y pasaje Edmundo de Amicis.

Mencionó que le da vergüenza recibir visitas y que las calles suponen un peligro por los grandes pozos y charcos de agua. Y también son un problema los mosquitos. “Hay que estar todo el día con el repelente en una mano y el desodorante en el otro”, se quejó.

El olor siempre está, pero hay días en que el líquido cloacal desprende más hediondez, coincidieron los vecinos. En esos casos, Mantau se coloca un barbijo, carga un balde con agua y trata de mezclar el agua podrida con el agua limpia para que no se sienta tanto el aroma desagradable. “Me levanto todos los días con olor a cloacas en mi casa, es incontrolable”, relató.

Una de sus vecinas, Liliana Lucena, agregó que se inició un procedimiento judicial hace años, que continúa sin resolverse. “Presentamos una demanda. En 2008 empezamos un juicio contencioso administrativo por problemas de pérdidas de agua y de cloaca”, profundizó. Además, remarcó que se dirigieron en varias ocasiones a la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), aunque no tuvieron respuesta. “Lo único que nos dijeron es que iban a hacernos un descuento, pero no que vendrían a arreglar”, manifestó.

“No se puede estar”

María Ester Peñaranda vive a algunas casas de distancia de Mantau. Al momento de la nota con LA GACETA, la mujer se encontraba con dengue. Aún así, compartió la mala experiencia que tiene desde que vive en el barrio. “El olor te ataca los bronquios, las vías respiratorias; es un olor con el que no se puede estar. Nos sale agua podrida por el costado de la casa”, relató.

La mujer aseguró que el problema de la presencia de líquidos cloacales en las aguas servidas supone un gran riesgo para la salud, como ya muchos vecinos han padecido. “Enfermedades ya tuvimos todas; erupciones, acné, enfermedades estomacales, acidez, todo lo que se puedan imaginar. Le pasa a gente grande, a adolescentes, a niños”, reclamó Peñaranda. Y alertó: “cuando no sale por la calle, explota en alguna casa”. Nilda Vélez respaldó sus dichos: “a mí me sale agua podrida por la bacha de la cocina, y la chica del frente se baña con una palangana porque sino le sale agua de la cloaca”, mencionó.

En la esquina de la escuela Rector Benjamín Villafañe, la situación es similar. “Hace 25 años que está eso así”, dijo una docente, que prefirió reservar su nombre, y apuntó al enorme charco de agua podrida que había a unos metros, en José Hernández y Blas Parera. “Estamos cansados de llamar y pedir por favor que saquen todo esto, los padres de nuestros alumnos presentaron cinco notas a la SAT”, reclamó.

La maestra Sara Oppe dijo que “no se podía respirar”. “Al pasar vehículos todo el tiempo, se remueve el olor que incluso entra en la cocina de la escuela. Los niños llegan todo embarrados, se caen, algunos tienen que dar la vuelta a la manzana para cruzar, es desesperante”, contó.

Entre murmullos, una docente y un guardia de la escuela comentaban más experiencias. “Se me echaron a perder unas botas porque el mal olor no se le fue más”, dijo la mujer.

Denuncia a la SAT

La alerta surgió a partir de una denuncia penal que el abogado Alfredo Aydar presentó contra la SAT. La acusación por contaminación estuvo respaldada por una investigación a cargo del especialista Hugo Pizzi, que detectó la presencia de materia fecal en distintos puntos de la Capital, y además, en el río Salí.

El letrado denuncia una “infracción a los artículos 55 y 57 de la Ley Nacional N° 24.051 en contra de los directivos de la SAT y de autoridades provinciales, que omiten cumplir con su función de garante prevista en el artículo 41 de la Constitución Nacional”.

A la espera del dictamen del juzgado, que podría llegar hasta el lunes de la semana que viene, Aydar explicó: “Ya pasó el expediente para que el Ministerio Público Fiscal decida la competencia e inicie el proceso. Luego de eso, la Justicia va a determinar si se debe citar a los responsables de la SAT o del Gobierno para ver qué es lo que no se está haciendo”, detalló.

Hasta el momento, la empresa prestataria de los servicios de agua y cloacas sólo remarcó que el organismo “se encuentra a plena disposición de los órganos para cooperar activamente en todo cuanto hiciera falta para el esclarecimiento del hecho”.

Y manifestó que la SAT “cuenta con una planta de tratamiento de líquidos cloacales que se encuentra en funcionamiento”. “La gestión de sus efluentes se lleva a cabo de modo ambientalmente apto y sustentable”, había dicho mediante un comunicado. (Producción periodística: Bárbara Nieva)

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