La diversidad material y simbólica que ofrece la literatura de cada país es inabarcable; al punto de que una vida entera no bastaría para satisfacernos. Entre tantas propuestas extranjeras, las obras asiáticas se presentan como un territorio exótico, cautivante.
Sin fronteras idiomáticas o físicas que los detengan, en los últimos años hubo autores que adquirieron una gran fama internacional; al punto de obtener preciados galardones por su relevancia para la cultura universal. El ejemplo más reciente de esta tendencia fue la entrega del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2023 al escritor y traductor Haruki Murakami. Su reconocimiento nos sirve como incentivo para empezar a leer a otros autores japoneses y salir de nuestra zona de confort lectora.
¿Qué puede ofrecernos la literatura nipona? Lo central es cortar con las estructuras narrativas (bastante repetitivas) a las que estamos acostumbrados. “Por lo general, en los libros, las películas y las series occidentales las narrativas suelen tener un inicio, nudo y desenlace. Es decir, que hay algún hecho conflictivo, revelación o situación que genera -después de varios capítulos o episodios- un pico máximo de tensión. Hacia ahí es donde apunta el quid de la cuestión”, indica la profesora de Letras Candela Hattori.
No obstante, la literatura japonesa contemporánea se caracteriza por disponer de relatos lineales; con tramas que no derivan en drásticos remates ni conclusiones disruptivas. “Podríamos decir que la literatura occidental es como un mar embravecido, con ondulaciones constantes que deben llegar a algún puerto o destino irremediablemente. En cambio, las historias japonesas actuales se asemejan más al agua calma y se centran en las personas que ven ese paisaje desde lejos”, explica la docente de idioma.
A su vez, las obras suelen posar su mirada en lo colectivo y estar embebidas de la filosofía de la tranquilidad e introspección. “Al compararlas con el estilo occidental las tramas japonesas son más lentas y tienden a regalarnos reflexiones o conversaciones casuales en las cuales se filtra un trasfondo mucho más profundo. Otro elemento recurrente es la creación de personajes peculiares que por alguna condición física, hecho del pasado o actitud rompen con la lógica de la sociedad y son (auto)marginados de ella”, agrega.
Estas cuestiones transforman a las obras en una literatura de la sensibilidad o el día a día. En bastantes títulos puede notarse también una fuerte apreciación o contemplación hacia la naturaleza y el uso del realismo mágico.
Para leer
Banana Yoshimoto
En 1987, mientras aún era universitaria, la autora ganó el Premio Kaien de “Escritores recién llegados” tras publicar su primera novela (“Kitchen”). Su bibliografía está compuesta de novelas, ensayos y relatos que la convirtieron en una de las voces femeninas más populares de la literatura japonesa actual. La escritura de Yoshimoto es sencilla y fácil de leer; con episodios divertidos o teñidos de una suave ingenuidad. En sus obras suele abordarse la temática de la pérdida (con amores frustrados, muertes o abandonos) y la sanación a través de nuevas relaciones que surgen de la casualidad. Su mayor aporte es el interés que pone sobre lo cotidiano y el desencanto; la búsqueda de sentido, el existencialismo urbano.
Un dato interesante es que la autora visitó Argentina en el pasado y creó una obra titulada “Argentine Hag” (sin traducción al castellano). En su biblioteca aparecen también algunos títulos de Gabriel García Márquez e Isabel Allende.
- Libros sugeridos: “Recuerdos de un callejón sin salida”, “Sueño Profundo”, “Kitchen” y “Lagartija”.
Yoko Ogawa
La escritora recibió en 2007 la distinción francesa de la Orden de las Artes y las Letras y dispone de dos obras adaptadas al cine: “El anillo anular” y “La fórmula preferida del profesor” (el éxito de esta novela hizo que se adapte también al formato de cómic). La memoria y la pérdida ocupan un lugar transversal (y trascendental) en la mayoría de sus títulos. Con personajes que pierden sus recuerdos, se aferran a ellos o luchan contra un olvido forzado, Ogawa refleja las vidas de sujetos que permanecen aislados o escondidos del resto de la sociedad.
En el medio, la resignación se mezcla con la necesidad de detener la desaparición de aquellas cosas importantes: hijos, objetos, amores… El máximo exponente de esta “lapidación” literaria es la distopía “La policía de la memoria”; título que se convirtió en best seller y logró que la autora fuera seleccionada en 2020 como figura destacada de la literatura asiática por The New Times y The Guardian.
- Libros sugeridos: “La policía de la memoria”, “La fórmula preferida del profesor”, “El embarazo de mi hermana” y “Kobako”.
Aki Shimazaki
Aki Shimazaki escribe con una combinación bastante particular; aunque nació en Japón, la traductora porta nacionalidad canadiense y sus obras son creadas -como lengua esencial- en francés. Entre su producción literaria se destacan cuatro pentalogías; las mismas pueden leerse por separado o juntas a partir de pequeñas conexiones espacio-temporales.
Shimazaki ofrece una escritura simple, con diálogos y frases breves. A través de la repetición y el efecto del recuerdo, el pasado (lo dicho, lo sentido, lo afrontado…) dispone de un mayor peso que el presente; siempre empañado por la decadencia del “no propósito” rutinario. En sus nouvelles, la autora ofrece a los lectores una imagen consistente y sin demasiadas pretensiones sobre la evolución de la naturaleza humana y del entorno.
- Libros sugeridos: “El corazón de Yamato”, “El quinteto de Nagasaki”, “Luna llena”, “Hozuki, la librería de Mitsuko” y “Azami, el club de Mitusko”.
Hiromi Kawakami
Kawakami es conocida como una promotora del “amor de los gestos ordinarios”. Esa descripción (bien merecida) hace eco del principal componente de sus obras. Con un fuerte componente sentimental, los escritos de Kawakami invitan a creer en un romanticismo frágil, muchas veces marcado por la aridez emocional y otras por un contacto sensual y atrapante. El amor se nutre del realismo mágico latente, pero lo supera.
En 1996, la novelista ganó el galardón Akutagawa (uno de los premios nipones más relevantes) por la obra “Pisar una serpiente”. Entre los libros que adquirieron mayor fama en Occidente se encuentra “El cielo es azul, la tierra blanca”.
- Libros sugeridos: “De pronto oigo la voz del agua”, “Los amores de Nishino”, “El señor Nakano y las mujeres”, “El cielo es azul, la tierra blanca” y “Algo que brilla como el mar”.
Ryunosuke Akutagawa
Ryunosuke Akutagawa es considerado el “padre de los cuentos” en Japón y uno de los exponentes del movimiento neorrealista que surgió en la segunda década del siglo XX. En 1915 el ensayista literario publicó su primer libro “Rashomon”; la obra -junto al cuento “En el bosque”- fue posteriormente adaptada al cine y se volvió una película icónica gracias a la dirección de Akira Kurosawa (1950).
Su escritura se nutre del periodo histórico al que perteneció. Tras salir victorioso de la Primera Guerra Mundial Japón abrió -de a poco- sus puertas a Occidente; eso implicó un tira y afloje entre el liberalismo y las tradiciones feudales. Desde su espacio, Akutagawa intentó recuperar y reinterpretar el folclore nacional mediante elementos modernos.
Preso de una existencia atormentada y una enfermedad mental heredada, los últimos años del crítico estuvieron marcados por alucinaciones y un deterioro cognitivo que lo llevó al suicidio.
Jorge Luis Borges realizó el prólogo de algunas de sus obras traducidas y uno de sus cuentos apareció en la edición número 249 de la revista Sur (1957).
- Libros sugeridos: “Vida de un loco”, “Vida de un idiota y otras confesiones”, “Rashomon y otros relatos históricos” y “Los Kappas”.
Natsume Soseki
Al margen de su rol de escritor, Soseki fue cronista de viajes para la prensa escrita y un distinguido profesor de la Universidad de Tokio. Por su faceta educativa, el autor quedó inmortalizado en los billetes de 1000 yenes que todavía circulan en Japón. También existen varias estatuas y parques con referencias al autor a lo largo y ancho del país.
Sus obras suelen acentuar los vínculos tóxicos entre los individuos y la sociedad. En especial, por la soledad y el egoísmo que brota de las relaciones humanas; la traición romántica, la deslealtad entre amigos y los suicidios (tres tópicos que aparecen en sus obras) son apenas resultados de esa puja.
Por el resto, sus trabajos incluyen la crítica a diversos grupos sociales (intelectuales, burgueses, etcétera) y un aprecio por la naturaleza y la filosofía zen como un escape.
- Libros sugeridos: “Soy un gato”, “Botchan”, “Kokoro” y “Más allá del equinoccio de primavera”.
Más autores
- Yasunari Kawabata: fue el primer japonés en ganar el Premio Nobel de Literatura en 1968. Su legado incluye los títulos “Lo bello y lo triste”, “La casa de las bellas durmientes”, “El rumor de la montaña” y “Primera nieve en el monte Fuji”.
- Yukio Mishima: el dramaturgo y ensayista es recordado por los libros “Confesiones de una máscara”, “El pabellón de oro”, “El marino que perdió la gracia del mar” y la tetralogía “El mar de la fertilidad”. Su bibliografía contempla 40 novelas, 20 libros de relatos y otro tanto de obras teatrales.
- Osamu Dazai: el novelista es considerado uno de los escritores más relevantes del siglo XX. Para aproximarnos a su pensamiento podemos empezar con los títulos “Indigno de ser humano”, “El ocaso”, “Recuerdos” y “Ocho escenas de Tokio”.