Por un Schiffrin, que no es “Lalo”, no es imposible la suspensión

Por un Schiffrin, que no es “Lalo”, no es imposible la suspensión

En el oficialismo, todos, desde el gobernador hasta el último puntero político de barrio se hacen la misma pregunta, recurrente y preocupante: ¿es posible que se suspendan nuevamente los comicios provinciales? Ciertamente no es una misión imposible, ni en términos políticos ni en aspectos jurídicos.

Así como la consulta zumba molesta en los oídos de los peronistas, a la tensión que sume en la incertidumbre a la dirigencia del oficialismo bien se le puede poner como música de fondo la que animaba aquella recordada serie de los 60-70 que protagonizan Peter Graves, Leonard Nimoy, Martín Landau, Greg Morris y Peter Lupus; y que ahora explota Tom Cruise en una entretenida saga de películas de espionaje. Quién no recuerda la cinta que se autodestruye a los cinco segundos de encomendada la misión o el encendido de un fósforo que daba lugar a una mecha quemándose sobre imágenes del episodio.

La música de fondo de esa “mission impossible”, que luego terminaba siendo posible, puede resonar hasta que se conozca la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que tal vez haga posible lo que para algunos parece imposible. Ya lo hizo una vez. Ergo, nada más adecuado que imaginar que la complicada trama, además de suspenso, deba tener una música acorde al clima político que se vive: entonces, que venga “Lalo” Schifrin a hacer su parte, el argentino que compuso esa genial e inolvidable partitura -la que hizo en tres minutos, según confesó alguna vez-, para dramatizar la hora. La mecha está encendida.

Hay que ver de qué manera se apaga, porque el cuándo más o menos se intuye, porque si sale un fallo debería producirse dentro de nueve días: el martes 6 de junio, atendiendo al último antecedente. ¿Horacio Rosatti es el Jim Phelps de los sesenta o el Ethan Hunt de este milenio? Puede parecer caprichoso ligar esta situación procesal -donde la oposición de la mano de sendas presentaciones de German Alfaro (PJS) y de Paula Omodeo (CREO) reclama la suspensión de la votación- con esta famosa serie, especialmente con Boris Claudio “Lalo” Schifrin.

Sin embargo, curiosamente, el músico es primo del ex juez Leopoldo Héctor Schiffrin al decir de Horacio Verbitsky, quién precisó: no hay error, Lalo escribía el apellido con una sola f y Polo con dos; esto sólo indica que los padres de ambos llegaron en barcos distintos o no pasaron por el mismo mostrador de Migraciones. ¿Quién es este Schiffrin con doble “f”, por qué interesa y qué papel juega en esta misión imposible? Antes de responder, cabe recordar que el 28 de diciembre de 2018 la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo declaró inconstitucional los artículos 43 -inciso 6- y 100 de Carta Magna provincial -establecían que las elección de autoridades debían hacerse dos meses antes de la finalización de mandato; o sea en agosto- “en el marco de la alta conflictividad vinculada a los desbordes de la Convención Constituyente de 2006”.

Básicamente, la resolución señalaba que la Convención Constituyente había hecho “una de más” al redactar estos artículos, considerándolos nulos. Al decir de la oposición, tanto en los planteos del PJS como el de CREO, ese tribunal no podía sustituir la decisión de la convención reformadora cuando lo resuelto estaba contemplado dentro de los márgenes que le trazó la ley 7.469, de convocatoria a la modificación del texto constitucional.

Es aquí donde entra a terciar el Schiffrin con doble “f”, pero con la música de su pariente “Lalo”. Ingresa a esta novela electoral por Alfaro, en el pedido que hizo para nueva suspensión de los comicios. Allí se menciona la causa Schiffrin, Leopoldo Héctor c/Poder Ejecutivo Nacional, para avalar su solicitud de freno de la votación. Allí la Corte Suprema de Justicia, aludiendo a la facultad de la convención constituyente apunta: que lo decidido por una Asamblea Reformadora merece la más alta de las deferencias y, por ende, exige que el control judicial solo deje sin efecto la voluntad soberana cuando encuentre una grave transgresión de los límites impuestos por la norma habilitante.

Aquí vale subrayar que la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo aludió a “desbordes de la Convención Constituyente de 2006” para justificar la resolución de inconstitucionalidad. Como se dijo, tanto el PS como CREO entienden que el tribunal provincial no actuó debidamente.

En el recurso que firmó Omodeo, por ejemplo, se considera ilegítima e irrazonable la sentencia de la Cámara y, además, tilda de ilegítimo y discrecional el llamado a votación del Poder Ejecutivo para el 11 de junio. Por su lado, el partido que lidera el intendente capitalino coincidió en lo de “irrazonable”, pero fue más allá en sus apreciaciones contra la Cámara en lo Contencioso Administrativo: habló de desmesura, de indebida y obscena derogación del texto constitucional y hasta de una conclusión insólita.

Y volvió a mencionar a Schiffrin, al entender que al no adoptar el criterio impuesto por la Corte nacional por parte de la Justicia local importaba arrogarse funciones constituyentes y legislativas violentando la división de poderes. El haber recurrido al “caso Schiffrin”, la oposición hace pie en dos aspectos, uno jurídico y otro político; primero por mencionar el recurso de Leopoldo -se refería a la edad necesaria de los jueces de la Corte (75) para retirarse- y los aspectos de la sentencia y, segundo, porque los que firman aquel fallo del 28 de marzo de 2017 son, precisamente, Ricardo Lorenzetti, Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz.

Los mismos jueces que deben resolver si corresponde suspender o no la elección del 11 de junio. Más aún, deben pronunciarse sobre la justificación de la interpretación de la Cámara Contencioso para declarar inconstitucionales los artículos 43 -inciso 6- y 100 de la Carta Magna tucumana. La cinta ya se autodestruyó.

Y aquí solo caben unas cuantas posibilidades: que lo que para algunos oficialistas parece imposible se convierta en posible y se postergue por segunda vez la votación con una resolución que contemple la cuestión de fondo; que conceda la cautelar suspendiendo los comicios hasta resolver el tema de fondo -tal como ocurrió el martes 9 de mayo-, o que mire para otro lado y no decida nada. Esto último no parece posible, más bien imposible.

Quedan nueve días para una definición, para que unos festejen y otros no. Sin embargo, en caso de que haya una nueva suspensión, habrá más caras largas de ambos lados que rostros sonrientes, ya que si fuera por una gran mayoría de referentes políticos se iría a votar el domingo que viene para terminar con las dudas y para no seguir perdiendo recursos en una campaña discontínua, donde la fecha de votación navega en el mar de la incertidumbre.

El máximo tribunal del país, ese “mamarracho” al decir de Cristina Fernández, en el nacionalizado “caso Tucumán” tiene la oportunidad de mostrar solidez jurídica y de no evidenciar oportunismo político -como se le achaca a sus integrantes-, de aventar sospechas de parcialidad; y eso sólo puede venir con un fallo que no deje lugar a dudas por la contundencia de sus argumentos. Algo irrefutable. Ya sea que se incline para un lado o para el otro de la balanza.

Ahora bien, si se llegara a suspender otra vez la elección, se podría dar un caso curioso en la provincia e inédito para el resto del país: que pueda sufragarse con boletas que no tengan la nueva fecha de la votación -la tercera- y sí dos fechas distintas de la jornada comicial: la del 14 de mayo de los opositores y la del 11 de junio la del oficialismo y sus acoples. Claro, si es que la Junta Electoral de la Provincia lo aprueba en caso de que se frene la elección de junio. No es imposible. Está la música de “Lalo” y los argumentos de su primo Leopoldo.

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