Entrevista a Germán de los Santos: “El negocio principal es el narcotráfico, pero también el miedo”

Entrevista a Germán de los Santos: “El negocio principal es el narcotráfico, pero también el miedo”

Escribió “Los Monos”, el libro que relató la historia de la familia Cantero.

DE LOS SANTOS. “Ya son tres las generaciones de ’Los Monos’ que trabajaron en narcotráfico”, precisa. DE LOS SANTOS. “Ya son tres las generaciones de ’Los Monos’ que trabajaron en narcotráfico”, precisa.

Mientras escribe su nuevo libro, el periodista Germán De los Santos atendió a LA GACETA previo a una charla que brindó para periodistas en Salta, organizada por el Foro de Periodismo Argentino, Fopea.

“Queremos contar cómo es el sistema que funciona en Rosario y en muchas otras ciudades de Argentina. Es un sistema mafioso que va más allá de una organización narco. Es la estructura mafiosa que se nutre de distintos negocios y de situaciones y que necesita también la protección de distintos sectores como el poder político, judicial y fuerzas de seguridad”, dijo y agregó: ¡El de los medios de comunicación también porque ejercen un importante rol en este sistema que tiene como base el miedo. Este sistema que genera miedo en la población hace que, luego, vengan a pedirte dinero a cambio de protección. Y así quedan todos entrampados. Estos grupos criminales no existirían sin la complicidad de todos los poderes que le otorgan las garantías para que funcionen, de manera directa o no”.

Nació en Santa Fe y se fue a estudiar periodismo en Rosario desde donde escribe para el diario La Nación. Sus investigaciones fueron premiadas y su libro, “Los Monos” (ED. Sudamericana) coescrito con Hernán Lascano, narra “la historia de la familia narco que transformó a Rosario en un infierno”, tal como amplía su propio título.

El texto recibió el premio al mejor libro de investigación periodística del año que otorga Fopea, entre otros reconocimientos.

“Nunca cubrí Policiales”, se sinceró De los Santos en diálogo con LA GACETA. “En 2008 trabajaba para el diario Crítica y observamos cómo el crimen de barra brava del Club Atlético Newell’s Old tenía varias aristas que nos llamaron la atención. Vimos que lo que sucedió ahí se fue repitiendo y repitiendo. Todo había sucedido durante la ocupación de un barrio Fonavi (realizado con el Fondo Nacional de la Vivienda) y empezamos a conectar todo. Y ahí llegó la conexión con Los Monos. Luego, matan a un chico pero todo comienza a tener más relevancia cuando matan al líder de Los Monos”, sintetizó.

- ¿Cómo es vivir en Rosario hoy?

- Durante los últimos tiempos, los límites en la ciudad se fueron rompiendo porque el negocio criminal de hoy, es el miedo. Para nutrir las extorsiones la gente tiene que tener miedo. Generan miedo, por ejemplo, en los comerciantes que pagan luego para que te protejan. Es decir, pagan para que su comercio funcione. Ese miedo se genera con hechos violentos, se rompieron las fronteras de los barrios porque antes, el narcotráfico estaba ceñido ahí.

- El narcotráfico y las familias que trabajan en él, ¿sigue muy instalado en Rosario?

- En el caso de Los Monos, ya son tres generaciones las que trabajaron en narcotráfico que empieza cuando ellos estaban en un barrio muy pobre. A medida que pasa el tiempo la estructura del negocio se fue amplificando: conservan el tema del narcotráfico como negocio principal pero le fueron agregando otras cosas que generan mucha violencia como las extorsiones a empresarios, comerciantes. Eso es lo que ahora está pasando hoy en Rosario. Hoy las tres generaciones conviven entre sí, o sea, están las tres activas. Son tres sectores que después se van como ramificando y hoy tenés, solamente en esa banda, más de 600 o 700 integrantes. Han crecido mucho porque también ha crecido mucho el negocio.

- El narcotráfico, el crimen organizado ¿tiene códigos estrictos?

- Algunas personas que integraron Los Monos me dijeron alguna vez que nunca se les hubiera pasado por la cabeza matar a un familiar y que eso, ahora, no existe más. Se rompen códigos y límites con violencia que va generando venganza. Eso explica también la cantidad de homicidios que hay en Rosario. La media nacional es de cinco crímenes cada 100.000 habitantes y en Rosario tenés 21, es decir, cuatro veces más. Las víctimas son de cualquier edad, chicos muy jóvenes que son víctimas y victimarios. Los usan como sicarios –a esos niños que conocimos como “soldaditos”, que son chicos fueran del sistema, no van al colegio, son analfabetos pero tienen una pistola 9 mm y una moto. Y con eso, te hacen un desastre.

- Salta y Tucumán son una ruta necesaria para el narcotráfico ¿Cuán relacionados estamos con lo que sucede en Rosario?

- Por una cuestión territorial y porque en Salta han habido organizaciones criminales importantes: la de Delfín Castedo, por ejemplo, quien está detenido en la cárcel federal de Marcos Paz. Castedo estuvo trabajando en connivencia con el ex juez Raúl Reynoso en Orán y, junto con un narcotraficante boliviano que se llama José Luis Cejas Rosales llevaban droga a la zona del Gran Rosario. La logística narco es compleja e involucra a decenas de actores de diferentes ámbitos: política, funcionarios, empresarios. Esa logística conlleva que haya complicidades porque, de otra forma, es muy difícil que puedan funcionar. Durante la pandemia, hubo algunos cambios a nivel más regional con Paraguay que tiene hoy un rol muy activo con la Hidrovía Paraná – Paraguay. La droga que hoy se produce en Bolivia y Perú va hoy hacia Paraguay, esa ruta es hoy lo que antes era la Ruta 34 desde donde se distribuía de cocaína a las principales ciudades del centro del país.

- ¿Cómo fue, personalmente, encarar estas investigaciones?

- Cuando vos revelás algo que alguien quiere esconder, se genera un riesgo. Cuando publicamos el libro de Los Monos ningún integrante tenía un año de condena. Hoy el jefe de Los Monos tiene 106 años de condena. Creo que revelar todo ayudó a que la justicia y los sectores políticos se comprometiesen. Investigando hay que tener mucho cuidado, ser precavido y responsable. No se puede publicar en cualquier cosa o información que no sea precisa. Muchas veces el riesgo no viene tanto de los grupos narco-criminales sino de esos poderes que están, históricamente, junto a ese trabajo ilegal. Especialmente los sectores policiales que son los que tienen una relación directa.

- ¿Cómo es ser policía en Rosario?

- Hay gente honesta, la mayoría. Pero también se da algo particular: no hay enfrentamientos entre bandas y la policía. Eso te indica el grado de penetración que han tenido estas bandas criminales. Hace unos meses balearon algunas comisarías, tiraron bombas molotov y no hay ni un detenido sobre esto. Un hombre en bicicleta disparó contra una comisaría y no está detenido. ¿Por qué? En el año 1996 hablaba con dos agentes de la DEA (Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos) que decían esto: “cuando empiecen a instalarse los laboratorios de cocaína en las propias ciudades, -qué es lo que hoy pasa por eso hay crack y paco que son los residuos de la cocaína-, va a haber un grado de penetración muy alto del narcotráfico en las fuerzas de seguridad. También van a haber hechos de violencia cada vez más grandes porque el negocio se abarata mucho”, todo eso es lo que hoy está pasando en Rosario. Hay consumo interno que es muy alto y del cual tenemos poca noción porque el Estado no estudia el tema. Un kilo de cocaína que se produce en Bolivia se paga U$S 2.000 y se vende en Europa a U$S 30.000. Por eso vemos que hay dos negocios paralelos: uno de la droga que queda y, el otro, es el que se va al exterior. Un negocio genera violencia y el otro busca que no quede huella.

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