La voz que calló hace tiempo y que resuena siempre en otras

La voz que calló hace tiempo y que resuena siempre en otras

Daniel Toro, una leyenda del folclore argentino y latinoamericano, murió a los 82 años en su Salta natal.

No va a ser posible olvidar a Daniel Toro, pese a que en su célebre “Zamba para olvidarte” dio las instrucciones para llorar por el amor perdido. Pero además porque ha compuesto muchas otras composiciones inolvidables que van a seguir sonando una y otra vez en los escenarios, en las peñas y en los patios de las casas donde haya una guitarra.

La leyenda del folclore argentino y latinoamericano falleció el jueves, a los 82 años, rodeado de su familia, en un hospital la capital salteña. El músico se encontraba internado desde el 28 de abril, a causa de un cuadro de neumonía que se sumó a su ya endeble salud.

La noticia de su fallecimiento fue compartida por su familia en las redes sociales. En un mensaje emotivo, expresaron su agradecimiento a todos aquellos que estuvieron junto a él durante su enfermedad, brindando palabras de aliento y oraciones.

Los inicios

Toro había nacido en Salta el 3 de enero de 1941. Se inició en el folclore en 1959, en conjuntos locales como Los Tabacaleros, Los Forasteros, Los Viñateros y Los Nombradores. Fue solista recién desde 1966, y en 1967 en el Festival Nacional de Folclore de Cosquín recibió el Premio Consagración. Compuso más de 1.000 canciones, de allí que se haya destacado como uno de los compositores más prolíficos de la música popular argentina.

Sus temas tocan tanto los asuntos románticos cuanto los sociales, entre los que se cuentan clásicos del cancionero argentino e hispanoamericano.

En su vasto repertorio, concebido junto a otros grandes creadores, aparecen himnos románticos como “Para ir a buscarte” (con Ariel Petrocelli), “Mi mariposa triste”, la muy versionada “Zamba para olvidarte” (con Julio Fontana), “Mi principito” (con Néstor César Miguens) o “Mi mariposa triste” (con Fontana).

Lo social aparece en otros hitos del folclore como “Cuando tenga la tierra” (con Petrocelli), “El Cristo americano” y “El antigal” (con Lito Nieva y Petrocelli).

Un todo artístico

Sus rasgos originarios marcaban un todo artístico indisoluble con su voz y con su enorme personalidad, que abrió nuevos rumbos en el folclore en ebullición de fines del 60.

Su fuerza y su autenticidad vocal, sus nuevos textos y sus melodías más el encuentro con grandes poetas devinieron en marcas de un tiempo creativo.

Por su compromiso, fue perseguido por la dictadura cívico-militar al ingresar en una de las listas negras, por lo que debió adoptar el seudónimo de Casimiro Cobos.

En aquella época Toro perdió la voz a causa de un agresivo cáncer de garganta. Era 1979 y su carrera de cantor se cortó abruptamente en sólo dos décadas y aún con mucho para dar.

En la última entrevista que le hizo La Nación, en abril de 2021, ante la pregunta de si en aquellos momentos difíciles sintió odio o rencor, respondió: “No. Vengo de muy abajo. No tenía una cultura para poder pensar como lo hago ahora. No llegué a tener odio ni bronca”.

Retirado de los escenarios, se dedicó exclusivamente a la composición y llegó a firmar un millar de canciones, de las cuales el catálogo de Sadaic (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música) registra sólo 262.

Parte del gran legado del músico puede no conocerse tanto debido a su larga ausencia de los escenarios.

Sin embargo, su hacer ha sido rescatado por el documental “El nombrador”. Además de ser un homenaje guiado por Daniela Todo, una de sus seis hijos, está relatado por historiadores y músicos, y aparecen testimonios de colegas actuales como Teresa Parodi, Víctor Heredia, Nadia Larcher, Abel Pintos, Los Carabajal, Mariana Carrizo y Franco Ramírez, así como de Ricardo Mollo, Miguel Abuelo y Diego Torres.

La película, que dirigió la cineasta cordobesa Silvia Majul, se estrenó en 2021, obtuvo reconocimientos nacionales e internacionales e integra el catálogo gratuito de Cine.ar Play.

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