El oficialismo transita por caminos paralelos

El oficialismo transita por caminos paralelos

Manzur trata de reconstruir su protagonismo; Jaldo ya piensa en la provincia que quiere.

CONFIADO. Osvaldo Jaldo sostuvo que el mes que votemos, el Frente de Todos le va a ganar con una diferencia muy importante a Juntos por el Cambio. CONFIADO. Osvaldo Jaldo sostuvo que "el mes que votemos, el Frente de Todos le va a ganar con una diferencia muy importante" a Juntos por el Cambio. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO

Algo cambió. Y bastante. Desde que Juan Manzur desistió de su candidatura el oficialista Frente de Todos por Tucumán ya no es el mismo. El gobernador es el jefe de campaña, pero no el postulante a la vicegobernación. ¿Cuánto incidirá esa decisión en el resultado electoral? Las próximas encuestas, que ya fueron encargadas por el mandatario y también por el vicegobernador Osvaldo Jaldo, darán una idea del peso relativo de un binomio que vino gobernando la provincia en los últimos ocho años.

Manzur está más eufórico que siempre. Y es esa gestualidad la que divide opiniones puertas adentro de la Casa de Gobierno. Algunos de sus colaboradores creen que se trata de una actitud revanchista, de jugarse por todo, cuando ya no tiene demasiadas obligaciones como candidato. Otros, en tanto, sostienen que esa actitud responde a una coraza para no mostrar la debilidad del “pato rengo” a las puertas del último tramo de mandato. Hoy Manzur es el gobernador de Tucumán hasta el 29 de octubre, preside el distrito local del Partido Justicialista y es uno de los vicepresidentes partidarios a nivel nacional. En menos de dos meses ha perdido la centralidad del poder. De ser el jefe de Gabinete de la Nación, retornó al sillón de gobernador y de allí se subió a la tribuna proselitista, pero tuvo que bajarse por imperio de las impugnaciones hacia su postulación. ¿Qué hará en el futuro? Ni él lo sabe. Todos los caminos conducen al Congreso (hoy está en el del PJ). La primera impresión es que su destino sería el Senado, si es que Pablo Yedlin le cede la banca; lo segundo es que incursione por la Cámara Baja como primer candidato a diputado en las elecciones nacionales. En ambas posibilidades hay una misma operadora: Cristina Fernández de Kirchner. La vicepresidente de la Nación trata de sostenerlo como uno de los interlocutores naturales dentro del Frente de Todos, como una manera de preparar lo que será la interna. Manzur le garantiza el contacto directo con dos de los espacios mayoritarios dentro del PJ: los gobernadores y la CGT. Curiosamente, hoy ambos actores no tienen protagonismo en la película de terror que vive el oficialismo y en el que la inflación es el principal fantasma electoral. El tucumano quiere seguir figurando en las marquesinas políticas, pero para sustentar esa intención, tendrá que mostrar un triunfo contundente en Tucumán. Allí es donde juega Osvaldo Jaldo.

¿TRANSICIÓN? Si Osvaldo Jaldo logra la Gobernación habrá que ver qué lugar ocupará Juan Manzur en el nuevo armado de la gestión. ¿TRANSICIÓN? Si Osvaldo Jaldo logra la Gobernación habrá que ver qué lugar ocupará Juan Manzur en el nuevo armado de la gestión. ARCHIVO LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA

Desde que se conoció que Miguel Acevedo será su compañero de fórmula, el actual vicegobernador sintió que se sacó una mochila de encima y que, de aquí en más, gran parte del resultado electoral de las elecciones del 11 de junio (fecha estimativa del Gobierno si es que se levanta la cautelar) dependerá de lo que haga o deje de hacer durante la campaña. Hoy, durante la entrevista concedida al programa “Buen día” de LG Play, Jaldo sacó a bailar a Juntos por el Cambio. "El mes que votemos, el Frente de Todos le va a ganar con una diferencia muy importante. ¿Si somos tan débiles, cómo no vamos a las elecciones? ¿Cómo si somos débiles no votamos mañana, cuando se levante la cautelar? Somos débiles, pero no se animan a enfrentarnos, nos tienen miedo", remarcó.

En la sede del Poder Ejecutivo, descuentan un triunfo en los comicios provinciales sean estos en junio, julio o agosto. La diferencia ya no importa. La meta es ganar y, si se puede, conseguir la victoria en San Miguel de Tucumán, donde se postula la diputada nacional y ex ministra de Salud, Rossana Chahla. En el oficialismo consideran que la suspensión de los comicios del domingo que pasó no le restó poder de fuego. Por el contrario, el jaldismo cree que fortaleció al Frente de Todos y que, más temprano que tarde, todos los espacios internos se focalizarán en alcanzar el mejor resultado. Cualquier coincidencia con situaciones pasadas es producto de la coincidencia. O no. Si obtiene el triunfo, Jaldo querrá tener poder de decisión desde el día uno después de los comicios. Ese puede ser un centro de conflicto con Manzur. Se presentará un choque de intereses si es que ambos no comienzan a analizar la transición. El tranqueño ya ha dicho que gobernará sólo por cuatro años. Y, en ese período, intentará ponerle una impronta propia, como la que adoptó en los 513 días cuando Manzur se tuvo que ir para ocupar la Jefatura de Gabinete de ministros. Aun no se sabe cómo se conformará el próximo gabinete. El único detalle que trascendió es que la mayoría de los futuros colaboradores de Jaldo, si es que gana las elecciones, serán jóvenes. El recambio es la base de su gestión. Un giro de 180° en la forma de gobernar.

Las disputas por el poder no se circunscribirán, entonces, al eje oficialismo-oposición. Dentro del Frente de Todos hay cuestiones que deberán resolverse antes del final de mandato. Una de ellas es la evolución de las finanzas públicas. ¿Cuál será el estado de las cuentas públicas al cierre del segundo mandato de Manzur-Jaldo? ¿Habrá los fondos suficientes para completar las obras prometidas? ¿Cómo será la relación Nación-provincia? Todo lleva a la misma fuente: el dinero federal. La coparticipación viene cayendo; la recaudación se desacelera producto de la menor expansión económica. Los recursos discrecionales transitan por la misma vía. La próxima administración de Gobierno no tendrá la misma holgura fiscal que se ha percibido en la última década. Será un período en el que habrá que acostumbrarse a vivir con lo justo, a no gastar más de lo que ingresa, algo que la política no está acostumbrada pero, irremediablemente, tendrá que adaptarse porque, en una Argentina en crisis, todo se ajusta.

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