Inseguridad en Barrio Norte: “Cruzo los dedos para no sufrir otro robo”

Inseguridad en Barrio Norte: “Cruzo los dedos para no sufrir otro robo”

Comerciantes y vecinos de ese sector de la ciudad se quejan por los delitos que sufren. El modus operandi. Una cuestión social

PELIGRO EN LA NOCHE. Los habitantes de Barrio Norte reconocieron que la mayoría de los hechos se registran durante las madrugadas. PELIGRO EN LA NOCHE. Los habitantes de Barrio Norte reconocieron que la mayoría de los hechos se registran durante las madrugadas. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

“Parece que tenemos que acostumbrarnos a vivir de esta manera, cerrando el local cada noche sin saber si al día siguiente va a estar todo como lo dejaste o si vas a llegar y te encontrás con que sacaron todo”, le dijo Horacio Santana, dueño de una ferretería ubicada en Laprida al 700, a LA GACETA.

Los robos en Barrio Norte no pararon en los últimos meses. El ataque a una casa de celulares de alta gama en Virgen de la Merced al 600 (se informa por separado) volvió a movilizar a los comerciantes. Las víctimas, muchas de ellas nuevos emprendedores, están espantados con la inseguridad.

Desde diciembre hasta abril fueron nueve los casos que se conocieron, cuatro de ellos efectuados por “Moneda”, un joven de 22 años que actualmente se encuentra bajo prisión preventiva. Los vecinos y comerciantes manifestaron estar cansados de la inseguridad que habita por el barrio a cualquier hora del día.

“Más que nada pasan cosas durante la madrugada; a casi todos los locales que asaltaron en los últimos meses fue en ese rango horario, entre las 2 y las 5 de la mañana”, dijo Milagros Bonano, la encargada de una cafetería ubicada en Marcos Paz al 300 que sufrió dos ataques en lo que va del año, una a fines de enero y la última el viernes pasado.

“Las dos veces intentaron romper el vidrio con la mano; el chico que nos atacó en enero se lastimó entero al punto que decidió irse sin entrar al local, dejó cristales con sangre y tuvo que intervenir la Policía Científica”, explicó Milagros.

El viernes pasado un hombre intentó ingresar nuevamente a la cafetería rompiendo la puerta principal pero no tuvo éxito. “El chico no logró romper el vidrio en su totalidad, en los videos de nuestra cámara se ve que al comienzo intenta romperlo con un objeto pero después continúa con la mano, la señaló por completo pero no la rompió”.

Un dolor de cabeza

“Es más el daño que hacen que lo que te roban”, manifestó Elga, dueña de un local de productos de infusiones. “De los 12 años que estoy acá me robaron tres veces; vengo cruzando los dedos para que no vuelva a pasar”.

Elga contó que las tres veces que sufrió el accionar de los delincuentes en su negocio rompieron el vidrio de su ventana durante la madrugada y le sustrajeron los productos que estaban a mano. “Tengo rejas, quizás por eso no lograron ingresar por completo al local, pero lo mismo es un dolor de cabeza tremendo el que te genera. No tanto por lo que me robaron, sino por todo el trámite que tuve que hacer después: hay que llamar al seguro, arreglar los daños, reponer el vidrio, pagar todo eso y encima te queda la sensación de miedo”, explicó.

La última vez que asaltaron el negocio de Elga fue en diciembre cerca de las 4 de la mañana. El ladrón rompió con su puño el vidrio lateral y le sacó varios paquetes de infusiones de alta calidad y piezas de cerámica. “Para mí no estaba en sus cabales cuando lo hizo, esa vez se lastimó el brazo, estaba todo el lugar lleno de sangre, no entiendo por qué se arriesgaría a tener una lesión severa para sacar cosas que seguro no tengan un gran valor de reventa”, expresó.

Durante el día

Si bien los ladrones suelen optar por el horario nocturno para delinquir, hay algunos casos que ocurren a plena luz del día, tal como le pasó a tres vendedoras de un comercio de indumentaria ubicado en 25 de Mayo al 700. “El mes pasado un vendedor ambulante que anda por estas calles entró al mediodía mientras estábamos atendiendo y nos robó una pava eléctrica”, contó Ana.

Ella junto a sus dos compañeras descubrieron quién era el responsable gracias a un video captado por sus cámaras de seguridad. “Días después de lo que pasó lo vimos al señor caminando por la calle. Nos acercamos a un policía, le explicamos que ya había una denuncia hecha, le mostramos el video y entonces el oficial se lo llevó detenido”, explicó Ana.

“La verdad es que cuando pasan estas cosas si empezás a ver mayor presencia policial, pero dura un mes y desaparecen, suele haber algunos en las esquinas pero en estos últimos días no los vi”, dijo Elga.

Voceros del Ministerio de Seguridad informaron que desde hace varias semanas hay un despliegue importante de hombres en todo ese sector de la capital. Según explicaron, destinan efectivos en diferentes esquinas que son reforzados por bicipolicías. Por la noche, la prevención corre por cuenta de los motoristas y móviles del servicio 911.

Sospechas y quejas

“Sospechamos de algunos trapitos”, comentó Milagros. “Encima todos los días aparece uno nuevo, después de las 19 se va el que está todas las tardes y que si lo conocemos y a partir de esa hora viene gente que no sabemos quiénes son y que te generan desconfianza porque están todo el tiempo acercándose y mirando para adentro del lugar, como si estuvieran estudiando los movimientos de cada uno”, añadió. “Moneda”, uno de los detenidos por cometer este tipo de delitos, durante el día se dedicaba a cuidar autos y, por la noche, robaba cosas en los locales.

Los vecinos también se quejaron porque la mayoría de estas personas tienen problemas de adicción y viven en situación de calle. “Si uno camina temprano por la San Juan entre Virgen de la Merced y 25 de Mayo, los encontrará durmiendo en el piso. Es increíble que nadie del Estado haga algo por ellos. Están a cuadras de la casa de Gobierno”, explicó María Laura Rodríguez. “Nos quejamos los vecinos y los comerciantes, pero nadie hace nada”, añadió.

Además de los ingresos a locales comerciales, los vecinos de Barrio Norte coinciden en que hay muchos arrebatos por la zona, especialmente cuando empieza a oscurecer.

“Para mí el principal problema es que casi no hay policías; después de las 22 esto es tierra de nadie, capaz de día ves algún que otro policía vigilando pero a la noche ya no queda nadie, sobre todo en invierno”, dijo Valentino, empleado de una pollería ubicada en Muñecas al 600. “Acá vienen llorando los clientes y cuentan que les sacaron los celulares y bolsos; la gente opta por venir a la mañana, supongo que es porque tienen miedo de salir a la noche”.

“Los fines de semana a la siesta tengo que atender con la puerta cerrada y tras las rejas porque es muy peligroso, los que peor la pasan son los que están en la Plaza Urquiza porque viven robando por ahí, y cuando hay manifestaciones o se junta mucha gente es peor”, contó Natalia Reich, empleada de un drugstore. (Con colaboración de Micaela Pinna Otero)

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