Cómo es estar en pareja sin sentir atracción romántica

Cómo es estar en pareja sin sentir atracción romántica

En qué consiste este estilo de vinculación sexoafectiva y cuáles son sus implicancias. Una aproximación al término y su amplio espectro.

SIN FLORES NI BOMBONES. Los arrománticos rechazan cualquier clase de manifestación externa de cariño, a contracorriente de mandatos sociales. SIN FLORES NI BOMBONES. Los arrománticos rechazan cualquier clase de manifestación externa de cariño, a contracorriente de mandatos sociales.

Si hay algo que podemos dar por hecho es que nuestro presente (al menos en lo referido a relaciones afectivas) no se limita al antiguo esquema de “blanco o negro”; con posiciones extremistas y sin lugar para los matices. Al contrario, la diversidad de modelos de pareja aparece -una y otra vez- a través de nuevos términos que antes eran desconocidos. Entre ellos, aparece el arromance.

El concepto engloba a aquellas personas que no experimentan atracción amorosa ni romántica. “Aunque cualquiera que odie las demostraciones públicas de afecto o los gestos estereotipados (como regalar flores, armar dedicatorias extensas, etcétera) podría considerarse identificado, esta etiqueta va más allá. Tiene que ver con no sentirnos identificados con las demostraciones típicas (normativas) de cariño entre amantes”, explica la sexóloga Bárbara Bornetto.

Esta posición no tiene nada que ver con motivos racionales; como considerar carísimos los obsequios de San Valentín u horrorizarnos con los gastos acumulados al salir en tentadoras citas. Tampoco alude a una aversión directa. El elemento central del arromance pasa, simplemente, por la falta de interés.

“Socialmente crecimos con la idea de que un vínculo de pareja debe estar marcado por la pasión, la atracción emocional y un fuerte deseo de conectar en la intimidad”, añade.

Por esa razón, la gente suele creer que el romance es obligatorio, necesario e inherente a cualquier relación entre amantes. Sin embargo, el término fue creado especialmente para desafiar semejante percepción.

“Considerarse arromántico (o aro) implica correrse de estas narrativas completamente. Cosas como expresar amor mediante besos y abrazos o sucumbir a las ‘mariposas en el estómago’ no llaman la atención, se sienten incómodas o impostadas”, describe Bornetto.

Estadísticas

Recién hace unos siete años la palabra arromanticismo empezó a aparecer en algunos sitios web y redes sociales. Acorde a una encuesta hecha por la ONG Red para la Educación y Visibilidad de la Asexualidad (AVEN) a sus integrantes, se estima que el 1% de la población mundial se identifica como arromántica.

“El porcentaje de injerencia resulta bastante pequeño y todavía falta que se desarrolle una mayor cantidad de material de consulta sobre el tema. Sin embargo, el hecho de que haya sujetos que decidan usar esta etiqueta para autodefinirse representa un primer paso para el reconocimiento público de las minorías”, destaca la sex coach Elena Reche.

Creencias erróneas

Al no ser fanáticos del romance, es común pensar que quienes adhieren a esta orientación tienen el “corazón frío” o acaban por volverse el archienemigos de Cupido. Al contrario, el espectro aro no impide mantener una conexión afectiva con amigos o familiares.

“La mayoría del tiempo solemos reducir el concepto de amor al campo de la pareja; cuando en realidad hay un montón de ámbitos de injerencia. No tener interés y omitir el romance del día a día es diferente a no amar o no tener sentimientos”, aclara la profesional.

La segunda creencia popular remite a considerar que, entonces, tampoco hay chances de conseguir una pareja estable o casarse. “Este supuesto es falso. La única diferencia es que el arromántico mantiene relaciones que no están basadas en la atracción romántica sino en otros puntos. Por ejemplo, en la buena química sexual, la búsqueda de compañía o alguien con quien construir un proyecto de vida o compartir ideologías”, acota Reche.

El tercer mito refiere al sexo. Según los registros de AVEN el 16% del público que es asexual también acaba por declararse arromántico. “De nuevo, las enseñanzas aprendidas nos condicionan porque nada impide separar el sexo del amor y sus demostraciones. Pese a esa franja estadística, el arromanticismo no se relaciona con una orientación sexual determinada; podemos considerarnos así siendo una mujer u hombre hetero o alguien del colectivo LGBTIQ+”, resalta Bornetto.

Los “peros”

Para ambas especialistas, la mayor complicación para detectar y brindarle seguimiento a las nuevas orientaciones (sexuales y vinculares) que aparecen refiere a los límites entre una autopercepción sana o nociva.

“La creencia de qué acciones se incluyen en el romance es una construcción subjetiva, cargada de recuerdos personales y otros tantos elementos aprendidos. En este sentido, hay pacientes que rechazan el romanticismo porque sufrieron relaciones dañinas, temen ser lastimados o les cuesta expresarse y reconocer sus emociones. En esos casos, lo mejor será tratar en terapia el problema; decir que se es arromántico basados en esa lógica solo entorpece la posible superación personal”, reflexionan.

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