Por qué es necesario avanzar sobre el urbanismo femenino

Así como leen: en el feminismo también se propone ampliar las miradas sobre las ciudades y reformular el territorio para que sea más inclusivo. Pero, ojo, hacer ciudades “feministas” no significa que haya que construir priorizando las necesidades de las mujeres sino todo lo contrario: el urbanismo femenino piensa en una ciudad con planeamientos inclusivos que representen las necesidades de todas las personas que habían el territorio: mujeres, varones, niños, ancianos, personas trans, homosexuales, con discapacidad y racializadas. Todos y todas.

Una mujer sale de su casa con su bebé de seis meses en un cochecito. Intenta subir al colectivo y, para hacerlo, tuvo que sostener al bebé con una mano, cerrar el cochecito con la otra, cargar un bolso, coche y bebé y subir algunos escalones de un colectivo que, quizás con suerte, se detuvo en un lugar seguro y no en medio de la calle.

Las mujeres caminan las calles de las ciudades y usan el colectivo mucho más que los varones que utilizan más los autos. Muchas veces ellas están haciendo recados subiendo y bajando de un colectivo – taxi con suerte- en varias paradas. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo de 2016 citado en el Manual para la planificación y diseño urbano con perspectiva de género del Banco Mundial explica que en América Latina y el Caribe más del 50% de quienes usan el transporte público son mujeres, sin embargo recorridos de ese servicio están regidos por el desplazamiento pendular masculino: más empresas y bancos que colegios y plazas, por ejemplo. Este trabajo apunta, además, que por sus trazados poligonales y la inseguridad a la que se exponen, las mujeres gastan más tiempo y dinero en trasladarse, lo que agrava su situación económica. El diagnóstico sobre género y movilidad es el mismo en casi todo el mundo: la división sexual del trabajo deja huellas de desigualdad en el mapa de las ciudades.

En el informe mencionado del BID, hay declaraciones de mujeres de diferentes clases sociales: “Es solo un bebé… a veces pasa un buen rato hasta que alguien me ofrece su asiento. El trayecto en autobús es largo y tengo que cargar al bebé en brazos junto con mi bolso, las bolsas de la compra… es todo muy complicado”, dijo una mujer de Recife, Brasil. “En los espacios públicos y en la calle, la ciudad es muy peligrosa. Hay bandas, robos, agresiones; te pueden secuestrar, perseguir, acosar o violar. Andar por la calle es peligroso, especialmente en zonas poco transitadas. Es más peligroso por la noche cuando hay poca luz”, explicó una mujer joven de Lima, Perú.

El espacio urbano no es neutro

El urbanismo feminista plantea que el espacio urbano no es neutro ni imparcial porque las desigualdades que tienen que ver con el género atraviesan todos los ámbitos de la vida y las ciudades no son la excepción. El libro “Ciudad feminista: la lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres” (2019) de Leslie Kern, mapea los obstáculos que las mujeres deben sortear para transitar una ciudad que, según indica, intenta expulsarlas. “La ciudad está organizada para sostener y facilitar los roles de género tradicionales de los varones, tomando las experiencias masculinas como la norma y mostrando poca consideración por la manera en que la ciudad puede obstruir los caminos de las mujeres e ignorar su experiencia cotidiana de la de la vida urbana”, escribe la investigadora y explica que a eso se refiere cuando habla de una ciudad de hombres. “Por eso es lógico que existan barreras que ellos no vean porque, definitivamente, no las viven”, indicó la autora en el diario El Observador.

“Toda la planificación urbana parte de un conjunto de presupuestos acerca del habitante urbano ‘típico’: sus viajes diarios, sus planes, sus necesidades, sus deseos y sus valores. Qué sorpresa: ese ciudadano es varón. Es marido, padre y sostén de familia; no tiene discapacidades; es heterosexual, blanco y cisgénero”, desarrolla Kern, profesora de geografía, medio ambiente y directora de estudios sobre mujeres y género en la universidad de Mount Allison de Sackville, en Canadá. En su libro, expone que el trazado de los viajes de las mujeres es más complejo que el de los hombres porque se ocupan de más cosas. Sus trayectos son poligonales. Los masculinos, en cambio, pendulares. De casa al trabajo y del trabajo a casa: una lógica meramente productiva.

Entre otras cuestiones, la inseguridad de las mujeres en las calles es clave. En un reciente anuncio de la empresa Adidas “The ridiculous run” (disponible en los canales oficiales de la marca en YouTube y otras redes sociales), muestran a una mujer que salen a correr de noche rodeadas de seguridad personal: autos, motos, varios runners de negro y hasta un hombre a caballo la escoltan.

La inseguridad de salir a correr

Para hacer este anuncio comprometido con la realidad social de todo el mundo, la empresa realizó una investigación en donde entrevistaron a 9.000 personas: 4.500 mujeres y 4.500 varones de 9 países. Buscaron comprender mejor los asuntos de seguridad y la experiencia percibida cuando salían a ejercitar. Los resultados del estudio determinaron que un 92% de las mujeres temen ser atacadas físicamente cuando salen a correr, especialmente de noche. El 38% de las mujeres recibieron acoso verbal o físico. Un 68% de los varones admitieron que la seguridad de las mujeres era un problema. “Más de la mitad de las mujeres dicen que las han seguido mientras corrían. Lamentablemente, la seguridad es un problema generalizado para las mujeres cuando corren, que regularmente se ven obligadas a asumir la responsabilidad exclusiva de su propia protección. Es hora de cambiar esta narrativa. Como parte de nuestra iniciativa ‘With Women We Run’, promovida por Adidas Runners en asociación con White Ribbon, estamos trabajando para arrojar luz sobre el problema y generar un cambio positivo. Pero nos necesita a todos, la alianza es fundamental para trabajar por un mundo de igualdad y seguridad para las mujeres”, explicó el posteo de la empresa junto al spot audiovisual. “-¿Ves esto, no es ridículo?”, dice el anuncio sobre la mujer corriendo con más de 20 guardias de seguridad a su lado. “-Así de ridículo como que el 92% de las mujeres que salen a correr se sientan inseguras en la calle”.

Comentarios