Sin plan B

La definición de la fórmula dentro de Juntos por el Cambio disipó una de las últimas dudas que persistían en torno del proceso electoral tucumano. Pero, además, permitió que la atención se pose sobre la otra gran incógnita: ¿podrá Juan Manzur finalmente estar dentro de la boleta del Frente de Todos?

Entretenidos con la secuencia del desamor entre Germán Alfaro y Roberto Sánchez, tanto en el oficialismo como en la oposición dejaron por estos meses de lado la preocupación sobre lo que tiene entre sus manos la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Allí, ni más ni menos, se define el futuro electoral del gobernador tucumano.

Son en realidad tres los planteos que buscan frenar la postulación de Manzur como vicegobernador ante el máximo tribunal de Justicia nacional, y se suma un cuarto que el alfarismo mantuvo en secreto y que se presenta aún más disruptivo. Desde que en noviembre la Corte de Tucumán dictó un fallo a través de cual avaló las pretensiones del ex jefe de Gabinete de Alberto Fernández de secundar en la fórmula a Osvaldo Jaldo, el líder del Partido por la Justicia Social y CREO acudieron a la Nación. A 57 días de las elecciones, Alfaro todavía tramita un proceso para que el máximo tribunal del país declare la competencia originaria sobre postulación de Manzur y otro por recurso de queja denegada. Esto, luego de que la Corte local declarara inadmisible el recurso extraordinario federal que había interpuesto el intendente de San Miguel de Tucumán.

En paralelo, la diputada Paula Omodeo –en representación de CREO- interpuso una acción declarativa de certeza ante la CSJN, a los fines de que sea el órgano presidido por Horacio Rosatti el que exprese si Manzur está en condiciones de postularse a “vice”, luego de haber sido electo y reelecto gobernador (permanece en uso de licencia en este cargo) en los comicios de 2015 y de 2019.

Tanto CREO como el PJS recibieron sendos reveses por parte de la Procuración General de la Nación, que no obstante liberó a la Corte para decidir si toma los casos que habilitan la postulación a vicegobernador de Manzur.

A estos tres expedientes, se suma un cuarto que presentó Alfaro con el patrocinio de José Roberto Toledo, que busca lisa y llanamente la suspensión de la convocatoria a elecciones el 14 de mayo. Según el planteo del jefe municipal, la convocatoria a los comicios “está en contradicción con lo dispuesto expresamente en los artículos 43 (incisos 5 y 6) y 100 de la Constitución de la Provincia de Tucumán, por exceder sobradamente el plazo máximo de 60 días de anticipación que nuestra Ley Fundamental establece”. “Consecuentemente, debe ser dejada sin efecto”, remarcó. Además, advierte que si esa norma fue declarada inconstitucional, hubiera correspondido que se rigiera la convocatoria por lo que sostenía la Carta Magna de 1990. Este texto fijaba hasta cuatro meses antes del traspaso de mando la realización de las elecciones. El líder del PJS sostiene que eso tampoco se cumplió, porque al concretarse el 14 de mayo la elección se votará cinco meses y medio antes de la finalización del mandato.

El futuro de dos

A partir de este planteo, no sólo el futuro de Manzur depende de la Corte nacional, sino también el de Jaldo. En el oficialismo es un tema del que se habla poco en voz alta, pero es indudable que genera preocupación y ansiedad. Si bien hay quienes confían en que la resolución será favorable al gobernador, hay quienes alertan sobre el impacto que puede tener la puja entre el kirchnerismo y el Poder Judicial. Además, Manzur ya no es jefe de Gabinete de la Nación sino el gobernador de una provincia y su influencia o peso, llegado el caso, puede ser totalmente diferente. Hay, además, quienes entienden que hay similitudes con el caso de Gerardo Zamora, en Santiago del Estero, a quien el Máximo Tribunal del país, a través de un fallo, le impidió presentarse para pelear por la re-reelección en 2013. También recuerdan como antecedentes los casos de Alberto Weretilneck, en Río Negro; y de Sergio Casas, en La Rioja, cuyos sueños de re-reelección quedaron truncos en 2019, cuando la Corte nacional dictó sendas sentencias en contra de sus aspiraciones.

¿Qué puede pasar si la Corte finalmente voltea la postulación de Manzur? Lo primero, un cisma dentro del oficialismo tucumano. Porque que el gobernador no esté en la boleta supone un verdadero problema para Jaldo. Los resabios de la feroz interna de 2021 aún están frescos y el temor a la traición está latente. La presencia del ex ministro de Salud en el voto le garantiza al actual vicegobernador el voto de los dirigentes y minimiza el riesgo de corte. Además, todo esto podría ocurrir ya en el último tramo de la campaña electoral. Ocurre que el alfarismo espera la oficialización de las candidaturas para activar los planteos ante la Corte nacional y eso ocurrirá el 12 de abril (hasta el 14 de ese mes se pueden impugnar candidatos).

Lo otro a resolver, llegado el caso, es quién podría reemplazar a Manzur como candidato a vicegobernador. Ningún dirigente manzurista le garantiza a Jaldo que los dirigentes vayan a acompañarlo ni a traccionar votos como si estuviera el presidente del PJ en la bolea. Pablo Yedlin, Sergio Mansilla o Rossana Chahla, sólo por citar algunos, tienen tantos reparos como apoyos entre los dirigentes peronistas.

Para Manzur, además, un tropiezo en la Corte nacional implicaría sumar otra dificultad a su ya complicada carrera por colarse en la discusión nacional. No es lo mismo ser candidato a vicegobernador y vencer en los comicios que salir del ruedo por una orden judicial.

Por supuesto, en el oficialismo tucumano prefieren confiar y evitar hablar del asunto. En buena medida porque la campaña avanza sin mayores contratiempos pero, sobre todo, porque no hay previsto un plan B para el caso en el que la Corte frene la postulación a vicegobernador de Manzur. Mucho menos, para la hipotética posibilidad de que se voltee la realización de elecciones el 14 de mayo. Todos prefieren ponerse las anteojeras y seguir antes que pensar en cómo contrarrestar una eventual estampida.

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