La otra cara del mensaje gubernamental

La otra cara del mensaje gubernamental

 la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli

Desde antes que se conoció que dejaría la Jefatura de Gabinete de la Nación, Juan Manzur sabía que el discurso de apertura de sesiones del 118 período ordinario de sesiones de la Legislatura sería una ceremonia meramente institucional. Se preocupó, en todo caso, por darle color electoral. El último año fue Osvaldo Jaldo, el vicegobernador, el que estuvo a cargo del Poder Ejecutivo. De allí la decena de menciones a su compañero de fórmula cada vez que el gobernador tuvo que resaltar algún logro del gobierno. El mensaje de 40 minutos no marcó un fin de ciclo, de dos mandatos y casi ocho años de gestión. Hasta en esos detalles se cuidó en la redacción del mensaje que pasó por cinco borradores, en los que se sacaron algunas frases y se agregaron otras. Eso ha sido una constante desde que Manzur está en la Casa de Gobierno.

Siete aplausos de los presentes; indiferencia absoluta de la oposición; un oficialismo que no exteriorizó el júbilo de otros años. La fórmula invertida en el estrado. Varios intendentes presentes, entre ellos el de Yerba Buena, el radical Mariano Campero; un desaire del Partido de la Justicia Social, cuando el legislador Walter Berarducci se negó a formar parte de la comitiva de recepción al gobernador. Otro discurso aburrido en el que dieron inicio a un ciclo lectivo con escuelas cerradas por desinfección, dijeron los radicales. Un mensaje con gusto a poco, repitieron los republicanos y desde Libre del Sur.

Desde los primeros párrafos, Manzur los llenó de peronismo, cuando al hablar de su aceptación al cargo nacional, expresó: “pertenezco a un movimiento y a un espacio político para cuyo líder, el General Perón, dijo que primero está la patria, después el movimiento y luego los hombres”. En varios tramos del mensaje, dejó en claro que el gobernador durante su ausencia ha sido Jaldo, e incluso, llegó a decir directamente que será su sucesor, pese a que faltan más de 70 días para las elecciones. Y hasta sugirió que su incursión política nacional no está cerrada. Fue cuando recordó a los hombres del Centenario. “Somos herederos de Juan B. Terán, de Ernesto Padilla, de Miguel Lillo, de Alfredo Guzmán, y de muchos otros. Hombres que no solo forjaron una mirada sobre la provincia y la región, y que construyeron instituciones señeras, como la Universidad Nacional de Tucumán y la Estación Experimental. Sino también personalidades que con esta mirada y ese accionar impulsaron la proyección de Tucumán en la órbita nacional y procuraron influir en los debates y decisiones del país”. Esa es otra clara muestra de que Manzur no abandonó su proyecto nacional para colarse en las presidenciales de octubre, previo debate antes de las PASO.

No fue casualidad que Manzur no haya mencionado a Alberto Fernández. Tampoco que el día previo a su visita a la Legislatura haya viajado a Buenos Aires, mientras la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz, una albertista de pura cepa, visitaba Tucumán. El gobernador se resiste a volver a la Casa Rosada. Otro indicio: Jaldo viajará hoy a Buenos Aires para protocolizar acuerdos para la ejecución de obras. Eso requerirá recorrer despachos ministeriales que, hasta hace poco, sus puertas se abrían con una sola llamada del ex jefe de Gabinete.

Los gestos son las herramientas más utilizadas por Manzur. Por eso no pasó inadvertida la presencia de Fernando “Chino” Navarro, dirigente del Movimiento Evita, partidario de las PASO para seleccionar a los candidatos del Frente de Todos.

Más allá de todo esto, Manzur sigue diciendo que el próximo gobernador será Osvaldo Jaldo y que él lo acompañará como vicegobernador, cargo que supo cumplir en tiempos de José Alperovich. Pero su respuesta no tiene la misma convicción que antes. El gobernador está haciendo campaña para renovar el liderazgo de un distrito que es observado de cerca por todo el arco político nacional. Todos creen que el “caso Tucumán” puede abrir la puerta en otras provincias para que el PJ salga airoso en un momento complicado para el Gobierno nacional frente a la falta de un plan antiinflacionario y que tienda a mejorar las variables macroeconómicas de un país en crisis.

Manzur dedicó 40 minutos a evaluar la gestión que lo tuvo a él como gestor nacional y a Jaldo como ejecutor en la provincia. Pero ese mensaje, en ningún momento, sonó a despedida. El Frente de Todos quiere retener el poder y, más allá de las críticas escuchadas en el recinto de sesiones, la oposición le allana el camino con la indefinición de candidaturas, en un tiempo que se agota para hacer proselitismo como el de ayer, cuando Manzur saludó a los militantes en su recorrida por la avenida Sarmiento. Era algo querido y buscado: movilizar al peronismo y que la unidad fluya.

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