VISITAS. Durante el Carnaval, en Amaicha se registró el mayor flujo de turistas en la villa desde 2011.
El fin de semana de carnaval registró, este año, el mayor flujo de turistas desde 2011. En nuestra provincia hubo varios puntos de reunión; los corsos de Famaillá, por ejemplo, reunieron miles de turistas. Uno de los lugares con mayor concentración de veraneantes fue Amaicha del Valle. Las bodas de diamante de la Fiesta Nacional de la Pachamama y los festejos por el carnaval pusieron a tope la ocupación en el pueblo y en las ciudades circundantes.
En Amaicha no cabía un alfilar. La plaza estuvo vallada; por las calles del centro circulaban a paso de hormiga decenas de autos por minuto y, en cada vereda, miles de turistas llenaban de vida la ciudad donde el sol siempre está. Los alojamientos estaban estallados y muchas casas de familia se reconvirtieron -por algunas horas- en campings, para recibir a los visitantes. En los pocos restaurantes abiertos había que hacer cola para comer. Esto demuestra que el turismo también quiere llegar a Amaicha del Valle. Pero, ¿qué falta para que el pueblo se constituya como un polo turístico?
Carmen Chaile, gerenta del Museo Pachamama resume la situación. “Trabajamos mejor fuera de la temporada alta porque faltan servicios -reflexiona-; ahora, por ejemplo, hay un montón de gente que va a tener que esperar horas para sentarse a comer o para tomar algo. Y si no tenés reserva, encontrar donde dormir es un problema. Por eso, mucha gente se va a Tafí o a Cafayate. Hace falta apoyo real del estado”.
De paso
“Nosotros estamos acá desde el 2000. Y no se ve crecimiento, sino exactamente lo contrario”, dice lamentándose Margarita Quiros, una de las dueñas del restaurante Warmy Sonkoy. “Por la situación económica, la poca gente que viene... ya no le podemos decir ni gasolera. No es una cuestión de precios, sino de bolsillos; lo que pasa en Amaicha es que el poder adquisitivo de la gente que viene es distinto al de Tafí. Y el pueblo tiene muchísimas carencias: la primera es el agua. Después viene la hotelería; no hay una oferta turística que pueda satisfacer la necesidades del visitante. Y hay otros problemas. Si usted ve el estado de las calles, la luminaria, el alumbrado público... todo eso asusta un poco al turista que pueda llegar a consumir. Y por eso Amaicha es una ciudad de paso. Solamente en esta época se llena”.
Margarita lo ejemplifica con su caso: ellos tienen dos sucursales del restaurante, una sobre la ruta 307 y otro (recientemente abierto) frente a la plaza principal. “Nosotros los mantenemos todo el año; tenemos la suerte de que la gente sale temprano de la ciudad y normalmente cerca del mediodía pasa por acá. Entonces las personas paran, almuerzan algo y siguen. No somos un lugar que atraiga al turista con algo... Eso es lo que falta: algo que cree una movida sostenible: festivales, recorridos turísticos...”, sugiere.
¿Cuestión de voluntad?
En estos días de carnaval, todos los alojamientos estaban a tope. En el Complejo Los Algarrobos (el más grande de Amaicha) hubo gran movimiento. Ese espacio es también un termómetro del movimiento en el pueblo. “Lo que falta en Amaicha es buena voluntad; ganas de la gente que está al frente... Ellos son los que permiten que el pueblo atrase o evolucione -dice a LA GACETA Patricia Gramaglia, encargada del predio-; Amaicha tiene una gran ventaja sobre otros pueblos, que es el clima fantástico, pero falta mucho. Durante el año viene la gente y no tenés cosas abiertas. Venís un fin de semana, te vas a las Ruinas, al Museo, a alguna bodega... pero faltan lugares abiertos”
“Lo que falta es que nuestros representantes políticos conozcan Amaicha del Valle y empiecen a trabajar sobre las necesidades del pueblo. Tenemos el límite con dos provincias; Amaicha es una joya, porque está en el circuito turístico del NOA. Está arraigado a la Fiesta de la Pachamama, tiene las copleras presentes, tiene el Museo -enumera Carmen, emocionada-; nosotros trabajamos todos los días, sin descanso, por el turismo, para que la gente se sienta bienvenida, pero salimos y las calles están rotas, la gente desesperanzada y sin posibilidad de que el turista se quede en Amaicha”.
Posibilidades
“Lo que sí crecen son los campings, pero son algunos improvisados. Y eso es comprensible, porque nadie va a querer invertir -reflexiona Margarita-; tiene que haber un estímulo para la gente, algo que facilite la inversión, para recuperar y animarse a invertir. Tenemos muchas ventajas: paisajes, climas... ¿pero como cubrimos todas las otras carencias?”. En los estímulos también coincide Carmen. “Falta incentivar a la gente y prepararlos para ofrecer servicios”, resume.
La misma pregunta inicial hizo LA GACETA al Ente Tucumán Turismo, presidido por Sebastián Giobellina. Según indican desde esa cartera, Amaicha del Valle y su fiesta “hacen que una importante cantidad de visitantes lleguen a la provincia para vivir la experiencia (del carnaval) en primera persona”. El éxito de convocatoria -dicen- se debe a que “es la localidad que mejor encarna la autenticidad del carnaval norteño. Allí los visitantes van a vivir la experiencia singular del carnaval que se registra en esta época del año y que constituye un fenómeno único, que atraviesa al pueblo en todos los aspectos debido a que la demanda aumenta exponencialmente y se concentra de viernes a martes”.
Con este panorama -informan- es importante bregar por el desarrollo de un turismo sustentable desde la perspectiva ambiental y celosa del legado histórico y cultural que lleva consigo el Carnaval de Amaicha. “Desde el Ente de Turismo vemos allí un enorme potencial y también un desafío para el desarrollo turístico del lugar. Sin dudas esta creciente demanda representa oportunidades, así como también un importante trabajo para ofrecer infraestructura y prestaciones acordes para que la experiencia sea completa -dicen-. Por todo esto, en primer término se realiza un trabajo articulado con el Ministerio del Interior y demás reparticiones del Estado provincial para brindar apoyo a la comuna anfitriona”.
Trabajo conjunto
En el Ente destacan el planteamiento del turismo como una política de Estado “a sabiendas de que es una actividad que genera trabajo, desarrollo, arraigo y oportunidades para miles de familias -comentan-. Que Amaicha exhiba esta potencialidad, sobre todo ahora que se restableció la plena presencialidad en la Fiesta de la Pachamama, nos motiva a trabajar para mejorar cada año al igual que lo estamos haciendo en El Cadillal, San Javier, San Pedro, Tafí del Valle, La Angostura y Escaba, donde se realizan importantes inversiones”.
Con todas estas experiencias de éxito -indican- “invitamos a todos los sectores a involucrarse en este proceso, conscientes de que los procesos participativos con las comunidades que se benefician por el impacto del turismo son esenciales para la consolidación de un destino, objetivo que queremos alcanzar para que cada vez más turistas vengan a nuestra provincia y, lo que es más importante, siempre regresen”.








