La oscuridad del Gran Hermano

La Policía parece distinta, y la Justicia penal también. Una difunde constantemente información de los operativos que lleva a cabo, por lo general con detenciones de personas residentes en barrios marginales –son los habitués de las comisarías- y ahora con la tónica de que en cada allanamiento y operativo encuentran droga o plantas de cannabis.

La otra –la Justicia- también difunde informaciones de forma difusa, por lo general sobre las audiencias llevadas a cabo sobre los operativos que ha realizado la Policía y también sobre “investigaciones hechas con pulcritud” y que muestran resultados espectaculares.

Tal el caso de “Moneda”, el ladrón que había entrado a negocios de ropa de Barrio Norte, que tras haber sido filmado por las cámaras de los locales de lencería fue capturado el jueves de la semana pasada y el sábado recibió seis meses de prisión condicional mientras se investiga el caso. Ayer la Policía difundió que en un operativo realizado en la Costanera se recuperaron 19 pares de aros robados en esos negocios y –de paso- se hallaron dos “bochitas” de cocaína.

¿Esta presunta efectividad nos muestra el mejor de los mundos posibles en cuanto a seguridad? ¿Quiere decir que pronto podremos salir a las calles con la esperanza de que no nos pasará nada?

En realidad, no se sabe. Hay algunos datos concretos, como que en los dos últimos años ha bajado sustancialmente la cifra de homicidios, lo cual permite suponer que está bajando la violencia. pero los expertos aún no han sabido explicar el fenómeno, que el Gobierno ya está aprovechando políticamente.

Mucho maquillaje

Han cambiado algunos métodos de trabajo, en especial la Justicia, que estaba atiborrada de delitos bagatela (robos de poca monta) y con el nuevo Código Procesal Penal ha podido guardar en cárceles y comisarías a muchos ladronzuelos que son el terror del delito callejero. Por eso las comisarías están atiborradas de detenidos y la cárcel también.

Pero el cambio, que le vino bien a la Policía para mostrar otra imagen, es fundamentalmente maquillaje, porque la fuerza de seguridad sigue siendo la misma, muy opaca, y con los mismos procedimientos –mostrar operativos y detenciones de pequeños malhechores, lo que hizo toda su vida- y en el fondo permanece absolutamente oscura en cuanto a lo que pasa en su interior. A menos que se le escapen cosas. Acaban de sacar de circulación al jefe de la comisaría de Alberdi por otorgar privilegios a un preso condenado por un delito sexual (no se difundió el nombre del jefe de la comisaría pese a que cumple 40 días de arresto domiciliario y tiene que tener puesta una tobillera electrónica). Hace tres semanas se pasó a disponibilidad a tres suboficiales denunciados por redes sociales de pedir coimas a turistas en la ruta 157, y se envió el caso para que sea investigado por la Justicia.

¿Casos aislados? Hace poco la presidenta del Colegio de Psicólogos denunció que había academias truchas que entregaban las respuestas para el examen psicológico de ingreso a la Escuela de Policía. Hace un año era detenido en Mar del Plata un cabo acusado de estafar con los documentos para ingresar a la Policía. En 2019 la Jefatura de la Policía pidió que la Justicia investigue un supuesto caso de soborno que se hizo público con la viralización en las redes sociales de un video y un audio de un policía que pedía una coima de 300.000 pesos a un supuesto delincuente. En 2020 la secretaría de Derechos Humanos de la Nación presentó una denuncia para que se investigue coimas pedidas a familiares de personas detenidas durante la cuarentena en comisarías de Banda del Río Salí, Lastenia y el Mercofrut. En 2020 la Guardia Urbana detuvo en calle Santa Fe al 600 a dos efectivos y a un policía federal por el secuestro de un taxista.

El ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, dijo que preocupan estos hechos pero que “la misma Policía depura a quienes manchan su nombre”. Depura a los que son descubiertos.

Hace un mes se supo que había 40 investigaciones en curso por casos de presunta corrupción. Ya lejanos en el tiempo parecen los casos de los presos de la ex Brigada de Investigaciones que tenían permiso de salida nocturna para ir a robar.

Lo que se difunde

Ya no están esos presos. No obstante, la opacidad en la tarea policial se mantiene, ahora tapada por el ruido de la comunicación incesante. Sólo que ahora la Policía y la Justicia tienen fuertes equipos de prensa y comunican lo que ellos quieren. La información que se difunde es como si no ocurrieran hechos, sino acciones de policías y fiscales para resolver hechos. Por detrás está la realidad, para llegar a la cual hay que escarbar o esperar que se viralice por redes sociales, que son imparables para el Gran Hermano.

Cuando se difundió lo de la captura de “Moneda” y el dictado de preventiva del ladronzuelo, una de las comerciantes de Barrio Norte, Raquel Acevedo, dijo que después del robo a los locales no hubo incremento del movimiento policial en la cuadra. “Hasta las 21 hay una oficial en la esquina de Virgen de la Merced y otro pasando la Laprida, pero en nuestra cuadra no hay nadie, menos a la madrugada”. Y remató: “Nosotras no vivimos cerca; lo que hacemos es dar vuelta con el auto a la madrugada para controlar. Tenemos hijos, una casa y una familia, y por miedo tenemos que hacer el trabajo de la Policía”.

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