El calor fue una tortura antes, durante y después del partido entre Atlético Tucumán y Platense

El calor fue una tortura antes, durante y después del partido entre Atlético Tucumán y Platense

Hubo un principio de incendio en el estadio minutos antes de que se inicie el encuentro.

FOTO DE IGNACIO IZAGUIRRE (ESPECIAL PARA LA GACETA) FOTO DE IGNACIO IZAGUIRRE (ESPECIAL PARA LA GACETA)

Un calor de locos. La altísima temperatura (sumada a la humedad y al cemento de Buenos Aires y alrededores) se ensañó con los protagonistas y espectadores en el estadio “Ciudad de Vicente López” en la tardecita de sábado.

De hecho, el partido entre el “calamar” y el “decano” estaba originalmente programado para las 21.30, pero se adelantó por la modificación horaria de Talleres-Boca en Córdoba.

En todo caso, un consuelo: (bastante) peor la pasaron protagonistas y espectadores de los dos cotejos que arrancaron más temprano, en el Bajo Flores y en Florencio Varela, con el termómetro rozando los 39 grados centígrados.

Como sea, a este “infierno” llegó Atlético con la expectativa de enderezar el rumbo en esta Liga que arrancó con el pie izquierdo. Y en su equipaje, el equipo de Lucas Pusineri trajo dos buenos recuerdos vinculados con Platense.

En primer término: la victoria 2-1 sobre el “marrón” (goles del extrañado Ramiro Carrera y del prometedor Mateo Coronel), por la fecha 23 de la Liga 2022, fue la última del “decano” antes de una racha nefasta.

Los cuatro meses largos que siguieron a aquel triunfo del miércoles 5 de octubre en 25 de Mayo y Chile ya no ofrecieron alegrías de tres puntos. A continuación, perdió con Racing, empató con Central y Unión, y cayó ante Defensa en el cierre del certamen pasado, y perdió con Boca y Talleres en la apertura del actual. Dos empates y cuatro derrotas como pobrísimo balance “poscalamar”.

En realidad, los resultados dejaron de acompañar en aquella recta final y en estas primeras curvas como consecuencia de un bajón ostensible en el rendimiento, el mismo que, en palabras de Pusineri, aspiraba a recuperar frente a Platense como puntapié inicial de un “proceso de reconstrucción”.

Además, el escenario traía buenos recuerdos inmediatos, porque la anterior vez que Atlético visitó el estadio ubicado a orillas de la General Paz se dio el gusto de conseguir una victoria impactante, a partir de la cual los medios nacionales empezaron a prestarle mayor atención.

Esa mañana de julio enfrente no estuvo Platense, sino Independiente. Es que el “Libertadores de América” había sido suspendido como consecuencia de incidentes en la sede social y el partido cambió de cancha y se jugó a puertas cerradas.

A Atlético, paradójicamente, la puerta del arco contrario se le abrió fácil y rápido, con un gol de Augusto Lotti al minuto de juego. Ese 1-0 por la décima fecha de la Liga fue el saldo de la última excursión del “decano” por Vicente López.

En contraposición a aquella vez, cuando le tocó enfrentar a un Independiente golpeado, esta vez lo esperaba un Platense con ánimo en alza.

Una versión invicta y muy mejorada (sobre todo en su triunfo sobre el “rojo”) de un equipo modesto que lucha por zafar del descenso con el mismo optimismo que su conductor Martín Palermo encarnaba en el área rival como goleador de raza.

El sol acompañó los primeros minutos de juego, con la noche llegó el alivio; eso sí, el ingreso al sector de plateas y pupitres estuvo bastante demorado debido a un incendio en una de las cabinas que requirió la asistencia de los bomberos, aunque no pasó a mayores.

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