Veinte olvidos “K” y un relato desesperado

Veinte olvidos “K” y un relato desesperado

“Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido”. (Pablo Neruda, poema número 20, en “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”)

“Cuando llegaron las vacunas, nadie se apropió de las vacunas”. La aseveración fue formulada por el presidente de la Nación, Alberto Fernández, el miércoles pasado. El mandatario estaba haciendo un balance sobre el impacto de la pandemia de coronavirus en la Argentina en un acto en Chaco. Entonces, completó su última versión de la historia reciente: “No empezamos vacunando a los poderosos y dejamos para el final a los más débiles. Vacunamos a todos al mismo tiempo y todos tuvieron derecho a acceder a la vacuna, gratis, dada por el Estado”.

Esta reescritura del pasado inmediato por parte del jefe del Poder Ejecutivo Nacional incurre en una serie de (para decirlo elegantemente) olvidos.

1.- Ginés González García ya no es más ministro de Salud de la Nación. Tal vez no se haya notado, pero no va ni a las reuniones de Gabinete ni a las giras oficiales. ¿La razón? El propio Presidente de la Nación le pidió la renuncia hace prácticamente tres años: el 19 de febrero de 2021. La deshonrosa salida había sido detonada por el “Vacunatorio VIP”.

2.- El escándalo que estalló cuando se hizo público que funcionarios afines al gobierno, sus parientes y hasta sindicalistas habían recibido vacunas contra el coronavirus antes que cualquier otro ciudadano argentino, e incluso que el personal de la salud, no fue revelado por “la opo” ni por “los medios de la corpo”. Salió aquel mismo 19 de febrero de la boca de Horacio Verbitsky, un periodista respetado por el kirchnerismo (acaba de publicar un reportaje de 48 páginas a Máximo Kirchner). En un programa de radio “El Destape” detalló cómo había obtenido la primera dosis. “Me puse a averiguar dónde hacerlo, llamé a mi viejo amigo Ginés González García, a quien conozco desde mucho antes de que fuera ministro, y me dijo que tenía que ir al Hospital Posadas (...) Cuando estaba por ir recibí un mensaje del secretario de Ginés que me dijo que iba a venir un equipo de vacunadores del Posadas al Ministerio, y que fuera al Ministerio a darme la vacuna. Bueno, fui al Ministerio, estaba el equipo de vacunación allí”.

3.- Según una denuncia de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas, este mecanismo de acceso privilegiado a las vacunas alcanzó a 1.205 personas en hospitales nacionales en CABA, Quilmes, Mercedes, Lomas de Zamora y Morón. “VIP”.

4.- La denuncia implicó directamente al eyectado González García. Cuatro días después, en México, Alberto Fernández se declaró enojado con el Poder Judicial, en unas altisonantes declaraciones. “Terminemos con la payasada. Yo les pido a los fiscales y a los jueces que hagan lo que deben (…) No hay ningún tipo penal en Argentina que diga ‘será castigado el que vacune a otro que se adelantó en la fila’. No existe este delito y no se pueden construir delitos”.

5.- Aunque para el Presidente todo se reducía a una “avivada”, no era un asunto de “viveza criolla”, sino de vida o muerte. Y el Gobierno decidió que le correspondía el derecho de decidir quiénes serían los elegidos para sobrevivir la pandemia, por sobre cualquier igualdad con el resto de los argentinos. Y los miembros del Gobierno se manifestaron orgullosos. Carlos Zannini, procurador del Tesoro de la Nación, y su esposa, lograron prioridad para inmunizarse porque fue considerado “Personal de Salud”. “Me arrepiento de no haberme sacado la foto”, fue todo su mea culpa respecto de esa situación que, según él, no violó ninguna norma.

6.- La alusión a “no haberme sacado la foto” que hacía Zannini no era una chicana: era una reivindicación al alarde que muchos militantes bonaerenses de La Cámpora hacían mediante sus redes sociales: ellos también lograban “saltearse la fila”, en la doctrina presidencial, y se inoculaban mucho antes que personas inmunodeprimidas o que argentinos que transitaban la tercera edad. Sonreían para el flash y ponían los dedos en “V”.

7.- Había “vacunatorio VIP” porque las vacunas, en el principio, eran escasas. En esa carestía, la Argentina tenía una ventaja: Pfizer había testeado aquí su vacuna y le daba prioridad a nuestro país con la entrega de lotes. Pero cuando todo estaba listo, el Gobierno rechazó el acuerdo. Adujo que la farmacéutica estadounidense ponía “condiciones” con las que los “K” no estaban de acuerdo. Chile firmó con las dos manos el mismo convenio. Aquí priorizaron las vacunas de Rusia y de China. El Gobierno había ideologizado el sistema inmunológico del ser nacional.

8.- El 1 de junio de 2021, el director para América Latina del Fondo Covax (una alianza fundada por gobiernos, organismos internacionales y sectores privados para garantizar el acceso equilibrado de vacunas en el orden mundial), Santiago Cornejo, reveló que la Argentina había rechazado recibir las dosis de Pfizer que le habían sido ofrecidas.

9.- La ideologización de la inmunología tenía, entre sus capítulos más angustiantes, el de la infancia. La vacuna de Pfizer era, por entonces, la única que tenía certificación de la OMS para ser administrada de manera pediátrica. En la Argentina, alrededor de 100.000 pequeños y adolescentes que padecían enfermedades graves la necesitaban con suma urgencia. Pero el kirchnerismo no tuvo contemplaciones. “Vacunatorios VIP” sí; niños no.

10.- El 1 de julio, el oficialismo en la Cámara de Diputados rechazó en el recinto el tratamiento de un proyecto de la oposición para facilitar la provisión de vacunas certificadas para menores de 18 años con enfermedades graves. Pero los representantes del pueblo decidieron que no iban a representar al pueblo sino al Gobierno: dijeron que no iban a cambiar la normativa hasta que terminaran las negociaciones entre el laboratorio y la Casa Rosada. La explicación ya era en sí misma una vergüenza, pero lo peor del caso fue que, además, era mentira.

11.- Un día después, tan sólo un día después, el Presidente de la Nación y sus ministros rubricaron el decreto de necesidad y urgencia “2021-431-APN-PTE”, que habilitaba la adquisición de vacunas de Pfizer, Moderna y Jannsen para la administración de dosis pediátricas. Es decir, no había ningún impedimento para que el Congreso habilitara por ley esta “Inclusión de la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes”, como reza la “referencia” del DNU. Lo que había era un empecinamiento “K” al respecto. El capricho ideológico, para esos diputados, era mucho más valioso que la vida de los niños argentinos.

12.- El Gobierno actual impulsa una colección de libros llamada “Repertorios”. El primer número de la colección, según difunde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en la página oficial del Gobierno (presidencia.gob.ar) se llama, paradigmáticamente, “Negacionismo”. Está enfocado en la conceptualización de la última dictadura cívico-militar y los horrores perpetrados entre 1976 y 1983. Pero los principios de la colección son más amplios. “Esta serie de publicaciones tiene como fin reflejar y difundir los aportes y discusiones centrales del campo académico y de divulgación sobre diversas temáticas vinculadas a la trayectoria y la agenda de los Derechos Humanos en Argentina y a nivel internacional”.

El derecho a la salud es un derecho humano fundamental. Pero los editores de “Negacionismo” hacen negacionismo de ese derecho, así como de la propia prédica oficial.

13.- El “Diccionario enciclopédico de la Legislación Sanitaria” se encuentra disponible en otra página oficial de la Nación: salud.gob.ar. Allí se explica que el derecho a la salud surge de los artículos 33, 41, 42 y 43 de la Constitución Nacional. El primero reconoce los derechos implícitos, entre los cuales está el derecho a la salud. El segundo establece que los alcances de ese derecho son para “Todos los habitantes”, no sólo para los funcionarios “VIP”. El tercero pone en cabeza de las autoridades la protección de la salud de los consumidores y usuarios de bienes y servicios. El cuarto reconoce el amparo como procedimiento para hacer valer el derecho a la salud ante su vulneración.

14.- Estas disposiciones se completan, en la Constitución, con el artículo 75, inciso 22, que reconoce con jerarquía constitucional a los tratados internacionales de derechos humanos. Por ejemplo, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre que determina: “Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales relativas a […] la asistencia médica”. Pero con el “Vacunatorio VIP” sólo se preservó a 1.205.

15.- La Declaración Universal de Derechos Humanos establece, en el artículo 25.1, que “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud […], y en especial […] la asistencia médica”. Sólo es extensible a parientes del funcionariado a la gran familia camporista.

16.- El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales reconoce, en el artículo 12, el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, y exige a los Estados Partes la adopción de medidas para asegurar a todos asistencia médica en caso de enfermedad. Aquí decidieron comenzar por los “compas”.

17.- La Convención Americana sobre Derechos Humanos prevé en el artículo 26 el compromiso de los Estados a adoptar las disposiciones que permitan la efectividad de los derechos sociales enunciados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos.

18.- El artículo 33 de esa Carta de la OEA expresa que, entre los objetivos para contribuir al desarrollo integral de las personas, está la defensa del potencial humano mediante la extensión y aplicación de los modernos conocimientos de la ciencia médica. Aquí, el Gobierno “nacional y popular” restringió esos avances a unos pocos “elegidos”, a la vez que se negaba a comprar dosis por millones para el común de la población.

19.- La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer prevé en el artículo 12 el derecho de toda mujer al “…acceso a servicios de atención médica” sin discriminación. Aquí, si no eras “Importante”, te discriminaban. Eso sí: con lenguaje inclusivo: no había “Vacunatorio VIP” para “todos, todas ni todes”.

20.- La Convención sobre los Derechos del Niño reconoce en el artículo 24.1 “el derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud [y establece que] Los Estados Partes se esforzarán por asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al disfrute de esos servicios sanitarios”. Los diputados oficialistas, evidentemente, no lo leyeron.

El “olvido” es el “relato” desesperado del cuarto gobierno “K”. Pero, como escribió Neruda en “La canción desesperada”, emerge el recuerdo de su ignominia en la noche en la que está. Y la memoria del pueblo que ni siquiera pudo despedir a sus muertos mientras el kirchnerato se inmunizaba con total desparpajo se ciñe sobre esta gestión, igual que un río que anuda su lamento obstinado. “Abandonado como los muelles en el alba -escribió el Nobel chileno-. Es la hora de partir, oh abandonado”.

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