Talento tucumano hay de sobra; solo hay que apoyarlo

Entre los múltiples efectos de la conquista del título mundial en Qatar se cuenta la revalorización de los futbolistas argentinos. La cotización de mercado de varios de los integrantes de la “Scaloneta” -en especial de los más jóvenes- aumentó exponencialmente después del Mundial, y aunque solo dos de ellos fueron transferidos en este mercado de pases de invierno europeo (Enzo Fernández a Chelsea y Gerónimo Rulli a Ajax), la del primero de ellos fue una de las mayores ventas de la historia del fútbol: 121 millones de euros desembolsarán los “Blues” por el ex mediocampista de River, cifra que supera por mucho los 90 millones que Juventus pagó en 2016 por Gonzalo Higuaín, quien hasta ahora era el argentino más caro de la historia. El gran desempeño de Enzo en la Copa del Mundo, sumado a su elección como “Jugador Revelación” del torneo, lo convirtieron en objeto de deseo para varios “grandes” del fútbol europeo, y aunque la idea de Benfica era retenerlo por lo menos hasta mitad de año, la billetera de Chelsea pudo más.

La operación (la más costosa en la historia de la Premier League) se produjo dos semanas después de que Barcelona fichara a Lucas Román, prometedor delantero de Ferro de 18 años, y lo blindara con una cláusula de rescisión de 400 millones de euros. La esperanza de encontrar un nuevo Lionel Messi nunca se pierde en Cataluña, y si bien la idea es que primero se foguee en la filial del Barca (que compite en la tercera división), “Pocho” Román ya fue incluido en entrenamientos con el primer equipo y no sería extraño que debutara en la Liga española en algún momento de la temporada en curso.

Estos dos casos no hacen más que respaldar la posición del fútbol argentino como un gran exportador de talentos. Nuestro país podrá pelear el descenso en un montón de índices económicos y de desarrollo, pero cuando de fútbol se trata, es una cantera inagotable de figuras. Cracks de temperamento y piernas curtidas en picados donde solo juega el que se la banca y control de la pelota afinado en potreros de pastos duros, si es que los hay.

Si bien es cierto que la mayoría de los jugadores más cotizados que cruzan el Atlántico surgen de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, Tucumán también tiene lo suyo. De hecho, por primera vez una Selección mayor campeona del mundo tuvo un tucumano en su plantel: Exequiel Palacios. Si no fueron dos fue porque Joaquín Correa sufrió una lesión que lo dejó afuera en los días previos al debut. Y a ellos se suma el ascendente Ignacio Maestro Puch, que más allá del sinsabor de la reciente eliminación en el Sudamericano Sub 20, ha demostrado virtudes para tener una oportunidad en la Selección mayor en el proceso que apunta hacia el Mundial de 2026.

Todo esto sin contar, claro, a otros tucumanos que también se destacan en el exterior, como José Luis Palomino (Atalanta), Roberto Pereyra (Udinese) o Tomás Cuello (jugó la final de la Sudamericana con Athletico Paranaense), entre otros.

De todos modos, el potencial deportivo de Tucumán va mucho más allá del fútbol. De hecho, si hay una disciplina que identifica a la provincia a nivel nacional e internacional es el rugby. Para muestra sobran dos botones: tanto el mayor anotador de tries (José María Núñez Piossek) como el goleador histórico de Los Pumas (Nicolás Sánchez) son tucumanos. Y en el plantel actual del seleccionado mayor hay varias jóvenes figuras cotizadas en Europa de raíz “naranja”, como Thomas Gallo (una de las mejores apariciones de los últimos años, Tomás Albornoz (figura en Italia) y Mateo Carreras (jugador sensación de la Premiership, la máxima división de Inglaterra). También cabe mencionar a Gonzalo García, quien por lesiones sucesivas no ha tenido casi chances de desplegar su talento como medio scrum de Los Pumas.

Al mismo tiempo, Tucumán es la provincia que más jugadoras aporta a las Yaguaretés, el seleccionado argentino femenino de rugby. Jugadoras como Florencia Moreno, Andrea Moreno, Ángela Juárez, Azul Medina y Giuliana Agüero son solo algunas de las de presencia más frecuente en cada competencia o concentración nacional.

Hermanado con el rugby está el hockey. Con Victoria Sauze, Tucumán tuvo su primera medallista olímpica en Tokio 2020. La jugadora surgida en Tucumán Rugby llegó a ser capitana de Las Leonas en algunos compromisos, y sirve de referencia para otras jugadoras que se van abriendo paso desde los seleccionados juveniles, como Paula Santamarina, Ana Paula Riera y Agustina Miranda.

También cabe mencionar entre los talentos forjados en esta provincia a Silvana Gómez Juárez, ex jugadora del seleccionado argentino de rugby, quien luego se volcó de lleno a las artes marciales mixtas (MMA) y golpes de puño escaló hasta la UFC, el octógono más importante y difícil del mundo. “La Malvada” Gómez Juárez no solo es la primera argentina en llegar a la mejor franquicia de MMA del planeta, sino también la primera en ganar un combate al fulminar en el primer round a la china Liang Na, en un nocaut espectacular que se viralizó a nivel mundial.

Por supuesto, la lista de deportistas tucumanos que se destaca a nivel nacional e internacional es amplísima y haría falta un espacio mucho más grande para abarcarla. Sin embargo, con estos nombres alcanza para ilustrar el punto: en Tucumán hay talento de sobra, solo es cuestión de apoyarlo. De brindarle condiciones y herramientas para que pueda desarrollarse. De establecer una política deportiva firme, que destine recursos y fomente el deporte de base, no solo el alto rendimiento. Independientemente de la función social que cumple el deporte en los barrios (que ya de por sí es importantísima), ¿cuántos talentos se pierden año a año por no encontrar un entorno apto que los atraiga y les permita desarrollarse?

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