Hojeando el diario: Luis Sandrini se presentó con gran éxito en 1941

Hojeando el diario: Luis Sandrini se presentó con gran éxito en 1941

EN 1978. El cómico y su esposa, Malvina Pastorino, que actuaron en el desaparecido teatro Parravicini, recorren las calles de Tucumán.  EN 1978. El cómico y su esposa, Malvina Pastorino, que actuaron en el desaparecido teatro Parravicini, recorren las calles de Tucumán.

Los escenarios tucumanos en la primera mitad del siglo XX eran una plaza codiciada para las distintas compañías teatrales, musicales y culturales. Se reconocía que aquí cada temporada era un éxito. La existencia de tres teatros de importancia junto a varios escenarios de variedades, permitían la presencia de varias compañías al mismo tiempo. Los tucumanos esperaban con gran expectativa a las compañías y nuestro diario anunciaba con anticipación su presencia. En esta ocasión estamos en noviembre de 1941 y el teatro Alberdi recibía la compañía del gran actor cómico Luis Sandrini.

El debut fue con la obra “Llegó mi hermano el doctor” de Tito Insausti y Arnaldo Malfatti, que es “una pieza de comicidad eficaz, como toda la de estos autores” y en cuanto a la actuación se destacaba la figura de Sandrini como protagonista. “La pieza se desenvolvió en medio de la hilaridad general. Contribuyó a ello la interpretación y los grandes recursos cómicos de Sandrini, que atrajo la atención permanente del público” destacaba la reseña de nuestro colega.

El público y la prensa se mostraron satisfechos con el debut al tiempo que le auguraban éxito en sus presentaciones en otros países. “Con los elementos con los que cuenta la troupe puede ganarse los laureles que busca en su visita a los países vecinos dando una gran impresión del género festivo argentino que está bien representado tanto en la obra como en los intérpretes”, vaticinaba nuestro crítico.

Sandrini era acompañado, como primera actriz, por la recordada Tita Merello y, de acuerdo a nuestro cronista de entonces, “es una de las figuras de mayor mérito con que cuenta la escena nacional; su arte es múltiple, lo que le ha permitido sobresalir tanto en el cine como en la radio y el teatro, en toda su variedad de comedia, sainete y revista”. Luego agregaba que como cancionista “está conceptuada como una de las mejores intérpretes del cancionero popular argentino, lo que quiere decir que es una artista completa y una figura de relieve”. En cuanto a su primera actuación, “puso de relieve sus dotes de actriz dúctil, inteligente y diestra; la concurrencia la aplaudió con justicia”. De igual forma se destacó la eficacia del resto de los artistas que actuaron en la obra. Ellos fueron: Anita Jurado, Leonor Lima, Ana García, Aurora Sánchez, Ricardo Sandrini, Juan Bono, Carmelo Cicarelli, Ricardo de Rosas, José Perlá y Tito Lagos.

Antes de su debut, nuestras páginas anunciaban que el primer actor volvía a nuestra provincia luego de un largo tiempo aunque se lo había podido ver en varias películas que habían poblado la cartelera local. Se decía que tras actuar en Tucumán la compañía seguiría su gira por el Norte argentino y luego por Bolivia, Perú y Chile.

Durante las seis jornadas que la compañía estuvo en nuestra provincia actuó a sala llena en las dos funciones que realizaba. En la segunda jornada se estrenó la obra “Indalecio Frescales”, pieza cómica de Carlos Cabral.

En esta obra también se destacó la actuación protagónica de Sandrini, “que hizo reír con la gracia del personaje y sus situaciones surgidas de la psicología propia del personaje” y se consideraba como una perfecta partenaire a la Merello, “con sus cualidades de actriz y su completo dominio de la escena”.

EN 1971. Sandrini, con la catedral a su espalda, cruza la calle Laprida con rumbo a la Casa de la Cultura en calle San Martin. EN 1971. Sandrini, con la catedral a su espalda, cruza la calle Laprida con rumbo a la Casa de la Cultura en calle San Martin.

Otra de las obras que se estrenaron fue “Un señor mucamo”, que se había conocido ya en la provincia por medio de la pantalla grande. El argumento “gira alrededor de un hombre preparado pero sin suerte, que se ve en la necesidad de hacerse mucamo de una casa, donde hay unos jóvenes estudiantes, enemigos de los libros y calaveras. El mucamo aprovecha sus conocimientos y recursos para sacar del atolladero a los jóvenes y salvarlos de algunos apuros “. La actuación de Sandrini, según nuestro cronista, “estuvo matizada con gracia y monopolizó los aplausos del público”.

Despedida

En la última jornada de actuación el conjunto realizó tres funciones a sala llena. En la última actuación y como despedida al querido actor, por un lado y a la reconocida Tita, por el otro, el público aplaudió por largo rato tras el final. “En esta función el público evidenció ampliamente su simpatía por los actores mencionados, a quienes tributó sus más afectuosas y nutridas ovaciones, que fueron respondidas por ello con un largo saludo final”, relataba nuestro colega. La Merello también pudo, a lo largo de la corta temporada, mostrar su capacidad de cantante del repertorio nacional; hecho que fue muy aplaudido por el público.

En 1971

El reconocido actor volvió a nuestra provincia en 1971 para el estreno del filme “La valija”. En la ocasión, el penúltimo dia de marzo, no actuó pero sí participó, como era su costumbre, de un debate sobre el cine argentino en el Consejo de Difusión Cultural.

Tras el estreno de la película, que presenció junto a su esposa, Malvina Pastorino, la que también actuó en la película, recibió una ovación del público presente en la sala. El recordado “Felipe” expresó que “tal vez esta haya sido la vez que más me emocionó la gente de Tucumán, porque me mostró que su cariño es el de siempre, pese a mi larga ausencia”.

En 1978

Sandrini volvió a presentarse ante los tucumanos en agosto de 1978 cuando junto a Malvina realizaron cuatro funciones de la obra de Abel Santa Cruz “Hoy le toca a mi mujer” en el desaparecido teatro Parravicini. En aquella oportunidad el comediante señaló que “el teatro es una serie de fracasos hasta llegar al éxito. Por eso los actores jóvenes no deben apurarse”. Y agregó que “mis comienzos también fueron duros. Durante dos años no sabía dónde poner las manos mientras decía un texto en el escenario. Tuve la ventaja, eso sí, de pertenecer a una generación de grandes actores y directores (Muiño, Alippi, Parravicini). Dicen que también interviene la suerte, pero creo que eso es menos importante que la constancia”.

En aquella ocasión expresó que “las fuerzas que me quedan las empleo para el teatro” y agregó que “viajo constantemente. Estuve hace poco en Colombia, en México, Estados Unidos y recorrí el sur de nuestro país. Ahora estoy otra vez en el Norte como parte de una amplia gira”. Cabe destacar que por aquellos tiempos atravesó graves problemas de salud que le impidieron actuar por un corto tiempo.

El actor moriría casi dos años más tarde, a los 75 años, debido a un accidente cerebrovascular. El público reconoció su calidad y llenó las cuatro jornadas en las que actuó. Y le dijo a nuestro colega que “el cariño que uno siente que le brindan allá (por el extranjero) es más importante que el de aquí. Aquí uno está en casa y entonces la nostalgia no aparece. Eso sucede sólo cuando se está lejos de la Patria”.

En cuanto al cine, y casi como una frase que viene perfecto al presente, Sandrini dijo que “es un juguete muy costoso. Todos los elementos técnicos que empleamos son extranjeros y se deben pagar en dólares. Ello implica un problema de índole económica”.

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