Atlético cayó ante Boca, con errores propios y ajenos

El “Decano” hizo los deberes para traerse algo de La Bombonera, pero falló en la definición y Baliño no le otorgó un claro penal en el primer tiempo.

PELIGROSO. Mateo Coronel fue el jugador más desequilibrante en el ataque de Atlético. El delantero fue una pesadilla para la defensa del local; estuvo cerca de marcar. PELIGROSO. Mateo Coronel fue el jugador más desequilibrante en el ataque de Atlético. El delantero fue una pesadilla para la defensa del local; estuvo cerca de marcar.

Otra vez sopa. Al igual que el año pasado, Atlético se fue de La Bombonera con las manos vacías, pese a hacer sobrados méritos para llevarse algo.

El inesperado gol de Óscar Romero en el complemento, derivado de la tradicional receta que suponen las filosas corridas de Sebastián Villa, posibilitó que un Boca futbolísticamente insípido festeje una victoria por la que no hizo demasiado.

En realidad, el colombiano no debió estar en cancha; fue uno de los cuatro indultados por el Tribunal de Disciplina que tuvieron minutos en la noche de La Bombonera. Pero esa batalla previa, la del peso de Boca en la AFA, no había cómo ganarla.

Lo lamentable fue que el “Decano” dejara de hacer lo que sí podría haberle proporcionado un inicio de torneo con el pie derecho. Fundamentalmente, le faltó contundencia. Incluso en un segundo tiempo en el que no pudo repetir lo de la etapa inicial, Atlético perdonó dos veces de forma increíble: Marcelo Estigarribia rematando contra el cuerpo de un Sergio Romero ya “entregado” y Matías Orihuela cabeceando afuera desde el área chica.

Y quizá también Lucas Pusineri podría haber hecho algo más. No en el planteo inicial, sino en la demora por mover el banco cuando había indicios varios de que el medio y el ataque requerían nuevas piezas. En la derrota de la Liga pasada, el entrenador también había dejado dudas en su lectura del transcurso del juego.

Esta vez, en varias oportunidades el “Decano” tuvo entre las cuerdas al defensor del título. Le faltó ese “punch”, ese golpe certero que derribara a su adversario. Sobre todo en un primer tiempo en el que por “puntos” Atlético sacó ventaja, sobre todo porque la pelea se dio en sus propios términos, copando la mitad del campo.

Debe haber influido en ello el único cambio que decidió hacer Pusineri en relación a la formación que había arrancado en el último amistoso ante The Strongest: fortaleció la medular con Francisco Di Franco y dejó en el banco a Ramiro Ruiz Rodríguez.

Es cierto que sin “Triple R” resignó profundidad y velocidad para las contras, pero Guillermo Acosta más retrasado y Renzo Tesuri, Di Franco y Joaquín Pereyra fueron más intensos que sus contrapartes.

La visita apretó bastante arriba y los delanteros rebotaban para la llegada de los volantes: Atlético merodeó varias veces el arco de “Chiquito” Romero, que es gigante bajo los tres palos pero se suele empequeñecer a la hora de salir a descolgar centros.

Por eso, la retina guardó esa imagen en que el ex arquero de la selección quedó pagando y Bruno Bianchi cabeceó al gol. Nicolás Figal, sobre la línea, rescató a Romero de una afrenta en su debut oficial.

También es verdad que el “Decano” pasó algunos sofocones, no por causa de jugadas colectivas llegadas a buen puerto, sino más bien por el salvavidas que representan para Boca las jugadas de pelota parada.

Hablando de ello, Pusineri se quedó hablando con Jorge Baliño en el intervalo. Seguramente le reclamó por tres errores arbitrales: una dura falta sobre Di Franco al borde del área, una infracción inexistente de Pereyra sobre Romero y fundamentalmente un clarísimo agarrón de camiseta de Figal a Estigarribia en el área.

Con el 0-1 las cartas quedaron echadas. La historia pudo haber sido distinta. Pusineri prometió “hidalguía” y su Atlético no lo defraudó. Pero claro, la frustración de una derrota en La Bombonera vuelve a anidar en el espíritu “decano”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios