Celac y otras débiles declaraciones

Celac y otras débiles declaraciones

Por Carlos Duguech - Analista internacional.

Celac y otras débiles declaraciones
30 Enero 2023

A veces cuesta retener el nombre de organizaciones como Celac, identificadas con sus siglas: OEA, UE, UN u ONU, OTAN o NATO, y tantas otras. En rigor, eso no tiene importancia pero sí la superposición de asociaciones con similares propósitos, o casi, y con los mismos integrantes en una y otra.

Lo más emblemático es el caso de la OEA, Organización de Estados Americanos, desde 1948. Hoy integrada por 35 países. ¡Apenas dos más que los que conformaron la Celac! ¿Superposición de incumbencias? No, simplemente porque los que no están en la Celac son solamente EEUU y Canadá. Una escisión de las Américas. La integrada por los países latinoamericanos (y caribeños), OEA y la otra sin los dos poderosos de la América del Norte.

Capitis diminutio

¿Será eso lo que acontece en distinta medida entre los 33 de la Celac frente a EEUU y Canadá? Es imposible dictarle cátedra a cada uno de ellos para intentar revertir la capitis diminutio. Cuba, por ejemplo, y la Venezuela de Maduro o la Nicaragua de Ortega ¿Osarían plantear con éxito el “maltrato” de los EEUU hacia sus regímenes? Pero los otros países, v. gr. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay y Costa Rica, bien podrían motorizar ideas para una reformulación del protagonismo en la OEA, de modo que todos estén en un pie efectivo de igualdad. Y que el rol mundial de la OEA y el “de entrecasa” fuesen de peso y de beneficio para sus integrantes.

Un hecho trascendental para la organización fue el retorno de Cuba como miembro pleno. Expulsada de la OEA (1962) en plena guerra fría y relación estrecha de la isla caribeña con la ex URSS. El retorno requerido por mayoría de los miembros (incluido nuestro país) se produjo 47 años después (2009).

No es inocente que la sede de la OEA esté en Washington, a pocas cuadras de la Casa Blanca. Tampoco es inocente que haya una estatua de la reina Isabel la católica que este columnista vio sorprendido (en 2015) frente al edificio de la sede de la OEA, tan latinoamericanizado en su estructura y decoración interior. El gobierno de Los Ángeles retiró un conjunto escultórico (2018) de Colón y la Reina Isabel en el Capitolio de California (desde 1881), “porque ofendía a los indígenas americanos”.

Sin “tirón de orejas”

Un método simple y directo para percibir el color sin remiendos ni ditirambos griegos de un texto colectivo (¡33 autores!) es verificar las veces que una palabra o un dato de interés (en este caso, en la Celac) fue considerado necesario por los autores. A guisa de ejemplo vemos que en las 28 páginas de la Declaración de Buenos Aires se despliegan 111 puntos. La palabra pobreza sólo se menciona cuatro veces; indigencia, represión, libertad de prensa, Ucrania, Rusia, guerra, no aparecen. Perú, sólo dos veces pero con ninguna vinculación a su situación de conflicto institucional con más de 50 muertos por la represión gubernamental. Se enfatiza lo de integración y democracia y nada se vuelca en el texto de la Declaración que implique siquiera un “tirón de orejas” a regímenes parientes muy lejanos (no de sangre) de la democracia.

El presidente de Paraguay, Mario Benítez, fue muy directo y duro con el régimen venezolano que ha generado “siete millones de ciudadanos que debieron abandonar el país”. Lacalle Pou, presidente de Uruguay, aportó lo suyo con total sinceridad política. Bregó para que la Celac no se ideologice y por ello les sugirió a los mandatarios de los países de la Celac que no tengan una visión hegemónica ligada a una pertenencia ideológica.

Lo valioso de la cumbre fue la presencia de Brasil, otra vez, el “Hermano mayor”. En esto se abre un panorama bilateral optimista para Argentina.

Alberdi, el adelantado

“Aun cuando uno o muchos individuos de un Estado son atropellados en sus derechos internacionales, es decir de miembros de la sociedad de la humanidad, aunque sea por el gobierno de su país, ellos pueden, invocando el derecho internacional, pedir al mundo que lo haga respetar en sus personas aunque sea contra el gobierno de su país” (de “El crimen de la guerra”, 1870). La visión conceptual de los derechos humanos de Juan Bautista Alberdi, el gran pensador tucumano, asombra por lo osada y constructiva. Los peruanos que protestan y fueron abatidos por las armas del Estado al que pertenecen dejan una herencia de derechos a los que podrían acceder sus conciudadanos para proteger sus vidas y sus bienes. Una anticipación del Derecho Internacional Humanitario.

Cosas mal hechas

Jerusalén, ¿Ciudad de la paz? Ese es el significado de la palabra Jerusalén. Que viene del latín y pasa por el hebreo. En el shabat (viernes pasado) un palestino residente en Jerusalén Este, ocupada por Israel, disparó contra ciudadanos israelíes en las cercanías de una sinagoga (asentamiento israelí próximo a Jerusalén), matando a siete personas. Ese día se conmemoraba a la inmensa cantidad de judíos víctimas mortales del sistema nazi que originó el Holocausto. El jueves anterior, las fuerzas de ocupación israelíes, en respuesta al accionar de Hamas desde Gaza con el lanzamiento hacia territorio israelí de cohetes, respondieron con fuego en el campamento de refugiados de Jenin, al norte de Cisjordania. El trágico balance marca nueve muertos por Israel y siete por el terrorista -luego abatido-. Hacía tiempo (más de una década) que no sucedía tanta violencia. Es obvio que hay disparidad marcada. Y es natural imaginar cómo serán, respectivamente, las próximas “venganzas” palestinas y la “mano dura” del primer ministro Netanyahu. ¿Nos estamos acostumbrando, luego de 75 años desde que se creó Israel? No es necesario ser experto para vaticinar que si en 75 años nadie pudo resolver una pacífica relación entre Israel y Palestina, es porque están haciendo mal las cosas, Israel y Palestina. De modo sangriento y despiadado a veces. La ONU, preocupada, pero responsable, también.

¿Guerra nuclear?

De discursos y otras lateralidades que postergan sine die un desarme nuclear total, Putin va y viene ufanándose de su modernísimo arsenal nuclear, sin que nadie se lo pregunte. Desde el 24 de febrero de 2022. Un hecho único en la historia que relaciona a los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se produjo el 3 de enero de 2022. Se asemejaría a un capítulo de “historia-ficción”. EEUU, Francia, China, Reino Unido y Rusia (Sí, la de Putin) suscribieron una declaración conjunta que se dio a conocer al mundo.

Parte del texto firmado por las potencias:

“Afirmamos que en una guerra nuclear no puede haber vencedores y nunca debe librarse. Dado que el uso de armas nucleares tendría consecuencias de largo alcance, también confirmamos que, mientras existan, las armas nucleares deben ceñirse a fines defensivos, de disuasión y prevención de conflictos. Creemos firmemente que una mayor propagación de este tipo de armas debe ser evitada.

Reafirmamos la validez de nuestras declaraciones anteriores en lo relativo a no apuntar con armas nucleares, y aseguramos que ninguna de nuestras armas nucleares se apuntan entre sí o a cualquier otro estado. Destacamos nuestro deseo de trabajar con todos los estados para crear un ambiente de seguridad más proclive al progreso en el desarme, con el objetivo último de un mundo libre de armamento nuclear y seguro para todos sus habitantes. Continuaremos buscando enfoques diplomáticos bilaterales y multilaterales para evitar enfrentamientos militares, fortalecer la estabilidad y la previsibilidad, aumentar la confianza y el entendimiento mutuos, y prevenir una carrera armamentística que no beneficiaría a nadie y pondría en peligro a todos”.

“Con estos falsos prometedores conviene dormir con los dos ojos abiertos” diría un sensato ciudadano del mundo.

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